Por Marco Arana*
Todos los presidentes de América Latina, sean de izquierdas o derechas, fueron electos por sus promesas de seguir impulsando el crecimiento económico y disminuir o erradicar la pobreza. Para algunos la receta es el neoliberalismo económico y para otros, mayor participación del Estado en las actividades económicas y la redistribución de la renta. En cualquiera de los casos apostaron por intensificar y expandir las industrias extractivas (minería, petróleo, pesca), en una suerte de sobreentendido de que las necesidades son infinitas y los recursos naturales también.