Argentina, Bolivia, Chile, Litio

La fiebre del litio amenaza a las culturas indígenas de los desiertos de sal andinos

La extracción de este metal alcalino para las baterías de los coches eléctricos requiere enormes cantidades de agua. Argentina, Bolivia y Chile son los más afectados.

No hace falta ser experto en energía para darse cuenta de que es imperativo buscar alternativas a los combustibles fósiles, entre otras cosas, porque estamos llegando al principio del fin de la producción de petróleo, pero sobre todo porque los efectos destructivos que provocan –agotamiento permanente de fuentes de agua, deforestación, inundaciones, vertidos tóxicos, incendios, huracanes, subida de los niveles del mar,  etc.–  son cada vez más palpables para la mayoría de la población mundial.

Una de las soluciones tecnológicas para paliar los deletéreos efectos de la economía del petróleo es la producción de automóviles eléctricos.  El estado de California, por ejemplo, planea reducir la emisión de gases en un 40% hasta llegar a niveles inferiores a los de 1990. Para ello, proyecta crear una serie de incentivos financieros y de regulaciones que permitan que en el 2030 haya 4.2 millones de autos eléctricos en su parque automovilístico.  En Europa algunos estados como Holanda tienen objetivos incluso más ambiciosos y aspiran a tener un parque automovilístico 100% eléctrico para el 2030.

Con semejantes incentivos estatales, los principales productores de autos mundiales –Ford, Toyota, Nissan, General Motors, BMW, etc.– hace tiempo ya que llevan experimentando con vehículos híbridos y modelos eléctricos, pero ninguna de ellas iguala en ambición ni en grandilocuencia tecno-utópica a la californiana TESLA y a su capitán de industria Elon Musk. Como Steve Jobs en su día, Musk,  portada incluso de revistas de entretenimiento como Rolling Stone,  es idealizado o vilipendiado como el auténtico gurú de una secta que podría salvarnos del apocalipsis ecológico sin renunciar a la comodidad de nuestros vehículos utilitarios. De las paredes de la gigafactory de Tesla en Nevada cuelga un cartel enorme que reza: “Para acelerar la transición mundial a la energía sustentable”.

TESLA produce automóviles eléctricos de lujo con la promesa de alcanzar niveles de producción masivos y precios al alcance de las clases medias. Pero, como el iphone en su día, los automóviles TESLA son mucho más que un automóvil: son el futuro, “un sueño hecho realidad”, como le escuché decir a una de sus usuarias californianas. Los modelos TESLA poseen, entre otras cosas, reconocimiento facial , capacidad de estacionarse automáticamente y, eventualmente, autonomía para operar sin control humano. Además de sus vehículos eléctricos, Musk ha producido en Australia la batería de litio más grande del mundo con 100 megavatios de potencia para abastecimiento eléctrico doméstico, planea fabricar camiones eléctricos para el transporte de mercancías pesadas e incluso lanzar automóviles que alcancen la luna.

Con estos mimbres resulta casi imposible restarse al optimismo tecnológico que promueve Musk, o, si no se comparte su visión futurista, al menos no reconocer la necesidad de iniciar lo antes posible una transición hacia el uso de energías alternativas al petróleo, a ser posible renovables y más limpias. Sin embargo, antes de aceptar las nuevas soluciones tecnológicas que se nos ofrecen, deberíamos, por una cuestión de ética esencial, preguntarnos de dónde vienen los materiales que hacen posible el uso de estas nuevas energías en la producción de vehículos limpios.

En este caso la pregunta puede ser bastante simple y, a la vez, bastante esquiva. La funcionalidad de los vehículos eléctricos depende de la capacidad de fabricar baterías relativamente livianas. Hoy por hoy esto se consigue fabricando baterías de litio, las mismas que también hacen posible que la batería de nuestros celulares y computadores funcione sin estar conectada a una fuente de red.  La pregunta entonces es: ¿De dónde viene el litio y qué efectos tiene su minería en las comunidades donde opera?

El litio está bastante concentrado en ciertas áreas geográficas. Hay litio en roca en Australia, en Carolina del Norte (Estados Unidos) y en algunos lugares de China, pero la forma más barata de extraer litio es mediante evaporación en salares (lagos de sal formados tras un prolongado periodo de erupción volcánica). Hay salares en Tíbet y en Nevada (Estados Unidos), pero la mayoría de las reservas mundiales de litio –entre el 80% y el 85% dependiendo de los expertos—están en una zona transandina que se extiende a través de las fronteras de Argentina, Bolivia y Chile e incluye los salares de Atacama (Chile), Hombre Muerto, Olaroz y Salinas Grandes (Argentina) y Uyuni y Coipasa (Bolivia) entre otros muchos de menor tamaño. Se trata de cuencas endorréicas (cerradas al flujo de los ríos y otros cauces de agua) que oscilan entre los 2,400 y los 4,000 metros de altitud y que presentan índices de precipitación muy bajos y de radiación muy altos. O dicho más prosaicamente: hace mucho calor en el día, mucho frío en la noche y hay muy poco agua para la vida en general.

La revista Forbes, que rebautizó la zona con el nombre de «Arabia Saudí del Litio», describe en estos términos el Salar del Atacama:

«Nada crece en el corazón del Salar de Atacama, esta antigua cuenca lacustre, 700 millas al norte de Santiago, debe ser el lugar más seco del planeta, una tierra baldía, cubierta de una costra de rocas de sal que se parece a una plasta de vaca […]. Si no fuera por la preciosa salmuera que burbujea 130 pies por debajo de la superficie, los humanos se mantendrían alejados del Salar de Atacama».

Se trata de un gesto típicamente colonial: ver el territorio vacío para evitar hacerse cargo de los potenciales impactos ambientales y humanos que pueda causar la actividad emprendida por un agente foráneo como la minería del litio. Sin embargo, si el periodista de Forbes hubiera sido un poco menos bárbaro, se hubiera informado de que en los oasis que bordean el Salar de Atacama viven comunidades indígenas, según el registro arqueológico, al menos desde el 8,000 AD. De hecho, el pueblo atacameño o Lickan Antay –gente de la tierra en kunza, su lengua– fue capaz de levantar toda una civilización en mitad del desierto más árido del mundo, domesticar la llama y otros camélidos para utilizarlos en sus largas caravanas transandinas, emplear el fruto del chañar y del algarrobo (dos de los pocos árboles que crecen en estos parajes) para aportar proteína a su dieta y fabricar “aloha”, un licor utilizado en ceremonias y ritos. En los Oasis del Salar de Atacama se cosecha hoy alfalfa, maíz, papas y habas; en sus huertos sigue habiendo árboles frutales que reciben agua a través de un escrupuloso sistema de uso comunal del agua que convive con el turismo ecológico y otros emprendimientos comunitarios. Y por si todo eso fuera poco además han sobrevivido a las distintas olas de colonialismo desde la llegada de los españoles hasta el presente.

Por eso, las malas noticias para los inversionistas de Forbes y para el optimismo tecnológico del norte es que, lejos de ser una tierra baldía, el Salar de Atacama, como el resto de territorios del llamado triángulo suramericano del litio, sigue habitado por las comunidades ancestrales Aymara, Quechua, Kolla y Lickan Antay que son, según derecho consuetudinario, los legítimos dueños del territorio, los que lo siguen haciendo florecer respetando sus ciclos de regeneración mediante todo un sistema ritual de pagos a la tierra y respeto a la naturaleza.

A diferencia de los occidentales, estos pueblos indígenas, que se consideran los herederos directos de los Incas, no ven la naturaleza como un objeto exterior a ellos del que pueden disponer a capricho o destruir, sino como un ser vivo. Verónica Chávez, de la comunidad de Santuario de Tres Pozos en Salinas Grandes (Argentina), cuenta que el Salar es un ser vivo con sus venas de agua y sus ciclos de regeneración que atraviesan la estación de las lluvias hasta secarse y hacer brotar la sal que se cosecha después, en la estación seca, como una planta más. Por eso cuando llegaron las mineras del litio a explotar el Salar, el efecto en ella fue demoledor: “Por lo que yo vi, era que gente venía sin conocimiento, no les importaba nada el destrozo de nuestra Mamita Pacha, le tiraban ácido, le rompían la venita de agua, ¡hacían todo un desastre! Y para mí es un dolor eso, porque ella es una mamita para mí, a una madre no se le hace eso”.

Conviene, no obstante, no idealizar ni romantizar a los pueblos indígenas de los salares. En la cuenca de Salinas Grandes, Argentina, han logrado parar, de momento, la explotación del litio, pero unos kilómetros más al este, en Olaroz y Laguna Guayatayoc, las comunidades Lickan Antay han firmado un acuerdo con la minera Orocobre (proveedor principal de litio para Toyota). Lo mismo sucede en el Salar de Atacama donde la norteamericana Rockwood Lithium, subsidiaria del gigante minero Abermale, tiene convenio con la mayoría de comunidades indígenas. A veces estos convenios se firman por intereses, porque las comunidades tienen necesidades de infraestructura o fuentes adicionales de ingresos y, otras veces, se hace a regañadientes, porque si van a sacar el mineral de la tierra es mejor que quede algo en las comunidades. Pero en todos los casos, los pueblos indígenas quieren lo mismo: que se aplique el convenio 169 de la OIT, que haya consulta previa, libre e informada; en el caso de la cuenca de Salinas grandes, sus 33 comunidades incluso tienen un protocolo llamado Kachi Yupi, huellas de sal en quechua, que estipula cómo llevar a cabo esta consulta.

La realidad, sin embargo, no parece dispuesta a respetar la voluntad de estos pueblos indígenas. La presión que ya existía sobre el litio se está incrementando exponencialmente porque si para una batería de teléfono móvil hacían falta 3 gramos de litio, para un auto eléctrico hacen falta casi 20 kilos, más de 50 si se trata de uno de los rutilantes modelos de TESLA.

Con el cambio de ciclo político en Argentina y Chile parece que se han abierto las puertas definitivamente para la explotación sin límites del llamado oro blanco de los salares. Mauricio Macri en Argentina está otorgando licencias de explotación sin consultas y sin muchas cortapisas, hay en la actualidad hasta 63 proyectos aprobados en las provincias de Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. Del mismo modo, en Chile, con la llegada de Sebastián Piñera al poder, la minera SQM –una de las más corruptas de la región, privatizada durante la dictadura de Pinochet y vendida a su yerno Julio Ponce Lerou, envuelto hoy en escándalos de financiación política ilegal– acaba de llegar a un acuerdo con el Estado chileno para retomar y aumentar la explotación de litio en el Salar de Atacama. Paralelamente, Elon Musk visita clandestinamente el país para explorar la posibilidad de abrir una megafábrica de baterías de litio en Chile con gran regocijo de las clases dirigentes.

Estos movimientos entre bambalinas, sin duda, hacen que las comunidades indígenas se sientan amenazadas. Saben que la minería del litio extrae grandes cantidades de salmuera y agua que luego se secan al sol en mega piscinas, son conscientes de que viven en cuencas cerradas cuyas fuentes de agua están interconectadas y pueden llegar a secarse definitivamente haciendo la vida en el salar inviable. Como explica Sandra Flores, de la comunidad de Coyo en Atacama, esta posibilidad se vive como un potencial genocidio cultural. En sus propias palabras:

La extracción de este metal alcalino para las baterías de los coches eléctricos requiere enormes cantidades de agua. Argentina, Bolivia y Chile son los más afectados.

No hace falta ser experto en energía para darse cuenta de que es imperativo buscar alternativas a los combustibles fósiles, entre otras cosas, porque estamos llegando al principio del fin de la producción de petróleo, pero sobre todo porque los efectos destructivos que provocan –agotamiento permanente de fuentes de agua, deforestación, inundaciones, vertidos tóxicos, incendios, huracanes, subida de los niveles del mar,  etc.–  son cada vez más palpables para la mayoría de la población mundial.

Una de las soluciones tecnológicas para paliar los deletéreos efectos de la economía del petróleo es la producción de automóviles eléctricos.  El estado de California, por ejemplo, planea reducir la emisión de gases en un 40% hasta llegar a niveles inferiores a los de 1990. Para ello, proyecta crear una serie de incentivos financieros y de regulaciones que permitan que en el 2030 haya 4.2 millones de autos eléctricos en su parque automovilístico.  En Europa algunos estados como Holanda tienen objetivos incluso más ambiciosos y aspiran a tener un parque automovilístico 100% eléctrico para el 2030.

Con semejantes incentivos estatales, los principales productores de autos mundiales –Ford, Toyota, Nissan, General Motors, BMW, etc.– hace tiempo ya que llevan experimentando con vehículos híbridos y modelos eléctricos, pero ninguna de ellas iguala en ambición ni en grandilocuencia tecno-utópica a la californiana TESLA y a su capitán de industria Elon Musk. Como Steve Jobs en su día, Musk,  portada incluso de revistas de entretenimiento como Rolling Stone,  es idealizado o vilipendiado como el auténtico gurú de una secta que podría salvarnos del apocalipsis ecológico sin renunciar a la comodidad de nuestros vehículos utilitarios. De las paredes de la gigafactory de Tesla en Nevada cuelga un cartel enorme que reza: “Para acelerar la transición mundial a la energía sustentable”.

TESLA produce automóviles eléctricos de lujo con la promesa de alcanzar niveles de producción masivos y precios al alcance de las clases medias. Pero, como el iphone en su día, los automóviles TESLA son mucho más que un automóvil: son el futuro, “un sueño hecho realidad”, como le escuché decir a una de sus usuarias californianas. Los modelos TESLA poseen, entre otras cosas, reconocimiento facial , capacidad de estacionarse automáticamente y, eventualmente, autonomía para operar sin control humano. Además de sus vehículos eléctricos, Musk ha producido en Australia la batería de litio más grande del mundo con 100 megavatios de potencia para abastecimiento eléctrico doméstico, planea fabricar camiones eléctricos para el transporte de mercancías pesadas e incluso lanzar automóviles que alcancen la luna.

Con estos mimbres resulta casi imposible restarse al optimismo tecnológico que promueve Musk, o, si no se comparte su visión futurista, al menos no reconocer la necesidad de iniciar lo antes posible una transición hacia el uso de energías alternativas al petróleo, a ser posible renovables y más limpias. Sin embargo, antes de aceptar las nuevas soluciones tecnológicas que se nos ofrecen, deberíamos, por una cuestión de ética esencial, preguntarnos de dónde vienen los materiales que hacen posible el uso de estas nuevas energías en la producción de vehículos limpios.

En este caso la pregunta puede ser bastante simple y, a la vez, bastante esquiva. La funcionalidad de los vehículos eléctricos depende de la capacidad de fabricar baterías relativamente livianas. Hoy por hoy esto se consigue fabricando baterías de litio, las mismas que también hacen posible que la batería de nuestros celulares y computadores funcione sin estar conectada a una fuente de red.  La pregunta entonces es: ¿De dónde viene el litio y qué efectos tiene su minería en las comunidades donde opera?

El litio está bastante concentrado en ciertas áreas geográficas. Hay litio en roca en Australia, en Carolina del Norte (Estados Unidos) y en algunos lugares de China, pero la forma más barata de extraer litio es mediante evaporación en salares (lagos de sal formados tras un prolongado periodo de erupción volcánica). Hay salares en Tíbet y en Nevada (Estados Unidos), pero la mayoría de las reservas mundiales de litio –entre el 80% y el 85% dependiendo de los expertos—están en una zona transandina que se extiende a través de las fronteras de Argentina, Bolivia y Chile e incluye los salares de Atacama (Chile), Hombre Muerto, Olaroz y Salinas Grandes (Argentina) y Uyuni y Coipasa (Bolivia) entre otros muchos de menor tamaño. Se trata de cuencas endorréicas (cerradas al flujo de los ríos y otros cauces de agua) que oscilan entre los 2,400 y los 4,000 metros de altitud y que presentan índices de precipitación muy bajos y de radiación muy altos. O dicho más prosaicamente: hace mucho calor en el día, mucho frío en la noche y hay muy poco agua para la vida en general.

La revista Forbes, que rebautizó la zona con el nombre de «Arabia Saudí del Litio», describe en estos términos el Salar del Atacama:

«Nada crece en el corazón del Salar de Atacama, esta antigua cuenca lacustre, 700 millas al norte de Santiago, debe ser el lugar más seco del planeta, una tierra baldía, cubierta de una costra de rocas de sal que se parece a una plasta de vaca […]. Si no fuera por la preciosa salmuera que burbujea 130 pies por debajo de la superficie, los humanos se mantendrían alejados del Salar de Atacama».

Se trata de un gesto típicamente colonial: ver el territorio vacío para evitar hacerse cargo de los potenciales impactos ambientales y humanos que pueda causar la actividad emprendida por un agente foráneo como la minería del litio. Sin embargo, si el periodista de Forbes hubiera sido un poco menos bárbaro, se hubiera informado de que en los oasis que bordean el Salar de Atacama viven comunidades indígenas, según el registro arqueológico, al menos desde el 8,000 AD. De hecho, el pueblo atacameño o Lickan Antay –gente de la tierra en kunza, su lengua– fue capaz de levantar toda una civilización en mitad del desierto más árido del mundo, domesticar la llama y otros camélidos para utilizarlos en sus largas caravanas transandinas, emplear el fruto del chañar y del algarrobo (dos de los pocos árboles que crecen en estos parajes) para aportar proteína a su dieta y fabricar “aloha”, un licor utilizado en ceremonias y ritos. En los Oasis del Salar de Atacama se cosecha hoy alfalfa, maíz, papas y habas; en sus huertos sigue habiendo árboles frutales que reciben agua a través de un escrupuloso sistema de uso comunal del agua que convive con el turismo ecológico y otros emprendimientos comunitarios. Y por si todo eso fuera poco además han sobrevivido a las distintas olas de colonialismo desde la llegada de los españoles hasta el presente.

Por eso, las malas noticias para los inversionistas de Forbes y para el optimismo tecnológico del norte es que, lejos de ser una tierra baldía, el Salar de Atacama, como el resto de territorios del llamado triángulo suramericano del litio, sigue habitado por las comunidades ancestrales Aymara, Quechua, Kolla y Lickan Antay que son, según derecho consuetudinario, los legítimos dueños del territorio, los que lo siguen haciendo florecer respetando sus ciclos de regeneración mediante todo un sistema ritual de pagos a la tierra y respeto a la naturaleza.

A diferencia de los occidentales, estos pueblos indígenas, que se consideran los herederos directos de los Incas, no ven la naturaleza como un objeto exterior a ellos del que pueden disponer a capricho o destruir, sino como un ser vivo. Verónica Chávez, de la comunidad de Santuario de Tres Pozos en Salinas Grandes (Argentina), cuenta que el Salar es un ser vivo con sus venas de agua y sus ciclos de regeneración que atraviesan la estación de las lluvias hasta secarse y hacer brotar la sal que se cosecha después, en la estación seca, como una planta más. Por eso cuando llegaron las mineras del litio a explotar el Salar, el efecto en ella fue demoledor: “Por lo que yo vi, era que gente venía sin conocimiento, no les importaba nada el destrozo de nuestra Mamita Pacha, le tiraban ácido, le rompían la venita de agua, ¡hacían todo un desastre! Y para mí es un dolor eso, porque ella es una mamita para mí, a una madre no se le hace eso”.

Conviene, no obstante, no idealizar ni romantizar a los pueblos indígenas de los salares. En la cuenca de Salinas Grandes, Argentina, han logrado parar, de momento, la explotación del litio, pero unos kilómetros más al este, en Olaroz y Laguna Guayatayoc, las comunidades Lickan Antay han firmado un acuerdo con la minera Orocobre (proveedor principal de litio para Toyota). Lo mismo sucede en el Salar de Atacama donde la norteamericana Rockwood Lithium, subsidiaria del gigante minero Abermale, tiene convenio con la mayoría de comunidades indígenas. A veces estos convenios se firman por intereses, porque las comunidades tienen necesidades de infraestructura o fuentes adicionales de ingresos y, otras veces, se hace a regañadientes, porque si van a sacar el mineral de la tierra es mejor que quede algo en las comunidades. Pero en todos los casos, los pueblos indígenas quieren lo mismo: que se aplique el convenio 169 de la OIT, que haya consulta previa, libre e informada; en el caso de la cuenca de Salinas grandes, sus 33 comunidades incluso tienen un protocolo llamado Kachi Yupi, huellas de sal en quechua, que estipula cómo llevar a cabo esta consulta.

La realidad, sin embargo, no parece dispuesta a respetar la voluntad de estos pueblos indígenas. La presión que ya existía sobre el litio se está incrementando exponencialmente porque si para una batería de teléfono móvil hacían falta 3 gramos de litio, para un auto eléctrico hacen falta casi 20 kilos, más de 50 si se trata de uno de los rutilantes modelos de TESLA.

Con el cambio de ciclo político en Argentina y Chile parece que se han abierto las puertas definitivamente para la explotación sin límites del llamado oro blanco de los salares. Mauricio Macri en Argentina está otorgando licencias de explotación sin consultas y sin muchas cortapisas, hay en la actualidad hasta 63 proyectos aprobados en las provincias de Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. Del mismo modo, en Chile, con la llegada de Sebastián Piñera al poder, la minera SQM –una de las más corruptas de la región, privatizada durante la dictadura de Pinochet y vendida a su yerno Julio Ponce Lerou, envuelto hoy en escándalos de financiación política ilegal– acaba de llegar a un acuerdo con el Estado chileno para retomar y aumentar la explotación de litio en el Salar de Atacama. Paralelamente, Elon Musk visita clandestinamente el país para explorar la posibilidad de abrir una megafábrica de baterías de litio en Chile con gran regocijo de las clases dirigentes.

Estos movimientos entre bambalinas, sin duda, hacen que las comunidades indígenas se sientan amenazadas. Saben que la minería del litio extrae grandes cantidades de salmuera y agua que luego se secan al sol en mega piscinas, son conscientes de que viven en cuencas cerradas cuyas fuentes de agua están interconectadas y pueden llegar a secarse definitivamente haciendo la vida en el salar inviable. Como explica Sandra Flores, de la comunidad de Coyo en Atacama, esta posibilidad se vive como un potencial genocidio cultural. En sus propias palabras:

“[Explotar el litio] es terminar con una parte de la humanidad y lo que es la cultura. Eso creo que sería como…trágico, o sea… como decir tú puedes matar a la otra persona y lo matas y listo. Para mí eso es trágico, para mí sería eso, traer algo grande para que mate a los pequeños, eso sería como lo trágico, lo terrible. Es… extinguir una cultura, matarla. Qué ha costado harto vivir en este desierto, es difícil, no es fácil, y… lo hemos podido conservar muchos años… Pero no tenemos las armas para poderlo seguir cuidando, no tenemos. Si el gobierno prefiere el litio, no tenemos nada más que hacer, porque no podemos luchar con algo tan grande.  […] Pero si la luchamos, si la gente se preocupa de poder conservar el agua…”.

Es evidente que necesitamos alternativas al petróleo, pero también pensar en los desafíos que presentan esas nuevas tecnologías y hacernos preguntas incómodas: ¿podemos simplemente sustituir los autos que funcionan con hidrocarburos por autos eléctricos? ¿Qué papel debe cumplir el transporte colectivo y público en la lucha contra el calentamiento global? ¿Existen alternativas al litio como por ejemplo la batería de sodio? ¿Impiden la minería transnacional y los inversores financieros la búsqueda de alternativas al litio? ¿Estamos dispuestos a facilitar con nuestros patrones de consumo la destrucción de ecosistemas de gran complejidad y diversidad como los de los salares? ¿Queremos asumir éticamente la destrucción de culturas milenarias y modos de vida y gestión de lo social alternativos al modo de vida occidental?

 

Fuente:https://kaosenlared.net/la-fiebre-del-litio-amenaza-a-las-culturas-indigenas-de-los-desiertos-de-sal-andinos-video/?fbclid=IwAR17vWoorsisFm5QrLDuBTq_k8DYYZvT3hnDT4vvCmO9OVdcErkjrOm_hJ8

Bolivia, Litio

El trasfondo de la tensión entre Bolivia y Estados Unidos por el litio

Mientras el país del altiplano tendió puentes con China para la explotación del “oro blanco”, una comitiva de Trump buscó acceder a la ruta del litio a través del gobierno jujeño.

La explotación e industrialización del litio significó la apertura a importantes acuerdos comerciales para Bolivia en el último año pero también estimuló el aumento de tensiones con Estados Unidos. Durante septiembre, Ivanka Trump arribó a tierras jujeñas junto a funcionarios de gobierno estadounidense para anunciar el financiamiento de una ruta que incluye en su itinerario la denominada ruta del litio.

China y Alemania se convirtieron en socios estratégicos de Bolivia a partir de una de las reservas más importantes a nivel mundial de ese recurso ubicado en el salar de Uyuni. Mientras el país que en ese entonces presidía Evo Morales optó por tender sus lazos comerciales con el gigante asiático y una de las principales potencias europeas, Estados Unidos no quiso quedar afuera.

Previo a las elecciones presidenciales en Bolivia y ante la creciente tensión política con el país norteamericano, durante septiembre, Ivanka Trump, la hija del primer mandatario estadounidense Donald Trump, llevó adelante una visita a la localidad jujeña de Purmamarca junto a una comitiva que fue recibida por el gobernador Gerardo Morales.

El arribo de la “misión” norteamericana a la ciudad que limita con Bolivia, contó con la presencia del Subsecretario de Estado, John J. Sullivan, la viceministra de Defensa, Lisa Hershman, y el Jefe de la agencia USAID -dependiente del Pentágono.

 

Durante su estadía en Purmamarca, Ivanka Trump anunció una inversión de 400 millones de dólares destinada a obras viales, cuya traza, según explicaron empresarios ligados al gobernador jujeño, debería incluir un itinerario por la denominada ruta del litio.

Mediante un informe, el periodista Jorge Elbaum dio a conocer que dicha inversión se canalizaría a través de la Compañía de Inversiones Privadas en el Extranjero (Opic, por su sigla en inglés), agencia gubernamental autárquica con sede en Washington.

La Opic sería la encargada de canalizar los aportes para construir rutas cuyos beneficiarios prioritarios serían automotrices trasnacionales, con un financiamiento a costas de los impuestos de cada ciudadano argentino.

El triángulo del litio, territorio donde la Opic busca desembarcar con sus inversiones, se trata nada menos que de la zona donde limitan Argentina, Bolivia y Chile, que concentra el 75% del mineral existente en todo el mundo.

salar, litio, bolivia, golpe de estado

La reserva más grande del mundo

Los intereses económicos del mundo están puestos en Bolivia, un territorio que posee una de las mayores reservas de litio, un componente clave para el desarrollo de baterías para autos eléctricos. De acuerdo a un estudio reciente, Uyuni cuenta con casi 21 millones de toneladas de ese recurso.

Si bien el plan para industrializar su propio litio se retrasó en el último tiempo, la firma Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) tendió lazos con distintos socios estratégicos. Ya en 2018 el país sudamericano había generado un acuerdo con la firma alemana ACI Systems que posibilitó la explotación del salar de Uyuni.

Luego, el gobierno boliviano generó una nueva instancia de negociación con un consorcio de empresas chinas. Las firmas Xinjiang Tbea Group y Boacheng acordaron con el entonces gobierno de Evo Morales obtener un 49% de participación en el proyecto que demandó unos 2,3 millones de dólares.

 

En ese momento Xinjiang Tbea venció a seis rivales que también buscaron asociarse con Bolivia en Coipasa y Pastos Grandes, incluidos ACI, Uranium One, una subsidiaria de la compañía nuclear estatal rusa Rosatom, y la compañía irlandesa Clontarf Energy Plc.

En su momento, Evo Morales destacó que “hay un mercado garantizado en China para la producción de baterías”. A su vez, el embajador chino en Bolivia, Liang Yu, reconoció que necesitará 800.000 toneladas de metal por año para 2025 para apoyar su floreciente industria de automóviles eléctricos.

El denominado “oro blanco” se convirtió en un activo de crecimiento económico para el país del altiplano a partir de su creciente demanda a nivel mundial. A su vez, su utilización significó decisiones que marcaron una postura estratégica, ya sea con quienes el gobierno democrático decidió tender puentes, como con quienes no.

Grabois denunció “apoyo logístico” de Gerardo Morales

El integrante de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois, deslizó sus sospechas sobre Gerardo Morales como supuesto cómplice por la situación en Bolivia. El referente sindical acusó al gobernador Jujeño de prestar “apoyo logístico” para el golpe de Estado contra Evo Morales.

En declaraciones radiales, Grabois afirmo: “Tengo la sospecha, no pruebas, de que por lo menos ha habido un apoyo logístico por parte de Gerardo Morales y eso me resulta raro que haya sido sin la venia de Macri. Es bastante evidente y se tendrá que investigar cuál fue el nivel de este apoyo, cuánta injerencia hubo en el asunto boliviano”.

Más tarde, el referente de la CTEP asoció esta postura con la visita de la hija del primer mandatario estadounidense a Jujuy durante septiembre. En ese sentido explicó: “En septiembre, nuestro pais, con la excusa de los incendios, justo cuando casualmente llegaba Ivanka Trump, mandó brigadistas, militares y dinero a Santa Cruz de la Sierra”.

De hecho detalló sobre su versión de los hechos y contó: “Justo el día de la visita de Ivanka Trump a Jujuy, Gerardo Morales volvía de Santa Cruz de la Sierra después de haber llevado unas cajas en aviones de la Fuerza Aérea, con la excusa de combatir incendios forestales. Mis amigos en Bolivia, incluso funcionarios del Gobierno que en este momento están refugiados, ya planteaban dudas sobre si realmente había buenas intenciones”.

Por último el dirigente social insistió con que “se va a tener que investigar el rol que tuvo Argentina en este proceso” y afirmó que actualmente “hay dos proyectos geopolíticos económicos distintos que no están viviendo democráticamente en Latinoamérica”.

 

Fuente:https://www.ecoportal.net/paises/bolivia-y-estados-unidos/?fbclid=IwAR2dAzSC_sTo2eobz0QyfdjNt3zlczX163DoBiG0ZHC9FhyVl7P-k_2-mhQ

Bolivia, Litio

Proyecto alemán sufre revés para industrializar el litio en Bolivia

Las autoridades de Potosí informaron que esa decisión fue tomada el sábado por el gabinete de ministros del presidente Evo Morales.

Los planes de Bolivia para fabricar y comercializar baterías de litio junto a la empresa alemana ACI Systems GmbH sufrieron un revés tras la anulación de un decreto que daba paso a la creación de una sociedad industrial mixta, informó el domingo el gobernador de Potosí, la región que posee una de las reservas mundiales más grandes de ese metal.

En los últimos meses el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) había movilizado a la población y organizaciones de Potosí, en el suroeste del país, en demanda de mayores beneficios y regalías mineras por la explotación del litio del salar de Uyuni.

Las elecciones nacionales del 20 de octubre habían suspendido temporalmente las medidas de presión contra el Gobierno.

“Hemos recibido el Decreto Supremo 4070 por el cual se está disponiendo la abrogación del Decreto Supremo 3738 del 7 de diciembre de 2018”, dijo a los periodistas el gobernador de Potosí, Juan Carlos Cejas, del oficialista partido Movimiento Al Socialismo (MAS).

Las autoridades de Potosí informaron que esa decisión fue tomada el sábado por el gabinete de ministros del presidente Evo Morales.

No se informó de inmediato todas las razones del gobierno para su decisión, más allá de las protestas que reclamaban un aumento de 3% a 11% de las regalías del proyecto.

Tampoco quedó claro el destino de la asociación mixta.

“Lamentablemente, hemos llegado a esta situación, seguramente el tiempo dirá quiénes han actuado de verdad pensando en Potosí, quiénes han agitado, han azuzado para perjudicar a Potosí”, agregó el gobernador.

En diciembre del año pasado, Alemania y Bolivia sellaron una sociedad para el uso industrial del litio, materia prima clave en la producción de baterías.

ACI Systems GmbH había proyectado la inversión de unos 1.300 millones de dólares para su producción.

Mediante el acuerdo, la compañía estatal Yacimiento de Litio Bolivianos (YLB) se asoció con la firma privada germana ACI Systems para desarrollar su gigantesco salar de Uyuni y construir una planta de hidróxido de litio, así como una fábrica de baterías para autos eléctricos en Bolivia.

ACI Systems también está en conversaciones con compañías de suministro con sede en Alemania y otras partes de Europa con litio procedente de Bolivia. La sociedad busca producir hasta 40.000 toneladas por año de hidróxido de litio a partir de 2022, durante un periodo de 70 años.

 

Fuente:http://www.mch.cl/2019/11/04/proyecto-aleman-sufre-reves-para-industrializar-el-litio-en-bolivia/

Bolivia, Litio

¿Por qué se asoció Bolivia con la empresa alemana ACISA para explotar su litio en Uyuni?

¿A qué desafíos técnicos, sociales y ambientales se enfrenta la cooperación germano-boliviana para la explotación del litio en el Salar de Uyuni? ¿Está la parte alemana a la altura de estos desafíos?

El Salar de Uyuni, en el departamento boliviano de Potosí, es el mayor desierto de sal a mayor altura del mundo y la “Mejor Atracción Turística Natural de Sudamérica” en los World Travel Awards 2019 (una estrella indiscutible en Instagram). Se considera, además, la mayor reserva de litio del mundo: con 21 millones de toneladas del llamado “oro blanco”, probablemente más del 50 por ciento de la reserva global. Y la industrialización del litio es una de las principales apuestas del Gobierno de Evo Morales.

Como socio estratégico para Uyuni, la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) eligió, en octubre de 2018, a la alemana ACI Systems. Ya entonces, el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) marchó, exigiendo detalles del contrato. Y la prensa boliviana cuestionó “la capacidad técnica” de la parte alemana “para desarrollar e implementar un proyecto minero de litio complejo como el del Salar de Uyuni y mucho menos un proyecto de fabricación de material catódico y baterías de litio con tecnología de punta”.

Un año después, Marco Pumari, líder del comité potosino ha iniciado, junto a otra activista, una huelga de hambre por la anulación del contrato con ACI Systems, además de otro con una empresa china. “La empresa alemana se dedicaba a comercializar paneles y, lo peor, ni siquiera tiene plata, porque de manera conjunta, el Estado boliviano y la empresa van a buscar financiamiento”, se quejó Pumari al diario La Razón.

El desafío técnico

En la realización del proyecto para la “Recuperación de hidróxido de litio de salmuera residual” en el Salar de Uyuni, ACI Systems Alemania (ACISA), subsidiaria del Grupo ACI “cuenta con el respaldo de una sólida red de expertos internos y externos, empresas e instituciones como K-UTEC Salt Technologies, Fraunhofer Gesellschaft y VDMA (la Asociación Alemana de la Industria de Ingeniería Mecánica)”, reaccionó por escrito Wolfgang Schmutz, director ejecutivo de esta empresa alemana, consultado por DW a través de su oficina de prensa.

 

Fuente:https://www.dw.com/es/por-qu%C3%A9-se-asoci%C3%B3-bolivia-con-la-empresa-alemana-acisa-para-explotar-su-litio-en-uyuni/a-50728620

Bolivia, Litio

Huelga general en Potosí contra proyecto boliviano-alemán de explotación de litio

La protesta exige que el Estado boliviano rompa los contratos con la alemana ACI Systems para fabricar materiales y baterías destinadas al mercado europeo y con una empresa china que procesará la materia prima para Asia.

Dos dirigentes sociales de la región boliviana de Potosí iniciaron una huelga de hambre en reclamo de la anulación de contratos de explotación de litio con firmas de Alemania y China, y se espera que este lunes (07.10.2019) sean respaldados por un paro cívico regional.

El líder del Comité Cívico de Potosí, Marco Pumari, y otra dirigente de esa entidad, iniciaron el 2 de octubre en La Paz una huelga de hambre en una oficina sindical del magisterio, luego que el día anterior fueran desalojados por la policía de las escaleras del Congreso, donde pretendían iniciar la protesta.

La medida, a la que se suma un paro indefinido programado para este lunes, apunta a obtener mayores regalías para la región por la explotación del litio del Salar de Uyuni, en el sureño departamento de Potosí.

La ley sobre minería y metalurgia establece una regalía del 3 por ciento en favor de la región por la explotación de carbonato de litio, cloruro de potasio y otros minerales.

La protesta intenta también que el Estado boliviano rompa los contratos con la alemana ACI Systems para producir hidróxido de litio y fabricar materiales catódicos y baterías de ion litio destinadas al mercado europeo, y con la china Xinjiang Tbea Group-Baocheng, que procesará la materia prima para Asia.

«La empresa alemana se dedicaba a comercializar paneles y, lo peor, ni siquiera tiene plata, porque de manera conjunta, el Estado boliviano y la empresa van a buscar financiamiento y ¿cuál es la prenda de garantía para esta empresa? Pues es el salar de Uyuni», protestó Pumari, citado por el diario La Razón.

La estatal Yacimientos del Litio Bolivianos (YLB), que tiene la mayoría accionaria en los contratos con las firmas alemana y china, firmó el 1 de octubre un contrato con la empresa nacional Quantum Motors para proveerle de baterías de ion litio para sus vehículos eléctricos.

Bolivia logró certificar sus reservas de litio de 21 millones de toneladas en febrero pasado, principalmente en las regiones potosinas del salar de Uyuni, la mayor pastilla salina del mundo, Coipasa y la laguna de Pastos Grandes, según el gobierno boliviano.

 

Fuente:https://www.dw.com/es/huelga-general-en-potos%C3%AD-contra-proyecto-boliviano-alem%C3%A1n-de-explotaci%C3%B3n-de-litio/a-50724135?fbclid=IwAR31XIlPt8H7IQVw8YKPpCOMEOWAMOSqLXg8O1lAFspe-JTWAMBYbSBe2GQ

Bolivia

En Puno advierten que se podría realizar un nuevo “aymarazo” en respaldo a Walter Aduviri

Tras la reclusión en el penal de Yanamayo del gobernador regional de Puno, Walter Aduviri Calisaya por el caso “aymarazo”, gran número de pobladores aimaras y quechuas vienen pernoctando en las afueras de la Corte Superior de Justicia de Puno y movilizándose por las principales arterias de la ciudad Lacustre en rechazo a la sentencia en su contra.

El presidente del Frente de Defensa de los Recursos Naturales de la Zona Sur, Edgar Chura manifestó que a esta medida de lucha se han sumado diversas provincias de Puno como: Yunguyo, San Antonio de Putina, Melgar, Azángaro, El Collao, además de los cafetaleros de Carabaya y Sandia quienes están turnándose para realizar las vigilias permanentes.

Según el dirigente se les debe una indemnización de los 42 días de lucha del año 2011 contra el gobierno Peruano, asimismo pidió el cierre del Congreso y una nueva Constitución para que la tierra comunal “sea invendible, intransferible e inconcesionable”.

Por su parte el coordinador de la Asociación Pueblos Originarios Puno, Jorge Calizaya Anco, informó que se tiene que defender el agua, la tierra y el aire, que son las principales fuentes de vida para la supervivencia del ser humano, que están siendo contaminadas con la explotación de minerales. “Nosotros vivimos de un 80% de la agricultura y ganadería”, afirmó.

Cabe indicar que el 5 y 6 de septiembre se tiene previsto un paro regional, y en caso de no tener respuesta continuarán con la medida de lucha, e incluso advirtieron que podría darse un nuevo “aymarazo” y “quechuazo”.

Calizaya señaló que los habitantes aimaras tienen planeado migrar al hermano país Bolivia, si es que no se da un pronunciamiento que permita a Walter Aduviri recuperar su libertad.

Pese a las bajas temperaturas de las noches, a no estar bien alimentados, los manifestantes reiteraron que no desistirán de su lucha pese a ser conscientes de los riegos que pueden sufrir en su salud.

“Basta ya de criminalizar la lucha de los pueblos indígenas, originarios y campesinos por sus derechos, territorios y ambiente” son las frases que arengan los pobladores que respaldan a Walter Aduviri en las vigilias y movilizaciones.

 

Fuente:http://www.noticiasser.pe/puno/en-puno-advierten-que-se-podria-realizar-un-nuevo-aymarazo-en-respaldo-walter-aduviri?fbclid=IwAR1SjH65xQdBv4vrcWYuavkHjygbDQdFQw2mVhR4fV5Ce-H5zXsiCK3WfpI

Bolivia

Sin agua no se puede vivir : Las mujeres exigimos el cumplimiento del derecho al Agua , una necesidad de atención permanente

A pedido de emergencia de nuestras hermanas de la comunidad Rancho Grande en el municipio de El Choro – Oruro, las mujeres de la RENAMAT, El Colectivo CASA y con el acompañamiento de voluntarios de SETEM y Araguato, nos dirigimos a la comunidad con una cisterna de agua.

En la reunión junto a la comunidad se pudo evidenciar y denunciar la situación de despojo de agua que viven mujeres, niños y la comunidad en general. Sin acceso al agua o utilizando agua contaminada se sufren enfermedades, y quienes más perciben son las mujeres que se encargan de la alimentación, la salud y los cuidados.

Las mujeres conocemos la importancia del agua para nuestras actividades diarias, para nuestra vida y en Rancho Grande el acceso al agua es limitado, los pozos tienen agua salada, agría no apta para consumo, ellas identifican esto desde el año 2000 cuando se produjo el derrame de crudo de petróleo de trans redes en el rio Desaguadero, aguas que llegan hasta la comunidad y por otro lado, llegan las aguas con desechos mineros a través del río.

La comunidad se da modos para conseguir algo de agua, en épocas de lluvia realizan la cosecha de agua, esto les sirve a lo mucho para consumir durante 2 o 3 meses. Pero entonces ¿que pasa en la época seca? ¿qué hacen el resto del año? ¿Cuanta atención se brinda para el cumplimiento del derecho humano al agua?

Esta necesidad hace que las comunidades tengan que adaptarse a poder conseguir el líquido elemento con la construcción de vigiñas (recipientes de agua para los animales), el llevar agua de las ciudades hasta las comunidades como si de contrabando se tratara… si de contrabando, porque los choferes no quieren llevar en sus buses el agua por el peso extra que implica y es que no hay otra forma, el municipio lleva agua en cisterna para el colegio y la posta medica pero no para la población en general. La comunidad en reiteradas oportunidades ha reclamado a las autoridades, la cantidad otorgada no es suficiente para vivir para mantener las condiciones de vida y esta es la realidad que se quiere cambiar.

Desde la RENAMAT se ha estado visibilizando esta problemática y no es la primera vez que junto a la comunidad e instituciones como el Colectivo CASA llevamos una cisterna de agua a Rancho Grande, agua que si bien no va a solucionar el problema pero que significa una llamada de atención a las autoridades y al Estado, que son quienes tienen el rol de garantizar el cumplimiento del derecho humano al agua.

 

Fuente:http://oiedc.blogspot.com/2019/09/las-mujeres-exigimos-el-cumplimiento.html

Bolivia

Minería: ¿Qué harán con sus impactos ambientales?

* Este análisis comparativo abarca a los partidos políticos que tiene una intención de voto superiores al 5%: Movimiento al Socialismo, Comunidad Ciudadana y Bolivia dijo No.

La minería, conjuntamente con los hidrocarburos y litio, es el rubro económico más desarrollado en los programas de gobierno de los principales partidos políticos, sin embargo lo que dicen sobre que hacer frente a los graves impactos ambientales de la minería es poco o nada. Ninguno hace referencia a los graves impactos de la explotación aurífera en Bolivia y la amazonia en particular. El centro de sus propuestas son principalmente elaborar una estrategia nacional sobre minería, incrementar las inversiones y la producción, fomentar actividades de exploración y explotación de nuevas reservas, incrementar las exportaciones, industrialización y valor agregado, políticas de incentivos para empresas y alianzas estratégicas con el sector privado. En resumidas cuentas: inversión-explotación-producción-exportación.

¿Qué propuestas se deberían considerar sobre la minería?

Eliminar el Artículo 220 de la Ley N° 535 y otras normas que habilitan realizar actividades mineras en áreas protegidas y forestales.

Prohibición de actividades auríferas en la amazonía y actividades mineras que contaminen aguas superficiles y subterraneas.

Cumplimiento del convenio de Minamata sobre el Mercurio del 10 de octubre del 2013, el cual, entre otras cosas, estipula una regulación para la reducción y eliminación del uso del mercurio en la extracción y tratamiento de oro artesanales y de pequeña escala.

Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental integrales realizados por entidades independientes y de libre acceso a la población.

Cumplimiento del convenio 169 de la OIT sobre la consulta para el consentimiento previo, libre, informado y de buena fe a las comunidades indígenas.

Cumplimiento de la prohibición de actividades mineras que no cuenten con licencia ambiental, y mayor regulación y control en el otorgamiento de licencias ambientales a proyectos mineros (pequeños, medianos y de gran escala).

Eliminación del contrabando de insumos tóxicos utilizados en la actividad minera (mercurio, cianuro de sodio, ácido clorhídrico, azufre, etc.).

Actualización, precisión y transparencia de datos oficiales sobre actividades mineras en Bolivia: ubicación, situación legal, volúmenes de producción, cumplimiento de la normativa ambiental y laboral.

 

Fuente:https://latinvestment.org/2019/08/09/mineria-que-haran-con-sus-impactos-ambientales/?fbclid=IwAR2pLIlMj36SEaIBaOAfygHAHLJKRrfbAv_teWMrgKCK1Io50OWbozZexZ4

Bolivia

«LA EMPRESA MINERA NOS QUERÍA HACER PISAR EL PALITO”

Así se sienten las autoridades originarias del pueblo de Jach’a Marka Tapacarí Cóndor Apacheta que fue avasallado por la minera “Belén de Victoria de San Luis I” que intenta ingresar a su territorio, sin respetar el derecho de Consulta, Libre Previa e Informada, establecido en el Art. 30 CPE.

El 2017 este pueblo fue avasallado por la minera “Belén de Victoria de San Luis I”, con un contrato minero de 9 cuadrículas (225 hectáreas). Ellos habían iniciado la explotación de plata, plomo, zinc y estaño, sin contar con el consentimiento de las comunidades de la zona. La población desconocía todo el proceso de adjudicación a la empresa, con una movilización y denuncia de parte de las autoridades originarias sobre irregularidades, la empresa paralizó sus actividades.

En abril de 2018 las organizaciones realizaron un cabildo para rechazar esta actividad conminando a la empresa a que se retire definitivamente presentando resoluciones ante la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM). Esta instancia estatal respondió indicando que el derecho minero es un derecho preconstituido, porque el título de la TCO fue entregado al pueblo en el año 2010 y la concesión minera se habría otorgado el año 2008. Posteriormente acudieron ante el Gobernador del Departamento de Oruro,  Sr. Víctor Hugo Vásquez, conminando a las autoridades originarias para que “permitan trabajar a la empresa minera, aduciendo que esta actividad genera regalías para la construcción de obras y financiar proyectos  y que la TCO no aportaba nada al Estado”.

Jach´a Marka Tapacarí Cóndor en Resistencia

El 9 de julio de 2019 el pueblo Jach´a Marka Tapacarí Condor Apacheta es nuevamente avasallado por la minera para insistir en la explotación de minerales existentes en el territorio. Al día siguiente, el pueblo se reunió en un cabildo, cuya resolución fue exigir que la minera se vaya del lugar.  Alertados por la existencia de maquinaria pesada, ahora todos están en vigilia para que no se permita el atropello de la minera  hacia esta TCO.

“Nosotros queríamos sacar  todos los datos de la concesiones mineras, de cuántas existen en territorio Jach’a Marka Tapacarí Cóndor Apacheta, porque es nuestro territorio”

En fecha 11 de julio en cabildo extraordinario, con la participación de toda la población de este ayllu, nuevamente deciden hacer frente a la minera e indican que defenderán su territorio hasta las últimas consecuencias.

Alcalde Comunal: “Nuestra inquietud, deseo, era sacar datos de cuántas concesiones mineras existen, cuántas estarían en la antigua y nueva ley, saber si esto está dentro de la concesión o no está, pero aquí nunca ha habido ni siquiera un hueco. Eso queríamos saber para meter acciones legales, AJAM es parte del gobierno, toda la vida va a querer que se trabaje, hemos ido a la Dirección de Medio Ambiente, nos han cerrado las puertas”

“Nos querían hacer pisar el palito”

Autoridad Originaria“Fuimos a la Policía de Poopó, y nos dijeron que no pueden detener, sólo  pueden verificar y levantar un informe, porque no es su jurisdicción. Nosotros pertenecemos a Antequera, pero hemos llamado y no contestan. La empresa ha llegado a la oficina de las autoridades originarias, nos han visitado, han venido llanamente, han querido convencer, charlar, ellos querían que se los firmemos, se los sellemos un documento, con pretextos, pero nosotros como Consejo siempre leemos antes de firmar, ahí había una palabra consulta, nos querían hacer pisar el palito”

“Nosotros tenemos que velar por nuestros hijos, nuestros nietos”

Autoridad Originaria (Mujer)“Ellos nos han querido convencer, porque dice el ingeniero que es del lugar, quería convencernos a nosotros, pero nosotros tenemos que velar por nuestros hijos, nuestros nietos y nos hemos defendido. Era un papel de consulta previa lo que nos dieron para firmar, muy prepotentes nos han dicho ‘nosotros pagamos al Estado, acaso no voy a pagar en vano, nuestro hermano Presidente me va a apoyar’.

“Están buscando artimañas, están queriendo confundirnos a nosotros”

Tata“La empresa está empleando la estrategia de  ser un comunario más de aquí, apellido Villarroel ¿existe acá? Yo he nacido y vivido aquí no conozco ese apellido, es Ariel Villarroel, están haciendo pasar como un nieto de aquí, están buscando artimañas, están queriendo confundirnos a nosotros, por eso he dicho que sabe todos los movimientos de las autoridades originarias. Ahora nos dicen que nosotros habíamos autorizado, ¡jamás vamos a autorizar!

“No puedo traicionar a todo mi pueblo que realmente vive del agro”

Alcalde de Antequera: “Cuantas veces hayan venido al municipio de Antequera, pidiendo la autorización, pidiendo los requisitos que necesitan, sin embargo, el que les habla hermanos, no ha dado autorización para nada, ni un sello, no puedo traicionar a todo mi pueblo que realmente vive del agro, han hecho una resolución correspondiente, tal vez han habido algunos percances en no hacer llegar a la AJAM y otras autoridades, pero eso no es para discrepar, es motivo, momento de unificarnos, planificar, muchos tenemos experiencia en varios aspectos y muchos somos mineros, debemos unificarnos para dar los pasos correspondientes”

Redacción: P.G.N.

 

Fuente : https://cenda.org/secciones/tierra-territorio-y-derechos-colectivos/item/638-la-empresa-minera-querian-hacernos-pisar-el-palito?fbclid=IwAR18c6YNYVbrlg9lek_ZrkyK1xdPuYmx1xxQQPVX41Qy2dfVuBKvdPqWYp4

Bolivia

¿Cuáles serán los impactos socio ambientales de la explotación del litio en el salar de Uyuni?

Para responder a esta pregunta el gobierno y Yacimientos del Litio Bolivianos (YLB) deben hacer públicos los Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental (EEIA) de la extracción de salmueras, las piscinas de evaporación y las plantas industriales de cloruro de potasio y carbonato de litio.

Actualmente las plantas industriales de Cloruro de Potasio y Carbonato de Litio del salar de Uyuni cuentan con Declaratoria de Impacto Ambiental (DIA). Sin embargo, sus EEIAs no son de acceso al público y las universidades. No sabemos que comprenden estos EEIAs, cómo se realizaron ni cuales fueron los escenarios que consideraron.

No es posible equiparar automáticamente los impactos ambientales del salar de Atacama u otro lago de sal, al salar de Uyuni. Cada uno de estos salares es un ecosistema singular, con características singulares como niveles de precipitación fluvial, relación magnesio/litio[1], tasa de evaporación de la salmuera y otros (Tabla I). No podemos afirmar que las problemáticas ambientales y sociales en los salares chilenos y argentinos se reproducirán de manera automática en el salar de Uyuni, sin embargo, son un punto de referencia muy importante a tomar en cuenta.

La minería del litio, como cualquier actividad minera, inevitablemente contrae un impacto socio-ambiental. En términos generales, la extracción de litio sobre los lagos salados andinos – como ser el salar de Uyuni, salar de Atacama, salar del Hombre Muerto, entre otros – se traduce en el uso de químicos tóxicos, en la salinización del suelo y del agua, en la contaminación del aire, en la pérdida de biodiversidad y sobre todo en el desequilibrio del sistema hidrológico de la región[2].

Las experiencias de Chile y Argentina

El método convencional de extracción de litio sobre los lagos salados es por evaporación solar. La salmuera (agua salada) que se encuentra por debajo de la capa salina es bombeada a piscinas de evaporación donde, por la radicación solar, es evaporada en distintos pasos hasta concentrar el litio. Como se trata de salmuera, se argumenta que es agua no apta para consumo humano y por tanto no representa una amenaza al suministro de agua dulce. Sin embargo, lo que no se dice es que el consumo de agua dulce es significativo en el proceso de extracción y el procesamiento para obtener carbonato de litio, así como para el mantenimiento de los campamentos mineros, entre otras actividades mineras. Asimismo, este consumo de agua se realiza en una región caracterizada por un ecosistema árido (puna xerofítica), que posee precipitaciones que oscilan entre unos 50mm/año de lluvia en el salar de Atacama (Chile), 166mm/año en el salar de Uyuni (Bolivia)[3] y unos 300 mm/año en el salar del Hombre Muerto[4].

La extracción de salmuera repercute, en diferente medida, y dependiendo de las características de cada salar, en el balance del sistema hidrológico de estos ecosistemas. Puesto que el consumo de agua por la actividad minera del litio está, por lo general, por encima de la capacidad de recarga de la capa freática (agua subterránea)[5]. En el caso chileno, por ejemplo, a SQM y Albemarle se les permite extraer del salar de Atacama hasta 1.700 y 442 litros por segundo (l/s) de salmuera y hasta 240 y 24 l/s de agua dulce respectivamente. Volúmenes de consumo mucho mayores a los de precipitación mencionado en el párrafo anterior. Este mismo patrón se observa en otros salares de la región. En Argentina, en los salares de Olaroz-Cauchari, la sociedad entre la LithiumAmericas, SQM y JEMS planea extraer 360 l/s de salmuera y 80 l/s de agua dulce, y OROCOBRE plantea extraer 240 l/s de salmuera y 20 l/s de agua dulce. En tanto que para el proyecto en el salar de Uyuni algunos estudios estiman que se requerirá unos 168 l/s de salmuera y 42 l/s de agua dulce[6].

Estos volúmenes de consumo agua se deben principalmente al método de extracción de litio por vía de la evaporación solar. Mediante este método, y dependiendo de la concentración de litio en la salmuera que varía de salar a salar (Tabla I), se requiere evaporar ingentes cantidades de agua. En el caso del salar de Atacama se estima que se necesita evaporar alrededor de 2 millones de litros de agua para obtener una tonelada de litio. Por cual, sin duda se puede afirmar que “la minería del litio en salares es una minería del agua.”[7]

Igualmente, la extracción de salmuera incide sobre los niveles de agua dulce subterránea en estas cuencas. En general, un salar es una cuenca donde quedo almacenada agua debajo de la capa salina y que está siendo alimentada por corrientes de agua subterránea. Estas corrientes generan entre la salmuera y la superficie capas de agua dulce que se retienen a los márgenes del salar. De modo que, el agua dulce, al ser más liviana que la salmuera, es descargada hacia la superficie mediante manantiales, vertientes y bofedales. Entonces, al extraer la salmuera para obtener litio no sólo se reduce los niveles de agua salobre, sino también los niveles de agua dulce subterráneas de la cuenca. Repercutiendo en última instancia en la disponibilidad de agua dulce en vertientes, manantiales y bofedales fuera de los bordes del salar, esenciales para la subsistencia de la fauna y flora local[8].

Otro elemento fundamental a señalar es que mucha del agua subterránea extraída se constituye de aguas fósiles; es decir, aguas milenarias que se captaron y almacenaron en condiciones climatológicas mucho más húmedas a las presentes y las cuales no lograrán ser recargadas con el nivel de precipitación actual[9]. Por tanto, una vez extraídas estas aguas fósiles dejaran de existir, alterando el balance de todo el sistema hidrológico de una manera aún no enteramente comprendido.

Impactos sociales en los países vecinos

Este escenario repercute directamente en el acceso del agua de las poblaciones locales – la mayoría de distintas etnias y naciones indígena – que viven alrededor de estos lagos salados. Al reducirse el volumen de agua en las vertientes naturales, se pone en riesgo el acceso al agua para el consumo humano, como también el acceso al agua para el ganado y para el sistema agrícola local. Lo que repercute tanto en la seguridad alimentaria y en el sustento económico local, como en la capacidad de estas comunidades de reproducir sus medios de vida. A esto hay que añadir el hecho de que muchas de estas actividades mineras fueron adjudicadas sin una consulta previa a las comunidades locales – de acuerdo a la norma 169 de la OIT que fue suscrito tanto por Argentina, Bolivia y Chile – o se llevaron a cabo de forma poco transparente. Situación que derivó en varios conflictos sociales entre comunidades y empresas mineras.

En el salar de Atacama en Chile, por ejemplo, existe una tensa y ambivalente relación entre las empresas mineras (SQM y Albemarle) y las comunidades. Relación que se procura salvaguardar mediante el discurso de “responsabilidad social empresarial” y la firma de convenios para otorgar mínimas regalías – 3% en el caso de Albemarle con el Concejo Pueblos Atacameños que aglutina 18 comunidades – a cambio de la extracción de sus recursos y deterioro ambiental de sus territorios. No obstante, estos convenios no están exentos de controversias y denuncias, llegando incluso a escalar en importantes tensiones y enfrentamientos, como es el caso de SQM con la comunidad de Tocanao[10].

De la misma manera, en Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc en Argentina, desde que la empresa australiana OROCOBRE y la francesa Bolloré comenzaron a realizar actividades de exploración sin previo consentimiento de los pobladores locales, existen tensas relaciones entre las empresas y las comunidades. Lo que derivó en la conformación de la “Mesa de las 33 Comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y la Laguna Guayatayoc”, colectivo conformada de manera mancomunal para asumir la defensa de la cuenca, de su territorio y de su derecho a consulta previa[11]. Recientemente estas comunidades lograron frenar y expulsar a las empresas Ekekos SA y AIS Resources Limited que pretendía iniciar nuevamente actividades de exploración minera en esta cuenca.[12]

Por otro lado, si bien en los salares de Olaroz-Cauchari no hubo tanto conflictos como en Salinas Grandes, existen una ambigua relación entre la empresa Sales de Jujuy[13]con las comunidades agro-pastoriles que habitan alrededor de ese salar. Si bien muchos líderes comunales apoyan y colaboran con la actividad minera, recientemente se conformó el colectivo “La Apacheta de Susques” que rechaza el asentamiento de empresas mineras en su territorio. Este colectivo manifiesta que la actividad minera del litio afecta directamente su actividad agropastoril debido al secamiento de los humedales, bofedales y ojos de agua del cual depende su ganado. Existen igualmente denuncia sobre procesos fraudulentos de consulta previa en estas comunidades, realizándose a puerta cerrada y con miembros de la comunidad afines al gobierno y a la empresa minera, para lograr  “consentimientos aparentes.”[14]

Falta de transparencia en el caso de Bolivia

El caso boliviano es sin duda particular en todo el “triángulo del litio” sudamericano, ya que se trata de un proyecto estatal con miras no sólo a la explotación, sino también a industrializar el recurso. No obstante, es importante resaltar una vez más que toda actividad minera de litio sobre los salares andinos, indiferentemente de que sea un proyecto estatal o del sector privado, posee un impacto socio-ambiental importante.

Uno esperaría que por el hecho de ser un proyecto fundamentalmente estatal hubiera mucha más transparencia que en otros casos donde sólo prima el lucro privado, sin embargo, la situación no es tal. Muchas interrogantes no han sido esclarecidas: ¿Cuál será el grado de contaminación de los residuos mineros derivado de las piscinas de evaporación por medio de la línea de los sulfatos? ¿Cómo será afectada la cuenca del Río Grande, el único afluente del salar, y las aguas subterráneas – la misma que ya son explotadas por la Mina San Cristóbal[15]? ¿Cuál será la proporción de aguas fósiles que se usará para todo el proyecto? y ¿Cuál será el impacto de la reducción de la capa freática y el acceso al agua en los manantiales y bofedales sobre la fauna y flora especifica que habita alrededor del salar de Uyuni?

Y tampoco existe transparencia en relación a los impactos sociales: ¿existió una consulta previa, libre e informada a todas las comunidades que serán directa e indirectamente afectados por este proyecto minero de litio? ¿cuál será el impacto en la actividad económica local de estas comunidades, por ejemplo, en la producción de quinua, en la ganadería y el turismo, una vez que se comience a bombear en grandes cantidades la salmuera y afectar la capa freática y el suministro de agua?


[1] La relación magnesio/litio se refiere a la “calidad de la salmuera”, ya que el magnesio se considera como una impureza en el proceso de obtención del litio. Así, mientras más concentración de magnesio en relación a cada parte de litio más impuro se considera la salmuera, y por lo mismo encarece la recuperación del litio.

[2] https://www.wired.co.uk/article/lithium-batteries-environment-impact

[3] Anlauf, A. 2015. ¿Secar la tierra para sacar litio? Conflictos socio-ambientales en la minería del litio. En: ABC del litio Sudamericano. Soberanía, ambiente, tecnología e industria. Nacif, F. y Lacabana, M. (coord.), Universidad Nacional de Quilmes, 1ª ed., Buenos Aires, p. 172.

[4] https://www.mets2018.eu/files/4315/2465/8926/Day2_W2_03_Daniel_
Ricardo_Blasco_presentation.pdf

[5] En términos generales, se estima que debajo de 100mm/año de precipitación es insuficiente para recargar los acuíferos y generar escurrimiento superficial; mientras que con precipitaciones entre 100 y 200 mm/año la recarga de acuíferos subterráneos y el escurrimiento superficial es débil y ocasional. Véase: Molina, J. (2007). Agua y recursos hídricos en el sudoeste de Potosí. FOMADE/CGIAB, La Paz, p. 23.

[6] Anlauf, A. 2015. Ob. Cit. p. 176-178.

[7] Gallardo, S. 2011. Extracción de litio en el norte argentino. La fiebre comienza. En: Exacta Mente. No 48. Pp. 26-29. Disponible en: http://www.fcen.uba.ar/fotovideo/EXm/NotasEXm48/exm48litio.pdf

[8] Gallardo, S. 2011. Extracción de litio en el norte argentino. La fiebre comienza. En: Exacta Mente. No 48. Pp. 26-29. Disponible en: http://www.fcen.uba.ar/fotovideo/EXm/NotasEXm48/exm48litio.pdf

[9] Anlauf, A. 2015. Ob. cit. p. 174.

[10] Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina OCMAL. 2018. Impacto socioambientales de la extracción de litio en las cuencas de los salares alto andinos del Cono Sur. Santiago de Chile. pp. 26–28. Disponible en: https://www.ocmal.org/wp-content/uploads/2018/08/Impacto-Sociambiental-Litio.pdf

[11] OCMAL. Ob. cit. p 37-41.

[12] https://estadodealerta.com.ar/comunidades-kollas-expulsaron-a-mineras-de-litio-de-las-salinas-grandes-jujenas/

[13] Empresa conformada por la australiana OROCOBRE (72.68%), la japonesa Toyota Tsucho (27.32%) y la minera estatal-provincial de Jujuy la JEMSE (8.5%) Véase: https://salesdejujuy.com/about-us/

[14] OCMAL. Ob. cit. pp. 34-35.

[15] Empresa minera que se dedica a extraer zinc, plomo y plata y que por sí sola consume 39.000m3/día de agua. Véase: https://de.slideshare.net/Oxigenobolivia1/informe-agua-nittetsu-s-umitomo-corporation

 

Fuente:https://latinvestment.org/2019/07/02/cuales-seran-los-impactos-socio-ambientales-de-la-explotacion-del-litio-en-el-salar-de-uyuni/?fbclid=IwAR0Nd6K9Z0IqVcvK2tKFjrQsOi2Mb6kU406KWW_3nOe8nxOnjZ2eC7C-tWY