Llegó con el argumento de que sembraría orquídeas. Compró terrenos boscosos de los indios mam. Llegó y lo que hizo fue empezar a explorar, a cavar y a llevarse el agua, a pesar de las denuncias de las comunidades. Luego, llegaron los prostíbulos, los guardias de seguridad, la división de las comunidades y las enfermedades.
La irrupción en 2004 de la empresa Goldcorp para construir la Mina Marlin en San Miguel Ixtahuacán, Guatemala, se ha convertido “en una enfermedad de distintos tipos”, relata Francisco Rocael, integrante de la Asamblea Departamental de Huehuetenango (ADH), cerca de Ixtahuacán, y del Consejo de Pueblos Mayas de Occidente.
“Deforestación, erosión, contaminación y escases de agua (…) aumento de competencia por recursos hídricos” “aumento de militarización y represión”, “toque de queda a las diez de la noche en Ixtahuacán”, son otros de los efectos que ha causado la mina, de acuerdo con el documento Invirtiendo en conflicto; Destrucción local, ganancia ajena: Goldcorp en las Américas hecho en coautoría por las organizaciones Mining Watch Canada y Rights Action este 2014.
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