Las comunidades del municipio de La Vega, en pleno corazón del Macizo Colombiano preparan la consulta popular para decidir el futuro del territorio.
Amparados en el artículo 103 de la Constitución Política y en las leyes estatutarias 134 de 1994 y 1757 de 2015, las comunidades del municipio de La Vega han echado andar la consulta popular, mecanismo ciudadano, legal y legítimo del pueblo colombiano para decidir el futuro del municipio: decidirán si quieren o no, la minería y los proyectos mineros en su territorio.
Amenazando el corazón del Macizo Colombiano —en el sobreviven ecosistemas estratégicos para mantener las condiciones de vida de los colombianos y parte de la región suramericana— las grandes transnacionales como la Continental Gold, vienen buscando la explotación de 26.000 hectáreas, la gran mayoría en el municipio de La Vega. Ello con el objetivo de extraer principalmente oro, acrecentando las gigantescas ganancias de un puñado de individuos a costa de un territorio donde habitan comunidades campesinas, afros e indígenas.
No solo la gran minería busca acabar con la más grande estrella fluvial del país —es el Macizo Colombiano donde nacen los ríos Cauca, Magdalena, Caquetá y Patía—, también la minería mercenaria —como le llaman sus habitantes— viene explotando de manera organizada y jerarquizada, ríos y montañas.
Sin embargo, la organización comunitaria de la dignidad de sus comunidades ha logrado frenar esta manera de acabar con acuíferos, montañas, animales, plantas y culturas. Por ello, las marchas por la vida y el agua se han vuelto recurrentes en tan importante región, acompañada de acciones de control territorial que buscan la apropiación colectiva del territorio como políticas populares nacidas del seno de los habitantes vegueños. El reflejo de esto, es el plan aurora, una política popular (encabezada del Proceso Campesino y Popular del Municipio de la Vega -PCPMV-) que recoge los sueños, iniciativas y propuestas de campesinos para convertirlas en lineamientos estratégicos que defiendan la vida, las fuentes de agua y los acueductos, mediante lo jurídico, político, simbólico y cultural.
La tenacidad de los vegueños no termina ahí: sumado a las acciones de control territorial y la apropiación colectiva integral del territorio, esta vez, la participación ciudadana amparada en las leyes estatutarias 134 de 1994 y 1757 de 2015 busca decidir el futuro de esta estratégica región suramericana. La consulta popular —reflejo de dicha normatividad— que viene en camino, es una acción central donde las comunidades dirán si continúa la minería y los proyectos mineros, o si por el contrario defienden la vida, el agua, los ecosistemas y el futuro de sus comunidades.
Sobre la CONSULTA POPULAR
Siete han sido las consultas populares donde las comunidades han decidido si quieren o no la gran minería en sus territorios. Los resultados han sido avasalladores: en todas, han decidido conservar la vida y sus territorios.
Ayer, el turno fue para los habitantes de Pijao (Quindío) y Arbeláez (Cundinamarca), quienes acudieron a las urnas para decirle NO a la minería.
Fuente:https://www.las2orillas.co/agua-la-vida-consulta-popular-la-vega/




Dos municipios del país le dijeron NO a la explotación minera en sus territorios. En Pijao, Quindío, con un total de 2.613 votos, ganó el NO, mientras que en Arbeláez, Cundinamarca fueron 4.312 personas quienes votaron negativo a la explotación de Hidrocarburos.
En cada esquina de Pijao, en Quindío, hay un letrero que invita a los habitantes del municipio a ir a las urnas este domingo. Hasta en la casa cural del pueblo fijaron un colorido cartel que reza: “Vote no a la minería de metales, la montaña nos une”.
Cundinamarca y Quindío tienen 1.021 títulos mineros, lo cual representa 12,7% del total que hay actualmente en el país (7.996).
En el municipio de Sibaté, la comunidad trabaja para realizar una consulta popular con el objetivo de frenar la minería que se realiza desde hace más de 30 años. Desde agosto empezará la recolección de firmas por parte de la comité promotor de la consulta.
A menos de tres años de firmarse la delimitación del páramo de Santurbán, el primero de estos ecosistemas en tener una zona demarcada para la conservación, los incumplimientos de las promesas del Gobierno para reactivar la economía de una comunidad históricamente dedicada a la minería, le han abierto el camino a una empresa multinacional que va detrás de las aproximadas 9 millones de onzas de metales preciosos que albergan estas montañas.
Para los ambientalistas, los trabajos de minería ejecutados por las grandes empresas afectarán al páramo en su totalidad, sin importar si limita o no con este ecosistema.