Una pequeña carretera destapada sube y sube por una de las montañas que bordea el cañón del Chicamocha. A medida que se incrementa la altura cambia la vegetación, ésta se hace cada vez más pequeña, mientras que baja la temperatura dramáticamente y se hace más difícil respirar por la disminución del oxígeno.
Después de viajar por unos minutos, llegando a la cúspide de la montaña, a algo más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, se aprecia con toda su imponencia uno de los principales páramos de Boyacá, el de Pisba. Allí la vista se estrella con un colchón de vegetación variada pero distribuida de manera homogénea, cubierta por una neblina que hace presencia durante todo el día y casi nunca aparece el sol. Se respira y siente aire húmedo.
