En Acacoyagua, municipio de la Región Soconusco, en la zona costera de Chiapas, sus pobladores han incrementado en las últimas semanas el nivel de las protestas, ante el daño a la flora, fauna, ríos y salud humana, que han empezado a provocar las substancias tóxicas que utiliza la empresa Caracol, para la explotación minera a cielo abierto.
Un problema que se suma a muchos otros en el país, sin que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), o la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), intervengan para investigar las denuncias y sancionar, como lo ordena la ley, por lo que se han convertido en verdaderas figuras decorativas, que ejemplifican la grave contradicción entre lo que se dice y se hace en el ámbito federal.
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