Un estudio de la Defensoría del Pueblo señala que no sólo está ganándole terreno a la agricultura, sino que está afectando algunos páramos. Pide a las autoridades mayor control y garantizar los derechos de las comunidades.
Cundinamarca se ha caracterizado por ser un departamento con vocación agrícola. De los 2,4 millones de hectáreas, 64 % se destina a la agricultura y la ganadería. Sin embargo, la minería le viene quitando terreno. Y no sólo a la agricultura, sino que también amenaza las zonas de páramo. Y aunque algunos resaltan que la explotación de recursos naturales ha generado desarrollo en los municipios, lo que realmente preocupa son los efectos irreversibles sobre el ambiente y los daños a la comunidad, al vulnerar “su derecho al agua, al acceso a la tierra y a un ambiente sano”.
Esta es la principal conclusión de un estudio de la Defensoría del Pueblo, en el que analizó el crecimiento de la minería en el departamento y sus efectos. Entre los hallazgos están explotación minera en áreas de ecosistemas, baja producción de agua, incumplimiento en los planes ...