Una forma de explotar a la naturaleza es la extracción de petróleo y minerales que utiliza enormes cantidades de agua y la contamina pues produce desechos tóxicos; estos químicos enferman también a los suelos y a la gente. Las empresas petroleras y mineras cuando llegan a los territorios causan grandes problemas, rompen el tejido comunitario y lo reemplazan con conflictos en las familias, la división de comunidades, la confrontación entre unos y otros. Los daños producidos por estas actividades extractivas son a largo plazo, y duran mucho más que las utilidades económicas que dicen generar.
Las mujeres de las zonas petroleras sufrimos los impactos de las actividades extractivas en nuestros cuerpos; hemos denunciado el aumento de enfermedades gastrointestinales, respiratorias, dérmicas, el cáncer que crece en nuestros cuerpos y en nuestras familias. Las mujeres somos sabias cuando decimos que “no queremos alcoholismo, no queremos que haya prostitución, no queremos que los hombres nos golpeen. No queremos esta vida que, por más que nos ofrezcan escuelas, letrinas o casas de zinc, no nos haga sentir dignas”, como bien señala Patricia Gualinga lideresa del pueblo kichwa de Sarayaku haciendo referencia a las consecuencias que la XI Ronda Petrolera traería a sus vidas. Con las actividades petroleras y mineras también disminuyen los productos agrícolas debido a la contaminación, hay muerte de los animales, pérdida de zonas de cultivo, afectándose las fuentes de sustento de las familias y de la comunidad.



Durante el transcurso de esta última semana el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), adscrito al Banco Mundial, escuchará los argumentos finales en la demanda por 300 millones de dólares que la compañía minera Pacific Rim y ahora la australiana OceanaGold interpusieron contra el gobierno de El Salvador por no concederle los permisos de extracción y explotación de metales entre estos el preciado oro.
La minería de oro se ha convertido en un flagelo que azota muchos países de América Latina. En algunos sitios operan unas pocas transnacionales gigantes, pero en otras zonas se agolpan cientos, miles de personas, hurgando en los ríos de las selvas o entrañas de las montañas en busca de unos gramos de oro.
Manifiesto del Foro Mujer y Minería
Durante las últimas dos décadas, la industria minera -en particular la minería metálica- ha retomado gran relevancia en América Central. Ese nuevo auge se debe, por un lado, a la disminución de regulaciones para su actividad de parte de los gobiernos nacionales y, por el otro, a la creciente demanda y los altos precios internacionales de metales como el oro, que en 2013 fue cotizado U$ 1.300 la onza (28 gramos), un incremento aproximado del 350% en los últimos 15 años.
Amigas y amigos, compartimos con ustedes la invitación al «Foro Regional por la Defensa de Nuestros Bienes Comunes» que se llevará a cabo en el Hotel Holiday Inn, el próximo 12 de Agosto del año en curso, de las 8:30 am a las 5:00 pm, Managua, Nicaragua, organizado por Centro Alexander von Humboldt.
Este 22 de julio se celebró, en nueva conmemoración, el Día Internacional de Acción Contra la Minería a Cielo Abierto.
Desde México, El Salvador, Brasil, Bolivia, Perú, Argentina, Honduras y Panamá, miembros de organizaciones civiles e investigadores nos explican porqué están en contra de la minería. Nos cuentan cómo esta industria, muy presente en el continente latinoamericano, contamina el medio ambiente y afecta a la comunidades aledañas.