Desde el cerro de “Los Coyotes”, la vista se extiende a San José del Progreso, La Noria de Ortiz y a esta agencia, entre otras comunidades. Zonas áridas pero también con un centenar de invernaderos dispersos y por lo menos una media docena de presas, que alimentan cultivos y a la población.
Un cuerpo de agua artificial de mayor tamaño llama la atención: es el embalse de jales de la Compañía Minera Cuzcatlán, que recoge aguas residuales con tóxicos de la mina en San José.
“Es una ‘bomba de tiempo’; no sabemos cuándo va a explotar, pero de que sucede, sucede. Tiene muchos químicos mortales que no solamente va a matar nuestros animales, sino acabar con nuestros cultivos y contaminar el subsuelo”, dicen los campesinos de Monte del Toro.
Y en medio de su temor, un funcionario de la Procuraduría Agraria en lugar de proteger al campesino, favorece a la minera y presiona para que los ejidatarios vendan sus tierras a la empresa, denuncian.