En muchos océanos del mundo, los niveles de mercurio se han duplicado o triplicado con respecto a los años anteriores a la revolución industrial, de acuerdo con un estudio nuevo. Los investigadores descubrieron que hay mucho más mercurio de fuentes humanas, sobre todo del consumo de combustibles fósiles y la minería de oro, de lo que creían.
El estudio evaluó el mercurio inorgánico, que en el océano se convierte en la toxina metilmercurio hallada en los frutos de mar. El consumo en exceso de estos alimentos contaminados por parte de mujeres embarazadas, mujeres lactantes e infantes acrecienta el riesgo de trastornos neurológicos en el niño en desarrollo.
Los nuevos resultados no conducen de inmediato a conclusiones sobre el consumo de pescado, dijo Carl Lamborg, del Instituto Oceanográfico Woods Hole de Massachusetts. Su estudio apareció el miércoles en la revista Nature.