El profesor Díaz-Fierros alerta de que “el carcinógeno supera 12 veces” lo permitido
Por si al Gobierno gallego le quedaban todavía dudas, ayer la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) sacó a la luz una tercera investigación científica que concluye que los niveles de arsénico detectados en los suelos y las aguas de la parroquia de Corcoesto (Cabana de Bergantiños) no solo son alarmantes, sino que resultan “tóxicos” y son consecuencia directa de la mina de oro que cerraron los ingleses hacia 1930. Ocho décadas después, la empresa canadiense Edgewater Exploration cuenta ya con el beneplácito de la Consellería de Medio Ambiente y está a punto de obtener licencia de Industria para resucitar los viejos filones. La montaña volverá a romperse con dinamita, la roca cargada de arsénico será nuevamente pulverizada, y el oro acabará siendo liberado, tras un largo proceso, gracias al uso de cianuro, un veneno habitual en la minería de oro pero prohibido ya en varios países de Europa.


