Los campesinos de Tasco, en Boyacá, completaron nueve meses de campamento en el complejo natural de Pisba para impedir la explotación de hierro en su territorio. El lugar exacto del plantón es la mina de El Banco, ubicada en la vereda El Pedregal. Los campesinos de Boyacá quieren conservar las fuentes de agua que la explotación de minerales les ha arrebatado por más de 50 años. Acerías Paz del Río asegura haber cumplido con los requerimientos ambientales.
Los campesinos de Tasco, en Boyacá, completaron nueve meses de campamento en el complejo natural de Pisba para impedir la explotación de hierro en su territorio. El lugar exacto del plantón es la mina de El Banco, ubicada en la vereda El Pedregal. Allí, desde junio del año pasado, se alza una carpa que tiene vigilantes las 24 horas del día, en turnos que se rotan entre los campesinos de la comunidad. “porque la vereda tiene que sobrevivir, trabajar y no trasnochar tanto”, cuenta Sixto Amaya, uno de los campesinos líderes de la protesta.
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