De la reunión se obtiene un panorama desolador del país. Se trata de un mapa del despojo, en el que las comunidades indígenas y campesinas tienen que luchar contra grandes empresas y contra las propias autoridades: los funcionarios de los tres niveles de gobierno y la ley están de parte de los grandes capitalistas, quienes –además– con su dinero compran voluntades de quienes deberían defender la integridad y el bienestar de los pueblos de México.
A la reunión llegaron representantes de comunidades que luchan contra proyectos extractivos de minería, fracking, gasoductos, presas hidroeléctricas, transgénicos y mercantilización de los bosques.
En esta ocasión sólo nos referiremos a la minería. Entre los datos aportados por los investigadores que participaron en el Encuentro tenemos que el 17 por ciento de la energía nacional es consumida solamente por la minería. Y que la industria minera asentada en este país mueve el 2 por ciento del total de la minería metalera del mundo. Claro, está concentrada en muy pocas manos.