El gobierno turco detuvo ayer a 24 sospechosos de negligencia por el accidente minero más desastroso en la historia de ese país, que el martes de la semana pasada dejó 301 muertos en una mina de carbón en Soma, en la provincia occidental de Manisa. De entonces a la fecha se han sucedido diversas protestas en varias ciudades turcas por la insensibilidad y la desidia gubernamentales, las pésimas condiciones de trabajo en que se desempeñan los obreros de la empresa –Soma Komur– y por la prepotencia y altanería del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, quien en el curso de una visita al lugar de los hechos se limitó a decir que el accidente era un suceso normal y luego agredió físicamente a un hombre que protestaba.
