El caso Doe Run Perú SRL servirá para enseñar en las facultades de Derecho cómo se engaña de manera eficiente a un país subdesarrollado. Ira Rennert, empresario norteamericano billetudo, poco escrupuloso y propenso a contaminar el ambiente, se adjudicó en 1997 –mediante una cadena de empresas ubicadas en paraísos financieros– las acciones de una sociedad propietaria del complejo metalúrgico de La Oroya y la mina Cobriza.
Le compró las acciones al Estado peruano con un préstamo que terminó debiendo Doe Run Perú SRL. Aumentó el capital de esta con una transferencia que entró al banco peruano por la mañana y regresó al banco norteamericano por la tarde del mismo día. Violentó todas las normas ambientales, no obstante que el Estado le extendió una y otra vez el plazo para cumplir el PAMA. Por último, dejó de pagarle a todos sus acreedores. Había invertido en total US$ 2 millones de su bolsillo y se había llevado algunos cientos de millones de la sociedad. El asunto terminó en Indecopi.