El estado de Guerrero no sólo se encuentra inmerso en una vorágine de violencia, pobreza y marginación, sino además y, por si fuera poco, la actividad minera –ejercida principalmente por consorcios canadienses—ha generado un clima de violencia y desplazamiento forzoso de habitantes de pequeñas localidades donde se desarrolla esta actividad productiva.
En esta estrategia comercial, promovida por quienes se dedican a extraer oro, principalmente, los habitantes de Nuevo Balsas, una pequeña comunidad del municipio de Cocula, enfrenta ahora además al monstruo de la minera Media Luna, filial del poderoso consorcio canadiense Torex Gold, que hace un año aproximadamente comenzó a devastar extensas áreas, principalmente los cerros.
Así lo manifestó la Red Mexicana de Afectados por la Minería, organización que han denunciado ante diversas instancias –como la Comisión de los Derechos Humanos de Guerrero (Coddehum)– que la actividad minera en la región ha provocado enfermedades, mayoritariamente afectados los menores y los adultos mayores.
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