Bolivia, Litio

Bolivia ingresó al Top 10 de países exportadores de litio

Los esfuerzos del Gobierno de Luis Arce por industrializar el litio dan sus primeros resultados, al situarlo en el mapa mundial de proveedores de este metal. Según el informe de un instituto privado, casi la mitad del volumen extraído fue exportado a Rusia.
04/09/2022
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) informó que el país finalmente llegó a situarse entre los 10 primeros exportadores de litio. Los datos, de 2021, reflejan el esfuerzo del Gobierno de

Luis Arce por avanzar en la industrialización de este preciado metal, cuyas reservas más grandes se encuentran en este territorio. De acuerdo a las proyecciones, en los próximos años el Estado Plurinacional aumentará sus volúmenes de exportación, así como sus ingresos por la venta.

El informe del IBCE resaltó que durante 2021 Bolivia exportó 1.019 toneladas de carbonato de litio, producidos en la planta piloto situada en el salar de Uyuni, departamento de Potosí. El 44% fue a Rusia, el 40% a China y el 16% restante terminó en Estados Unidos.

Argentina y Bolivia ratificaron sus acuerdos para la provisión de gas
Ricardo Cardona integra el Comité de Defensa del Patrimonio Nacional (Codepanal). Tomó en cuenta que esta producción proviene de una planta piloto. Cuando comience a funcionar el complejo industrial de Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) en Llipi, junto al salar de Uyuni, el país producirá 15.000 toneladas métricas anuales. Se prevé que esto ocurra a partir de 2023. «En la transición energética hacia vehículos eléctricos, hay demanda mundial de litio. Esa materia prima en su primera fase dará muchas satisfacciones a Bolivia», comentó. En los planes del Gobierno está construir un segundo complejo industrial, que procese 50.000 toneladas métricas de litio al año.

De concretarse este proyecto, y si los precios internacionales del litio siguen como en estos días, «podrían producirse 200.000 toneladas hasta 2030. Así, habría ingresos por 20.000 millones de dólares», calculó Cardona, ingeniero de profesión. «Entonces, da una alegría muy grande ver los resultados de la primera fase. El litio tiene que ganar valor agregado. Los cátodos, las baterías de ion-litio, tendrán que llegar a los vehículos eléctricos. Todo con colaboración de México y otros países vecinos».

Top 10 de exportadores de litio
Según el informe del IBCE, estos son los mayores exportadores de carbonato de litio durante 2021, en millones de dólares:

1.Chile: 883 millones de dólares.

2.China: 99 millones.

3.Países Bajos: 54 millones.

4.Corea del Sur: 46 millones.

5.Bélgica: 31 millones.

6.Alemania: 22 millones.

7.Estados Unidos: 18 millones.

8.El Reino Unido: 16 millones.

9.Francia: 11 millones.

10.Bolivia: 10 millones.

El analista Gabriel Campero Nava comentó que en un año el precio del litio subió en más del 400%. Este aumento se refleja en los datos del mencionado informe: hasta junio de 2022, Bolivia extrajo 442 toneladas de litio, por un costo de 23,5 millones de dólares.

«Esta coyuntura es muy favorable. El precio del litio se ha cuadruplicado desde junio del año pasado, llegando incluso a 60.000 o 70.000 dólares la tonelada métrica», dijo.Y agregó: «Esto lógicamente es sustentable en el tiempo, ya que se ha notado a nivel internacional una mayor demanda de carros eléctricos, que contribuyen a disminuir la huella de carbono».

YPF industrializará el litio junto a una empresa china

Bolivia, con sus 21 millones de toneladas de litio en Uyuni, posee las mayores reservas mundiales de este metal. En estos días, YLB realiza estudios en otros salares del altiplano, por lo cual todavía habría más metal por descubrir. «Es consecuencia de la política soberana de Bolivia. Por ejemplo, las empresas transnacionales en Argentina se han rehusado a exportar a Rusia carbonato de litio. Ellas obedecen a la política de la OTAN (Organización de Tratado del Atlántico Norte), de la Europa imperialista o de quién será, pero no a la Argentina», explicó Cardona. En cambio, «Bolivia es soberana y exporta a Rusia porque Rusia paga bien, exporta a China porque paga bien. También le vende a países como Estados Unidos, pero que paguen bien».

Para el dirigente de Codepanal, Bolivia debería vender litio en mercados futuros. Así podría ya cobrar para mejorar su capacidad productiva y honrar los contratos. «China, Rusia, Corea, o cualquier país que quiera sumarse podría obtener hasta 2030 una parte de las 200.000 toneladas de carbonato de litio que se van a extraer», dijo Cardona. Para el ingeniero, también es importante pensar en el mercado de América Latina: un parque automotor de millones de vehículos que llevarán baterías de litio o adaptarán sus motores para funcionar con electricidad.

Que EEUU se quede con una pequeña porción del litio boliviano puede ser indicio de que «en la coyuntura internacional, Estados Unidos no tiene el mismo impacto que antes en un mundo unipolar. Ya no lo controla», evidenció Campero. Pero destacó que actualmente EEUU se está beneficiando grandemente del conflicto en Ucrania, vendiendo energía un 40% más cara a sus aliados y también dejando en consignación toneladas de armas al Gobierno de Volodímir Zelenski.
https://www.ellitoral.com/internacionales/bolivia-litio-argentina-estados-unidos_0_TL8qEfqaLC.html

Argentina

Acuerdo con el Fondo Monetario y “crecer para pagar”: ¿Una salida progresista?

05/09/2022
El pago de la deuda externa y la relación con el FMI tienen una íntima relación con el extractivismo y la dependencia. Lejos de la idea de “no hay más alternativas”, Horacio Machado Áraoz cuestiona al Gobierno por repetir viejas fórmulas neoliberales que, a costa de territorios y ambiente para el ingreso de dólares, solo llevarán a más pobreza e injusticia social.
Fuente Agencia Tierra viva
Por Horacio Machado Aráoz
Los procesos de endeudamiento de los países dependientes han sido históricamente usados como mecanismos de profundización de tal condición, dentro del sistema mundial. Las élites y los grupos oligárquicos de esos países, han recurrido a las deudas para reforzar sus privilegios, aún a costa de los intereses generales. El caso de la fenomenal deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri en la Argentina, vuelve a colocar esta cuestión en evidencia. El nuevo gobierno asume un país en crisis y prácticamente asfixiado por las obligaciones de pago heredadas. Cómo afrontar la crucial cuestión de la deuda y qué estrategia darse frente a la misma, es la variable central que determinará su suerte y la del país.

Frente a los análisis que sólo ven la dominación en la exacción financiera y la imposición de programas de ajuste, acá se llama la atención sobre la dimensión ecológica de la deuda, destacando la necesidad de identificar los ciclos de despojos materiales como correlativos de los financieros. En tal sentido, la propuesta esbozada por el gobierno de Alberto Fernández frente a la deuda prenuncia un nuevo capítulo de una vieja saga: pagar la deuda con más extractivismo no parece ser una respuesta ni de izquierda, ni progresista. Ir por esa senda -ya largamente transitada- no presagia nada bueno para las mayorías populares del país. En lugar de pensar en la “sustentabilidad de la deuda”, es prioritario pensar en la sustentabilidad -a secas- de la sociedad.

Foto: Subcoop
Sobre deuda y sustentabilidad

Las mutaciones del neoliberalismo en la Argentina han vuelto a colocar la deuda externa en el centro de la escena política; no sólo interna, sino incluso internacional.

Tras el boom de las commodities que insufló los tiempos de bonanza del kirchnerismo (2003-2013) así como su ulterior caída (2013-2015), el fallido experimento de Macri por liderar un gobierno de derecha con apoyo electoral desembocó en un fenomenal endeudamiento récord. Con el concurso cómplice del FMI, en cuatro años el macrismo contrajo deuda con acreedores externos por 104 mil millones de dólares (un incremento del 163 por ciento), dejando un horizonte de vencimientos de 200 mil millones de dólares para el periodo 2020-2024.

Acuciados por la combinación de inflación persistente y recesión creciente, el país halló en las urnas una (momentánea) válvula de escape. En ese marco, el triunfo de la alianza electoral integrada por las distintas vertientes del peronismo puede leerse como la canalización del hartazgo popular ante un gobierno que se caracterizó por una supina indolencia clasista y pasmosa incapacidad de gestión.

Ante el problema de la deuda, el Frente de Todos supo conformar una ecuación suficientemente ecléctica como para contener expectativas y temores contrapuestos de “los mercados” y los sectores populares. En medio de las tensiones, el planteo de “crecer para pagar” hecho por el gobierno de Alberto Fernández, emergió como una suerte de fórmula mágica, capaz de conjurar los fantasmas gemelos del default y del ajuste.

Bajo ese extraño encanto, acreedores y deudores, convergen ahora en la preocupación compartida por la “sustentabilidad” de la deuda. Pese a las enormes distancias entre “obligaciones” y “capacidad de pago”, los negociadores parten de una premisa básica, aparentemente incuestionable. Más allá de los detalles del “plan económico”, tanto el Gobierno como la oposición, el Fondo y los bonistas, saben que “crecer para pagar” significa lisa y llanamente volver a apostar a la intensificación de la matriz primario-exportadora de la economía argentina, así postulada como “única salida” posible.

El propio Alberto Fernández se ocupó de dejarlo claro y de instalarlo como pilar de su Gobierno. Ya ungido como virtual presidente electo, en su paso por San Juan, una emblemática provincia aliada al lobby de la minería transnacional, sentenció: “Mis principales aliados son los que exportan”. No se trató de una declaración al paso, sino de una definición contundente que se articula a una sólida cadena de intervenciones a favor del agronegocio, el fracking y la minería a gran escala, reafirmada con el perfil y obrar de sus ministros.

Así, más allá de alternancias electorales y polarizaciones ideológicas, en realidad, la política argentina tiene en la continuidad del extractivismo un consenso pétreo. Como señala el periodista Darío Aranda, acá no hay grietas: “Los funcionarios pasan, el extractivismo continua”. Apostar a la intensificación de las exportaciones es la fórmula alquímica que diluye todas las contradicciones entre empresarios y sindicalistas, bonistas y deudores, oficialistas y opositores, derechas e izquierdas. Para unos, es la locomotora necesaria para la reactivación del mercado interno, el consumo, el empleo, los salarios; para otros, la clave para la atracción de inversiones, la recuperación de la tasa de ganancias y/o la base de los superávits requeridos para cobrar sus acreencias. En este plano de urgencias económicas, no hay mucho espacio para “preocupaciones ecológicas”. En tiempos de emergencia, lo “lógico” -para los principales actores del sistema- es sacrificar las riquezas naturales de los territorios.

Resulta llamativo que en nombre de la sustentabilidad de la deuda se cree un consenso para la intensificación del extractivismo. Paradójicamente, un término que nació al lenguaje político global como significante de problemáticas ambientales, es aplicado ahora para referir exclusivamente a balances y flujos financieros. Los flujos de materiales, como medida de pago del capital ficticio, pasan absolutamente desapercibidos. Acá también, derechas e izquierdas suelen hacer acto litúrgico de su credo antropocéntrico y productivista: primero está “lo social” (ya sean “los pobres” o “los mercados”) y luego, “lo ambiental” (como si la vida humana no fuera enteramente ecodependiente).

Claro que, ante lo que hubieran significado las políticas esperables de un triunfo electoral de la derecha explícita (la coalición Cambiemos), la propuesta de “crecer para pagar” aparece como obviamente preferible. No hay que ser muy perspicaces para suponer que una eventual reelección de Macri habría implicado la imposición férrea de la vieja y conocida fórmula de “ajuste + represión”, bajo la estricta sumisión del país a la política (no sólo económica) del FMI y sus mandantes. Frente a ello, el gobierno de Alberto Fernández ensaya una propuesta que, en lo económico, promete reducir la magnitud del ajuste interno, desplazando la fuente macroeconómica de recursos para afrontar los pagos desde el frente fiscal, hacia el sector externo, a través de ingresos de exportaciones y de IED (Inversión Extranjera Directa, que justamente irían a sectores primario-exportadores). En lo político, la fórmula pone en escena una gestión ‘negociada’ de la crisis, donde el ministro Martín Guzmán parece involucrar al FMI como ‘aliado’ frente al resto de los acreedores para la ineludible reestructuración de la deuda.

Descartando de plano lo que hubiera sido una vía de derecha pura y dura, cabe preguntarse: ¿Es ésta la mejor alternativa posible; la única salida realista y la más conveniente para el país? ¿Es ésta una opción que prioriza realmente los intereses de las mayorías populares, que nos inserta en una senda de menor dependencia externa y de mayor equidad y democracia interna?

A nuestro entender, la aceptación política de esta fórmula aparece como síntoma de hasta qué punto ha calado el neoliberalismo en el imaginario social. La naturalización de la lógica financiera como patrón único de valor social es lo que explica que este “crecer para pagar” no se vea como una contradicción; ni siquiera como problemático para un gobierno que se pretende progresista.

Quienes se asumen de izquierda o progresistas no deberían dejar de notar que, lejos de priorizar la salvaguarda de las mayorías populares, es una fórmula que consagra los intereses de los acreedores como finalidad y principio rector del gobierno. Visto en términos de una elemental ecología política, implica un rumbo cuya concreción significará la consumación de un nuevo ciclo de despojo.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, y la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva. Foto: Telam
Deuda, geometabolismo del capital y ciclos de despojo

No es una novedad para la ciencia social la asociación entre préstamos internacionales y producción de desigualdades y dependencias entre países. Desde hace ya más de un siglo, los estudios clásicos del imperialismo se ocuparon de identificar la deuda como dispositivo clave de ese engranaje. Entre los análisis de Hobson, Hilferding y Lenin, se destaca especialmente el de Rosa Luxemburgo, cuya clarividencia tiene mucho que aportar a los problemas de nuestros días.

Para la gran activista e intelectual socialista, el carácter imperialista de la deuda no se restringe al obvio poder de tutelaje que los acreedores adquieren y ejercen sobre la política de las economías endeudadas. Rosa Luxemburgo analiza el papel de la deuda, no como algo aislado ni ocasional, sino como un componente sistémico de la acumulación a escala global. En tanto el capital supone una dinámica autoexpansiva que no reconoce límites, la realización de la plusvalía sólo se logra a costa de una continua expansión geográfica (es decir, ecológica y sociocultural) del capital.

En esa dinámica, las colonias proveen a los centros de acumulación lo que éstos empiezan a agotar durante su ‘desarrollo’: mercados para sus manufacturas, nuevas fuentes de materias primas y de fuerza de trabajo, y nuevas oportunidades de inversión. De allí el carácter indisociable entre colonialismo y capitalismo.

En ese plano, el endeudamiento de países formalmente independientes cumple la misma función que las guerras de conquista. Es decir, no se limita a ser un mecanismo de exacción financiera, ni de control político de las economías deudoras, sino que la deuda opera decisivamente como dispositivo de ampliación de las fronteras de mercantilización: creando nuevas zonas de aprovisionamiento y valorización equivalentes a la invasión de territorios, el saqueo de recursos, la sobreexplotación de poblaciones subalternizadas y la apertura forzada de mercados. Así, la deuda realimenta continuamente los ciclos de despojo, una vez que no son viables los mecanismos tradicionales de la política colonial. Este análisis está en la base de lo que David Harvey acuñara como “acumulación por despojo” y que señalara como una característica clave del “nuevo imperialismo” abierto bajo la era neoliberal.

Pese a haber sido ampliamente difundido y citado, un aspecto crucial del concepto de acumulación por despojo ha sido frecuentemente soslayado: en estos procesos, tanto o más importante que el drenaje del excedente financiero que ocurre a través de los pagos de la deuda, es el drenaje ecológico, de materia y energía, que fluye desde las economías deudoras a través de sus exportaciones, como fuente material de esos pagos. Las deudas fuerzan, en realidad, la ampliación de la frontera de mercancías, creando las condiciones de posibilidad para la explotación de nuevas fuentes de materias primas y/o de súper explotación del trabajo, extendiendo y/o intensificando el régimen de plusvalía hacia geografías antes marginales o subexplotadas.

Resulta sumamente sugestivo que, al desarrollar estos análisis hace ya más de cien años, Rosa Luxemburgo usara como ejemplo la estructura de relaciones económicas entre Inglaterra y Argentina en el siglo XIX. El caso devela la apropiación ecológica como el fondo de la sujeción imperialista que se realiza a través del crédito. Pues, el retorno del capital metropolitano invertido en créditos, ferrocarriles y puertos, no sólo se dio a través de los flujos financieros de la balanza de pagos, sino principalmente a través de la anexión de la región pampeana como proveedora de alimentos y otras materias primas baratas claves para su industria. La productividad extraordinaria del suelo pampeano, subordinado a la gran maquinaria manufacturera de la isla británica, fue así, un elemento fundamental para la ‘maduración’ del capitalismo en el centro: el pan barato que alimentó al obrero inglés a partir del suelo argentino, fue a engordar la plusvalía del empresariado manchesteriano.

En definitiva, el análisis de Rosa Luxemburgo muestra cómo la deuda no es un elemento circunstancial y aislado, sino que opera como un dispositivo integrado al mecanismo general de extracción, apropiación y transferencia de excedentes (financieros y materiales) desde las economías coloniales o subalternas hacia los (diversos) epicentros de acumulación y realización de plusvalía.

Desde la ecología política, la noción de geometabolismo -que mira el proceso global de acumulación en términos de los flujos materiales y no sólo de los financieros- permite revelar la dimensión ecológica del imperialismo subyacente en el comercio mundial.

Lejos del mundo idílico supuesto por David Ricardo, el libre comercio no fluye en una geografía plana, sino que tiene lugar a través de una rígida geometría del poder que divide jerárquicamente las regiones de la pura y mera extracción de aquellas que concentran el procesamiento y consumo diferencial de los recursos.

La división internacional del trabajo (y de la naturaleza) opera como una matriz que sedimenta y profundiza los mecanismos sistémicos de apropiación desigual del mundo; de extracción de una plusvalía ecológica.

Así como en el Siglo XIX, la experiencia argentina reciente resulta un ejemplo emblemático de estos procesos. La dinámica especulativa y de endeudamiento de los ’90 que desembocó en el colapso de 2001, operó como detonante del boom de las commodities (2003-2013). El fenomenal salto habido de las exportaciones (cuyas divisas permitió ‘desendeudar’ el país y activar la ‘recuperación’ del mercado interno) significó -en términos geometabólicos- un más que proporcional drenaje ecológico de energía primaria a través de las cuales la geografía argentina subsidió la expansión industrial china. Los millones de dólares de exportaciones ‘ingresados’ durante el período encubrieron, en realidad, millones de toneladas de nutrientes y materias primas estratégicas, literalmente trasvasadas de un territorio a otro. Una vez menguado el boom exportador, el funcionamiento de la economía volvió a depender del endeudamiento. Hoy, la gravosa herencia de la deuda macrista deja al país a disposición de un nuevo ciclo de despojo.

En este contexto, “crecer para pagar” significa forzar la apertura de una nueva frontera de mercantilización hacia territorios y bienes naturales codiciados por el “mercado mundial”; concretamente, avanzar con la explotación de Vaca Muerta y el ‘desarrollo’ del fracking; abrir definitivamente la frontera de la explotación del litio en la Puna argentina; intensificar y ampliar el régimen del agronegocio y de la minería a gran escala a lo largo de la cordillera. La profundización del extractivismo para pagar las obligaciones externas, cumplirá el cometido del ‘endeudamiento’: completar los mecanismos de saqueo financiero con la intensificación de la plusvalía ecológica. No hay “quita” de la deuda que compense ese nuevo ciclo de despojo.

Una dimensión sustantiva de este problema es la cuestión geopolítica; pues la plusvalía ecológica requiere control territorial. Es un hecho que las cadenas de exportación del país (y de la región) están dominadas por el capital transnacional, en el agronegocio y, ni qué hablar, en la minería y el petróleo. Grandes empresas transnacionales detentan el control tecnológico, comercial, financiero de esos procesos productivos. Al tratarse de economías naturaleza-intensivas, el proceso implica la efectiva ocupación y control de vastas extensiones geográficas. Se configura así una matriz por la que la integridad territorial del país se fragmenta en cuadrículas de mono-explotaciones subordinadas a cadenas de valor global. Mediante la intensificación de las exportaciones, el capital transnacional oligopólico adquiere una decisiva capacidad de disposición sobre fuentes de agua, nutrientes y energía primaria de los territorios ocupados. La contracara de la ocupación territorial es -vale aclararlo- el desplazamiento poblacional. El control del agua, de los nutrientes y la energía es, lisa y llanamente, el control de (las fuentes) de vida; de la vida presente y futura.

Para decirlo de manera explícita, una posición ‘soberanista’ frente a la deuda que se concentre en ampliar los plazos y/o maximizar las ‘quitas’ de los pagos financieros, pero que sea absolutamente permisiva con las concesiones de territorios y recursos a los enclaves exportadores transnacionales, resulta, lisa y llanamente, una falacia.

Imagen aérea de la explotación de Minera Alumbrera en Catamarca. Foto: Subcoop

Extractivismo: una cuestión política; no (sólo) ‘ambiental’

Desde sus orígenes, el pensamiento crítico latinoamericano se ha constituido como tal a partir de la identificación de los regímenes primario-exportadores como el problema de fondo de las sociedades latinoamericanas. Los clásicos del estructuralismo y de la Teoría de la Dependencia no criticaron tales regímenes por sus consecuencias ambientales (que, salvo excepciones tardías, en general desconocieron), sino por sus implicaciones económicas y políticas. Desnudaron la conexión intrínseca entre modelo primario-exportador, concentración de la tierra y del poder.

El extractivismo no sólo tiene que ver con economías exportadoras de naturaleza, sino con un patrón oligárquico de apropiación, control y disposición de territorios y poblaciones. Ese fenómeno está en la raíz de la constitución política de nuestras sociedades. América Latina, como entidad geopolítica, nació al Mundo Moderno como la Gran Frontera de mercancías. El saqueo originario de sus tierras y poblaciones fue lo que detonó el Big Bang de la Era del Capital, haciendo posible la acumulación originaria a través del envío de “vastas reservas de trabajo, alimento, energía y materias primas a las fauces de la acumulación global”.

La historia económica de la Argentina (y de la región) puede verse en términos de ciclos crónicos de auges y depresiones sucedidos al ritmo de la explotación de sus “recursos naturales”; de endeudamientos y crisis financieras, donde las dimensiones del despojo financiero y del despojo ecológico se fueron retroalimentando en una espiral continua de mercantilización creciente. Esa historia nos debería enseñar que el extractivismo es la dimensión ecológica del imperialismo. Que la producción del “subdesarrollo”, de las desigualdades sociales y de los autoritarismos hunden sus raíces en el duro suelo del extractivismo.

Desde la época de las carabelas hasta la actual, de grandes empresas transnacionales, el extractivismo opera como vínculo geometabólico que subsume las economías coloniales a los centros de acumulación. Las cadenas geográficas de materias primas que fluyen de Sur a Norte, son precisamente las cadenas que nos atan a un régimen estructural de dependencias y desigualdades ecológicas, económicas y políticas.
En ese escenario, hoy como ayer, “crecer para pagar” es profundizar la dependencia. Es ensanchar las brechas de desigualdad, al interior de nuestras sociedades y a nivel global; entre países y regiones; entre cuerpos de distintos colores, géneros y generaciones. Es, en última instancia, amplificar los autoritarismos; degradar las condiciones socioecológicas de la democracia. Porque ningún gobierno de las mayorías puede prosperar allí donde rige un patrón oligárquico de apropiación de la Tierra.

 

Pagar con suelo, aire, agua… Y sangre. ¿No tenemos alternativas?

La propuesta del gobierno de Alberto Fernández en materia de deuda toma sus ropajes progresistas de la promesa de eludir o morigerar el “ajuste”, y condicionar los pagos al crecimiento. Para ello, se apela a procurar aumentar y diversificar las fuentes de ingresos de divisas, vía básicamente captación de Inversión Extranjera Directa (IED) y aumento de exportaciones. Ambas medidas suponen, en realidad, la intensificación del extractivismo; inversiones para abrir nuevas geografías de extracción: litio, cobre, potasio, oro, plata, uranio, y una larga lista de minerales de consumo mundial masivo; hidrocarburos no convencionales; biomasa y nutrientes provenientes del agronegocio; inversiones, en fin, en las infraestructuras necesarias para hacer posible el drenaje de materia.

La experiencia histórica revisada nos muestra que, por esa vía, lejos de avanzar hacia un sendero de desarrollo autónomo, integralmente sostenible, que permita reducir progresivamente las desigualdades económicas, ecológicas y (bio)políticas, internas y externas, nos hundirán en un círculo vicioso ya conocido, donde el despojo de la energía primaria y social del presente, retroalimentará los despojos por-venir.

Dada la matriz ‘productiva’ del país -su sesgo extractivista-, está claro que la fórmula de “crecer para pagar” no significará otra cosa que la profundización estructural de la dependencia, la intensificación de los mecanismos de despojo, la concentración de la riqueza y del poder. Dicha vía nos aleja no sólo del mero crecimiento económico, sino de una sociedad ecológicamente sostenible, socialmente justa y políticamente democrática.
Tras desarticular la argumentación positiva de la propuesta, el único razonamiento que queda como justificativo de la política oficial en curso es la apelación al “realismo posibilista”: si bien no es lo mejor, ni siquiera bueno, “crecer para pagar es lo único posible”, se nos dice. Confirmando la vigencia de la razón neoliberal, el argumento de pagar a deuda con mayor explotación del suelo no tiene otro fundamento que el viejo y remanido lema thatchereano: “No hay alternativas”.

Ahora bien, ¿es realmente así? ¿Es realmente imposible pensar en una cesación unilateral de los pagos y en una auditoría exhaustiva de la deuda? ¿Qué tan justo, tan responsable y tan pernicioso para el país sería una tal alternativa? ¿Qué tan desastroso sería para el país hacer lo que hizo Ecuador en 2008? ¿Lo que amenazó con hacer Alexis Tsipras en 2015 en Grecia?

Dique de cola de Minera Alumbrera en Catamarca. Foto: Subcoop
La excepcionalidad de las condiciones bajo las que fue contraída la deuda macrista refuerza los argumentos jurídicos y políticos para el repudio de la misma. Los intereses geopolíticos que intervinieron, las irregularidades legales en las que el propio FMI incurrió al momento de otorgar un crédito -en contravención contra sus propios estatutos-, la extraordinaria fuga de divisas que alimentó esa deuda, son factores que hacen más que imperioso una rigurosa auditoría pública y social sobre la misma.

Al respecto, hay que decir, por un lado, que no se trata de “una puerta al abismo”, tal como incluso desde sectores críticos se presenta esta alternativa, en referencia a las eventuales consecuencias impredecibles y eventualmente catastróficas que significaría el repudio de la deuda. Los estudios de casos y las evidencias históricas de los procesos de renegociación de deudas espurias muestran más bien lo contrario: la catástrofe está en el horizonte de quienes siguieron la vía de la sumisión.

Por otro lado, vale recalcar -para poner las cosas en su lugar-, que no se trataría de un simple e “irresponsable” default, sino lo contrario: un proceso que busque determinar de manera transparente y democrática las responsabilidades políticas diferenciales de un proceso plagado de comportamientos irregulares y criminosos, cuyas consecuencias exceden en mucho los meros aspectos financieros. Lo ‘responsable’ no es pagar, a secas y a ciegas; sino identificar a los verdaderos causantes de este histórico desfalco y determinar fehacientemente cómo se beneficiaron del mismo. Lo verdaderamente irresponsable sería forzar a que tengan que seguir pagando quienes ni decidieron ni se beneficiaron con esa deuda.

Por encima de todo, es fundamental no perder de vista que no se trata de una cuestión financiera, sino decisivamente ecológica, vale decir, vital. Porque las implicancias de esa deuda constituyen un embargo para la vida de vastas extensiones de territorios y poblaciones que hoy se ven como “fuentes de divisas”. En un sentido no metafórico, esa deuda pende como una amenaza que se cierne sobre la vida de millones de personas, de sistemas socioambientales y de generaciones que la lógica necroeconómica del capital (y sus mandatarios) se muestra dispuesta a sacrificar para pagar.

Desde esa perspectiva, cabe preguntarse: La crisis que implicaría dejar de tener acceso a nuevas inversiones externas, la escasez relativa de divisas, eventuales represalias respecto a nuestras exportaciones, ¿significaría la crisis de esa economía dependiente, colonialmente heredada del Siglo XIX y antes? Por cierto, esa vía no es sencilla y está llena de adversidades y desafíos inmediatos; pero la crisis de esa economía representaría también la posibilidad para transitar hacia otra economía; para abrir-nos paso hacia una tan radical como necesaria transformación de la matriz productiva y socioterritorial del país; de su patrón tecnológico y político.

En este sentido, es importante advertir que la ampliación de la frontera de mercancías acontece no sólo en el plano geográfico y material, sino también en el de los imaginarios y las subjetividades. Quiero decir, en esa dinámica, a la par de la expansión de las relaciones capitalistas hacia zona geoculturales relativamente marginales, a la mercantilización de nuevos elementos y procesos naturales y sociales, a la intensificación de los ritmos y volúmenes de extracción de “recursos, tienen lugar cambios correlativos en los regímenes axiológicos y normativos; en los esquemas de percepción, de sensibilidad y de valoración social que acompañan esa re-mercantilización y las tornan socialmente “aceptables”.

Permitir el saqueo de las fuentes de vida para cumplir con obligaciones financieras espurias; sacrificar sistemas hidrológicos enteros para “poder pagar”; estar dispuestos a pagar con suelo, con biodiversidad, con los propios nutrientes y fuentes de energía que sostienen nuestros cuerpos, eso también hace parte -y parte fundamental- de la expansión de la frontera de mercancías.

En definitiva, pensar en la “sustentabilidad” de la deuda, nos sume en una lógica colonial, sacrificial: nos conmina a “pagar como sea”; a asumir como objetivo propio los intereses de los acreedores. Por el contrario, auditar la deuda; hacer que paguen quienes lucraron con ella; declarar el repudio soberano de deudas ilegítimas: eso sería realmente pensar la sustentabilidad, no ya de “la deuda”, sino del país. Más que un camino utópico, se muestra como una vía más realista que el horizonte que emerge de la fórmula “crecer para pagar”.

La evaluación de la viabilidad de las propuestas se juega, claro, no en el de las ecuaciones matemáticas y los modelos econométricos, sino en el complejo campo de las relaciones de fuerza entre los distintos actores políticos intervinientes. En ese sentido, ir por esta vía alternativa implica, requiere ineludiblemente, construir poder popular más que ‘capacidad de pago’; aliarse con las mayorías populares movilizadas, más que con el Fondo Monetario Internacional.

En términos macroeconómicos y políticos realistas, la crisis de la deuda (las probables represalias de “los mercados” en términos de escasez extrema de divisas y asfixia financiera) podría ser una gran ventana de oportunidad para afrontar una radical transformación de la matriz socioproductiva y tecnológica de nuestra economía. Para emprender un camino de transición socioecológica hacia una economía realmente más sostenible y adecuada para afrontar el crucial desafío que tenemos como especie, en los umbrales de la crisis planetaria global. En términos del sociometabolismo del país, los efectos de la crisis de la economía heredada podrían coadyuvar a transitar hacia una estructura productiva más equilibrada geográfica, demográfica y sectorialmente; avanzar hacia la desconcentración y diversificación productiva; a la integración interna de mercados y cadenas de valor, antes que a la subsunción de fragmentos geoeconómicos concentrados bajo el control oligopólico de grandes actores corporativos, internos y transnacionales.

Ese cambio transicional no sólo va en la dirección de una economía más autónoma, más productiva y sostenible, sino también en la de una sociedad más justa y democrática. Para abrirnos camino en esa dirección, es imprescindible tomar nota de que la sustentabilidad financiera no sólo no agota el campo de lo posible, sino que lo empobrece drásticamente; va a contramano de la justicia, la democracia; de la vida en sí.

Por el contrario, pensar en la sustentabilidad ecológica más que en la financiera, nos abre un horizonte para imaginar una vía de democratización material, radical de nuestra sociedad. Su requisito básico y factor de posibilidad pasa por un ciclo de movilización popular organizada dispuesta a resignificar los “recursos” como fuentes de vida; construir mayorías sociales dispuestas a reformular la ecuación política, emocional y tecnológica desde la cual concebimos y realizamos la producción social de nuestra existencia; adecuar nuestros modos de existencia a los procesos de la vida en la Madre Tierra en general; en fin, a redemocratizar/desmercantilizar la vida en y desde sus propias raíces.

*Integrante del Equipo de Ecología Política del Sur (CITCA CONICET-UNCA). Publicado originariamente en Grupo de Ecología Política del Sur.

Acuerdo con el Fondo Monetario y “crecer para pagar”: ¿Una salida progresista?

Criminalización de la protesta, Perú

Después de más de7 años de proceso judicial

02/09/2022
Condenan injustamente por delito de disturbios a defensora de
derechos humanos que en defensa de la tierra y el ambiente se opone al
proyecto minero “Tía María”
Al mismo tiempo, en el mismo proceso absuelven a otras 10 personas defensoras
El día de hoy, el Segundo Juzgado Penal Unipersonal de Arequipa procedió al adelanto de lectura de
sentencia por la cual condena, por delito de disturbios y lesiones leves, a una de las agricultoras
defensoras del Valle del Tambo.

Igualmente, absuelve a otras 10 personas agricultoras defensoras de mismo valle por los delitos de
tortura, disturbios y lesiones leves en el proceso judicial contenido en el Expediente No. 4116- 2016.
Como se recordará entre el 23 de marzo y 24 de mayo de 2015 los agricultores del Valle del Tambo,
en el ejercicio legítimo de su derecho constitucional a la protesta, iniciaron una serie de
manifestaciones públicas en contra de la decision estatal de autorizar la ejecución del Proyecto
Minero denominado Tía María, al considerar que iba afectar el medio ambiente y las tierras
agrícolas; así como, la calidad y cantidad del agua en el referido Valle del Tambo, poniendo en riesgo
su derecho fundamental a vivir en un medio ambiente sano y equilibrado.

Asimismo, protestaban en forma pública porque el estado peruano pretendía desconocer la
Consulta Vecinal, realizada el 27 de setiembre de 2009, en la que el 97% de la población del Valle
del Tambo le dijo no al Proyecto minero y si a la agricultura.
Producto de esas legítimas protestas, la policía desarrolló una represion indiscriminada contra los
agricultores del Valle del Tambo que protestaban en esos meses y, al mismo tiempo, el gobierno y
la empresa Souther Peru denunciaron falsamente la comisión de diversos delitos a dichos
agricultores que no hacían otra cosa que ejercer, de manera legítima, su derecho fundamental a la
protesta social.

Este proceso judicial se volvió emblemático por la firme decision de los agriculores del Valle del
Tambo de hacer respetar la Segunda Gran Consulta Vecinal (27 de setiembre de 2009) en el Perú y
una de las primeras en Latinoamérica en la que la población, en forma abrumadora se opuso al
desarrollo del Proyecto minero y; porque, a pesar de ello, el gobierno y la empresa insistían en
desarrollar el Proyecto Minero Tía María.

En este proceso judicial, el Ministerio Público acusó a las agricultoras y agricultores de los delitos de
tortura, disturbios y lesiones leves. Con relación a ello, el antes citado Juzgado Unipersonal, si bien
decidió absolver a Elida Maritza Ticona Hinojosa de delito de tortura, sin embargo, con un
razonamiento absolutamente equivocado decidió condenarla por los delitos de disturbios y lesiones
leves.

Finalmente, señaló que no se había acreditado la comisión de los delitos de tortura, disturbios y
lesiones leves por parte de otras 10 personas agricultorasde, por lo que decidió absolverlos.
En relación a ello, en este proceso judicial, la Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz –
FEDEPAZ (organismo no gubernamental de defensa y promoción de los derechos humanos en Perú),
contando con el fundamental apoyo institucional de RED MUQUI, asumió la defensa legal de 2 de
las personas defensoras de derechos humanos procesadas que fueron absueltas de toda
responsabilidad penal, si bien expresa su satisfacción con este extremo de la sentencia, al mismo
tiempo expresa su indignación por la que considera una injusta sentencia en la parte que condena
a la defensora Elida Maritza Ticona Hinojosa, con la convicción de que deberá ser absuelta por la
segunda instancia.

Expresa igualmente, que este largo proceso de más de 7 años evidencia que las defensoras y los
defensores fueron acusados falsamente de la comisión de delitos graves y que ha puesto, también,
en evidencia la condenable estrategia estatal y empresarial de criminalizar falsamente a todos
aquellos que, en defensa de sus derechos, se oponen a las arbitrarias decisiones gubernamentales
y empresariales, con el propósito de amedrentarlos y evitar que sigan protestando.

Área de Prensa Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz – FEDEPAZ
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Chile, Litio

Exministro costarricense advirtió sobre uso de agua en el Salar de Atacama

Verónica González Encina , 01/09/2022
El actual representante de Geneva Water Hub, Álvaro Mañana, señaló que “independiente del resultado del plebiscito, se deberá entregar una solución a los temas del agua, medioambiente y comunidades”.
Durante el desarrollo de la Mesa Multiactor de la cuenca del Salar de Atacama organizada por la Agencia de Cooperación Alemana GIZ, el exministro de Recursos Naturales, Energía y Minas de Costa Rica y actual representante del Geneva Water Hub, Álvaro Umaña, destacó que existe una preocupación sobre la cantidad de agua que se podría utilizar para la extracción de litio.

Según refiere Diario Financiero, Umaña explicó que, si bien en la cuenca existe un gran aporte para el mercado del litio, se debe mejorar la gestión hídrica, ya que el 95% del agua evaporada en las salmueras no se recarga nuevamente al ecosistema, afectando a la fauna de la zona.

Ante este escenario, el exministro costarricense indicó que una de las soluciones está contenida en la propuesta de nueva Constitución, ya que dentro de sus ejes está el cuidado al medioambiente, pero que, “independiente del resultado del plebiscito, se deberá entregar una solución a los temas del agua, medioambiente y comunidades”.

En ese contexto, Umaña explicó que Chile debe trabajar en desarrollar planes de manejo integrados en las cuencas y las nuevas tecnologías que le permitan tener un uso más eficiente del agua, por medio de su reutilización.
https://www.reporteminero.cl/noticia/noticias/2022/09/exministro-costa-rica-advirtio-agua-salar-atacama

Chile

Presidente Boric pide un «debate sólido» para «llegar a un acuerdo» por el royalty minero

PortalMinero | 31/08/2022
En la cena anual de la la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), el Mandatario tuvo un cruce de opiniones con el líder del gremio, Diego Hernández, quien en su discurso manifestó que «somos contrarios a recortar las utilidades cuando los precios están altos».

La cena anual de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) estuvo marcada por un cruce de opiniones entre su líder, Diego Hernández, y el Presidente Gabriel Boric, respecto del royalty minero, la propuesta de nueva Constitución y la reforma tributaria.

En su discurso, Diego Hernández manifestó que en la propuesta emanada por la Convención Constitucional «no se consagra el régimen de concesiones, por lo que se corre el riesgo de que las concesiones queden a disposición de los gobiernos de turno», por lo que «la propuesta genera incertidumbre».

Respecto del royalty minero, el presidente de la Sonami expresó que «así como está estructurado, con un componente ad valorem y con tasas desproporcionadas, le resta competitividad a la minería y pone en serio riesgo a buena parte de las operaciones mineros de costos más altos».

«La realidad es que los precios no los controlamos, somos tomadores de precios, ello nos exige que seamos capaces de resistir los precios bajos y de tener la mayor producción posible en los ciclos de precios altos. Por eso somos contrarios a recortar las utilidades cuando los precios están altos», enfatizó.

La respuesta de Boric

El Mandatario aclaró que, mientras escuchaba al líder gremial, modificó el discurso previamente preparado y respondió a los emplazamientos respecto del royalty y la reforma tributaria.

«Decía don Diego que son contrarios a disminuir las utilidades en periodos de bajo precio. Yo le pregunto, ¿cuándo han sido partidarios de entregar parte de las utilidades? ¿Cuándo la Sonami ha hecho una declaración de ahora sí éste es el momento de hacer y avanzar en un Royalty y en una mejor distribución de la riqueza?», inquirió.

El Mandatario puso como ejemplo el socavón de Tierra Amarilla para graficar casos en que la industria minera no representa un desarrollo para las comunidades en que se emplaza.

«Piensen ustedes en Tierra Amarilla, con una población -corríjanme si me equivoco- pero debe ser menor a las 18.000 personas y en donde alrededor hay dos o tres relaves y tres socavones; 1993, 2003 y ahora el que se acaba de producir. Se nota que se ha extraído riqueza del sector de Tierra Amarilla, sin embargo, en Tierra Amarilla hay más pobreza que en el promedio de Chile, ¿por qué se produce eso?», planteó.

El Presidente, cuyas palabras incluso generaron algunas pifias entre los asistentes, invitó a los representantes de la industria a «hacer las cosas bien» y «ser capaces de ponernos de acuerdo» para concretar «la gran oportunidad de dar un salto adelante, una gran oportunidad. Porque, de verdad, en este momento, Chile necesita al mundo y el mundo necesita a Chile».

«Y yo creo que es importante que en esto podamos tener un debate sólido técnicamente en donde nos pongamos de acuerdo respecto a los datos y en donde entendamos que cada uno de quienes están hablando está buscando lo mejor para Chile. Y a partir de ese reconocimiento no me cabe ninguna duda que vamos a llegar a un acuerdo, tanto respecto al royalty como a la reforma tributaria», enfatizó.

Presidente Boric pide un «debate sólido» para «llegar a un acuerdo» por el royalty minero

Chile, Litio

Corfo abre convocatoria para avanzar en la cadena de valor del litio en Chile

Productores especializados de este material podrán postular proyectos de inversión que agreguen valor a los productos de litio adquiridos a un precio preferente y con suministro asegurado hasta 2030.
31/08/2022
MINERÍA CHILENA

A partir de miércoles, Corfo, la agencia chilena para el desarrollo económico, convoca a empresas nacionales y extranjeras a presentar propuestas para la elaboración de productos que permita avanzar en la cadena de valor del litio.

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Con este llamado, Corfo invita a empresas con experiencia, capacidades técnicas y financieras comprobables a convertirse en productores especializados de este material con valor agregado en Chile para desarrollar y producir, por ejemplo, precursores y/o material de cátodo, cátodos de litio, componentes de baterías de litio, litio metálico, entre otras aplicaciones.

Quienes postulen podrán acceder a carbonato e hidróxido de litio producidos por SQM Salar S.A. a precios favorables, y asegurar un suministro hasta 2030, según se estipula en los contratos suscritos con Corfo. En ese contexto, el precio preferente corresponderá al precio FOB (Free on Board) promedio ponderado calculado sobre el 20% del volumen exportado por SQM Salar S.A. de menor precio en los últimos seis meses disponibles.

La convocatoria está disponible en el sitio web de Corfo, portal donde también se podrá descargar las bases del llamado.

Cabe destacar que la modalidad de postulación será permanente hasta por un año (cierre 31 de agosto 2023) o hasta agotar el volumen disponible de productos de litio a precio preferente.

Para más información visitar el siguiente link: https://www.corfo.cl/sites/cpp/landing_litio
https://www.mch.cl/2022/08/31/corfo-abre-convocatoria-para-avanzar-en-la-cadena-de-valor-del-litio-en-chile/

 

Perú

Nexa Resources paraliza una mina de zinc en Perú por un bloqueo

31/08/2022
Nexa Resources (NYSE: NEXA), centrada en América Latina, ha detenido su mina de zinc a cielo abierto Atacocha San Gerardo en Perú debido al bloqueo de una carretera por parte de una comunidad local.
La productora de zinc, controlada por el holding brasileño Votorantim SA, calificó la interrupción de “ilegal” y dijo que las actividades se limitan a las operaciones críticas con un mínimo de mano de obra para garantizar un mantenimiento adecuado.

Un bloqueo de carreteras en marzo en la misma mina le costó a la minera 300 toneladas de producción de zinc perdida, pero no afectó a su orientación de producción de zinc para todo el año 2022.

Nexa dijo que no se espera que la nueva obstrucción al transporte y a los suministros dentro y fuera de la mina afecte a su previsión de producción de zinc de 118.000-127.000 toneladas para este año.

Semanalmente, Atacocha produce aproximadamente 200.000 toneladas de zinc, menos del 3% de la producción de zinc de Nexa.

La empresa señaló que está en conversaciones con la comunidad de San Juan de Milpo y las autoridades para llegar a un acuerdo.

Los conflictos mineros están aumentando en Perú, el segundo productor mundial de cobre y un importante productor de zinc, ya que las comunidades locales empoderadas están aumentando las demandas bajo la administración del presidente izquierdista Pedro Castillo, en el poder desde julio de 2021.

A principios de este año, una ola de protestas afectó a las principales operaciones de Perú, incluida Antapaccay de Glencore (LON: GLEN), la sexta mayor mina de cobre del país. Otras operaciones afectadas fueron la mina Cuajone de Southern Copper Corp y la gigantesca mina Las Bambas de MMG, que es la cuarta mina de cobre del país y la novena del mundo.

Nexa posee y explota actualmente cinco minas subterráneas: tres situadas en los Andes centrales de Perú y dos en el estado brasileño de Minas Gerais.

La empresa está desarrollando el proyecto Aripuanã como su sexta mina subterránea en Mato Grosso, Brasil.

También posee y opera tres fundiciones, dos situadas en Brasil y una en Perú, Cajamarquilla, que es la mayor de América.

Nexa se encuentra entre los cinco principales mineros de zinc del mundo y también fue uno de los cinco principales productores de zinc metálico en 2021, según Wood Mackenzie.

Nexa Resources paraliza una mina de zinc en Perú por un bloqueo

Chile, Litio

SQM recibe luz verde a su plan medioambiental

Mineriaenlinea 31/08/2022
El organismo regulador del medio ambiente de Chile dijo el martes que aprobó un plan de cumplimiento para el productor de litio SQM, un paso adelante para las operaciones de la empresa tras un proceso de sanción de años por infracciones medioambientales.

La aprobación del plan había causado dolores de cabeza a los proyectos de expansión de la extracción de litio de la minera, en su intento de satisfacer la creciente demanda mundial del metal utilizado en las baterías de los coches eléctricos.

El regulador dijo que la revisión de SQM de un plan anterior, ordenado por un tribunal ambiental local en 2020, prevé la reducción gradual de la extracción de agua y salmuera de la empresa en el salar del norte de Chile.

El nuevo plan aprobado le costará a la empresa 52 millones de dólares en inversiones para hacer frente a seis infracciones medioambientales detectadas por el regulador.

“Como empresa, hemos ejecutado un gran número de medidas como parte del (plan) aprobado, y esperamos implementar todos los compromisos acordados con el (regulador) y las comunidades locales en las próximas semanas”, dijo SQM en un comunicado.

Una auditoría iniciada en 2016 descubrió que la empresa había sobreextraído la salmuera de la que se extrae el litio y había proporcionado información incompleta a las autoridades, entre otras infracciones.

El plan establece una reducción escalonada del límite máximo de extracción de salmuera hasta llegar a 822 litros por segundo en 2027, algo menos del 50% de la extracción autorizada. El plan también permite reducir en un 50% el uso total de agua industrial.

El agua que rodea el vasto salar de Atacama, tanto dulce como salobre, ha sido durante mucho tiempo un punto de fricción para los mineros que operan en el desierto más árido del mundo, que alberga casi una cuarta parte de la oferta mundial actual de litio.

En abril, el Consejo de Defensa del Estado (CDE) demandó a las mineras BHP, Antofagasta y Albemarle por irregularidades en la extracción de un acuífero de la zona, que habría afectado al frágil ecosistema.
Reuters

SQM recibe luz verde a su plan medioambiental

Litio, Mexico

El presidente mexicano busca inversión privada para la nueva empresa estatal de litio

Mineriaenlinea 31/08/2022

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador instó el miércoles al sector privado a colaborar con su nueva empresa estatal de litio, que pretende posicionar a México como un actor clave en el mercado de las baterías para coches eléctricos.

“No tendríamos suficiente para que fuera sólo pública. Se requiere mucha inversión”, dijo López Obrador en una conferencia de prensa periódica.

El gobierno espera que la minera estatal llamada Litio para México se ponga en marcha en seis meses, pero ha dado pocos detalles sobre su funcionamiento. México aún no tiene producción comercial de litio, aunque cerca de una docena de empresas extranjeras tienen contratos para explorar posibles yacimientos. El presidente señaló que el fabricante de automóviles estadounidense Ford Motor ensambla vehículos en el norteño estado de Sonora y dijo que está trabajando en un plan para atraer a más fabricantes de automóviles y productores de baterías para vehículos eléctricos con inversión pública y privada.

López Obrador dijo que Pablo Taddei, hijo del delegado de la Secretaría de Bienestar Social en Sonora, Jorge Taddei, dirigirá las operaciones de la empresa de litio cuando termine su doctorado en noviembre.

López Obrador nacionalizó los depósitos de litio de México en abril, con la esperanza de aprovechar la creciente demanda del metal.

Expertos de la industria dijeron a Reuters este mes que la participación del Estado en el negocio del litio en México probablemente frenaría la inversión privada. Bolivia está asesorando al gobierno mexicano para la extracción del metal, pues ya tiene contratos con países como Alemania, China y Estados Unidos para explotarlo, agregó López Obrador.

El presidente señaló que México comparte con Estados Unidos el objetivo de comercializar únicamente vehículos eléctricos en el futuro y fijó la fecha para el cambio de industria entre 2030 y 2035.

El presidente mexicano busca inversión privada para la nueva empresa estatal de litio

Perú

QUELLAVECO ENTRA A LA FASE FINAL

31/08/2022
Imagen: Andina
El proyecto de Quellaveco (Moquegua) ha entrado a la fase final de pruebas en lo que concierne a la planta de procesamiento de mineral y ya ha producido por primera vez concentrado de cobre. Con una inversión de US$ 5300 millones, ha sido el proyecto en construcción más importante en estos últimos años.

Todo indica que, tal y como se anunció, la empresa comenzaría a operar en el último trimestre del año, lo que va a significar un incremento de la producción de cobre en el país en un 10%. Se estima que Quellaveco producirá 300 mil toneladas métricas de cobre en promedio por año (en los primeros 10 años de operación). La vida útil de la mina está proyectada para 36 años y se generarían 2500 puestos de trabajo directos.

El proyecto es propiedad de la empresa anglo-sudafricana Anglo American (60%) y de la japonesa Mitsubishi (40%). Quellaveco se ubica en la zona andina de la región Moquegua, en una altura promedio de 3600 metros sobre el nivel del mar.

En este último tramo la empresa deberá recibir la autorización de las autoridades para que pueda comenzar la producción comercial en los próximos meses. Quellaveco es un yacimiento de clase mundial y una vez que opere será considerada como una de las cinco minas de cobre más grandes en el mundo. Como señala la propia empresa, en la actualidad hay pocos proyectos de cobre a gran escala en el mundo y Quellaveco es uno de los más importantes.

En relación a los temas sociales y ambientales, debemos señalar que luego de un conflicto importante y un largo proceso de diálogo, el 10 de julio de 2012 se firmó un acuerdo con las organizaciones representativas de Moquegua y sus autoridades, con 26 puntos referidos, entre otros, a la gestión del agua, el cuidado del ambiente y la responsabilidad social. Igualmente se acordó un aporte de mil millones de soles que deberá ser entregado en diferentes etapas para contribuir al desarrollo de la región.

El acuerdo mencionado ya tiene 10 años de vigencia y lo cierto es que el proyecto demoró en su proceso de construcción más de la cuenta, debido a los problemas financieros que tuvo Anglo American. Es por eso que la luz verde para iniciar la construcción de la mina se dio cuando Mitsubishi amplió su participación en el financiamiento del proyecto el año 2018.

Cabe señalar que el tema del agua es muy sensible en Moquegua, una de las zonas que presenta una situación recurrente de estrés hídrico en el país. La empresa ha anunciado que para operar la mina requiere un volumen de agua de 22 millones de metros cúbicos, que serán cubiertos por el río Titire (cuyas aguas estarían mineralizadas con boro y arsénico y no son aptas para el consumo humano, ni para la agricultura y la ganadería), que será transportado a través de una tubería de 88 kilómetros hasta el proyecto. Además, la operación minera tomará agua de la presa Vizcachas, que tiene una capacidad de 60 millones de metros cúbicos para captar agua en la época de lluvias y que, según información de la empresa, también estará a disposición de la actividad agrícola para Moquegua y el vecino Valle de Tambo.

Por los antecedentes de la zona, un monitoreo verdaderamente independiente del sistema hídrico de la operación de la mina será necesario, sobre todo si la empresa quiere establecer una relación con las comunidades vecinas, donde la transparencia, el acceso a la información y la rendición de cuentas sea lo que predomine en el trato cotidiano.

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