Brasil

Vale concentra inversiones en Brasil

Turbulencias políticas y financieras en el mercado externo obligan a Vale a concentrar sus inversiones en Brasil, dejando en segundo plano proyectos en África y Sudamérica.

Hubo un tiempo en que toda gran multilatina parecía no tener otra opción que la expansión internacional y comprar activos baratos en el extranjero. Pero algo está cambiando y la gigante brasileña Vale es un ejemplo.

Desde 2011 Vale viene concentrando sus fichas en sus activos brasileños, una estrategia antagónica al expansionismo que adoptara como mantra Roger Agnelli mientras estuvo a cargo de la compañía. No fue sólo la llegada del nuevo y cauteloso Murilo Ferreira lo que alteró los planes offshore de la compañía. Factores como el enfriamiento de la economía china (principal mercado de su mineral de hierro), el ambiente poco favorable al financiamiento de grandes proyectos por parte de los bancos internacionales y problemas políticos en varios países donde opera fueron leídos por Ferreira como avales de una política de reagrupamiento en el terruño.

 

“El foco hoy está en la producción en Brasil”, dice Ferreira. “En breve daremos inicio a la producción de hierro a bajo costo en el norte del país”.

Ferreira se refiere al proyecto en la Sierra Sur de Carajás, en el estado de Pará, cuyo presupuesto total asciende a US$19.500 millones, cifra propias del líder mundial del mercado del hierro, con 310 millones de toneladas de producción anual. La multinacional angloaustraliana Rio Tinto, su competidor más cercano, produce 230 millones de toneladas y aumentará a 290 millones en 2014. Con el proyecto Sierra Sul, Vale debiera ampliar la brecha.

En este contexto los activos en el extranjero han pasando a un segundo plano, según especialistas del mercado minero. Junto con suspender el proyecto de potasio en Río Colorado, Argentina, Ferreira puso en el congelador el proyecto Simandou, en Guinea. “La inestabilidad política nos hizo repensar algunos negocios en el extranjero, sobre todo los de menor retorno”, explica Ferreira.

Contacto en Tel Aviv. Simandou ha sido señalado como uno de los yacimientos de hierro más ricos del mundo. Pero es un proyecto polémico por varias razones, empezando por su localización: Guinea es uno de los países más pobres y corruptos del mundo (ocupa el lugar 178 en desarrollo humano y el 154 en transparencia). Los derechos de exploración y explotación pertenecían inicialmente a Rio Tinto, pero fueron revocados en 2008 por el gobierno del dictador Lansana Conté, quien se los entregó en un oscuro proceso a la empresa BSG Resources, del magnate israelí Beny Steinmetz.

Dueño de una inmensa fortuna proveniente del comercio de diamantes, Steinmetz y su empresa carecen de cualquier experticia en minería a gran escala, pero sí tienen la audacia y los recursos para lidiar con dictadores africanos. En 2008 le vendió el 51% de su participación a Vale en US$2.500 millones. Pero el nuevo gobierno civil de Guinea, que asumió en 2010, decidió analizar los contratos y, con apoyo de la Fundación Soros, habría descubierto evidencia de irregularidades y coimas.

“La empresa creó un consejo para evaluar la situación en la mina de Guinea. El equipo está analizando todos los contratos para adoptar medidas jurídicas”, explica Ferreira.

Frente a esta clase de problemas legales y políticos, por un activo que requerirá otros miles de millones de dólares para poder funcionar en un futuro incierto, las operaciones en Brasil tienen el beneficio de lo conocido y de lo previsible. Para Mauricio Canedo, profesor de economía de la Fundación Getúlio Vargas (FGV/IBRE), la estrategia de concentrar su atención en los emprendimientos brasileños se basa en la situación desfavorable de la economía global. “Aunque sea una empresa internacional, el core de Vale está en Brasil. La economía china no está creciendo como antes, pero la demanda por acero de los proyectos de infraestructura en aquel país aún es muy grande, lo que va a estabilizar la relación con la producción de Vale”, dice el analista. “Inestabilidad política, perspectiva de bajo crecimiento y dificultades para obtener financiamiento disminuyeron la ambición de Vale por explorar minas fuera del país. El dinero se encareció afuera”, afirma.

Inversionista feliz. Los analistas han recibido positivamente el nuevo foco impuesto por Ferreira. Sería la manera de mantener la rentabilidad de la empresa. “Es un movimiento positivo para el mercado”, afirma Víctor Penna, analista del Banco do Brasil Investimentos. “Cuando fue el cambio en la presidencia hubo cierto recelo en cuanto a la política que adoptaría la nueva gestión. El miedo se disipó cuando la empresa declaró que priorizaría los eventos de menor riesgo, o sea, las minas en Brasil. Establecer como prioridad los negocios con mayor retorno y menor riesgo para el inversionista fue un acierto”.

Bruno Piagentini y Marco Aurélio Barbosa, analistas de la corredora Coinvalores, tienen una opinión similar. “Esta estrategia viene en línea con lo que la empresa anunció en 2012”, explican. “El foco de la empresa es donde tiene mayor experticia, donde hay mayores retornos, como el proyecto de Carajás”, complementan.

En diciembre del año pasado la empresa comunicó que el presupuesto para 2013 tomó en consideración expectativas de una expansión más moderada en la demanda global por mineral de hierro. “Más que nunca estamos fuertemente comprometidos en invertir solamente en activos de clase mundial, capaces de crear valor a lo largo de los ciclos y que posean una vida útil larga, bajos costos, posibilidades de expansión y producción de alta calidad”, decía el comunicado.

El plan prevé inversiones por US$16.300 millones, incluyendo US$1.100 millones en I+D, US$5.100 millones para mantener operaciones ya existentes y US$10.100 millones para nuevos proyectos.

Mientras tanto, el futuro de la mina de Guinea se mantiene en la incerteza, como uno de los dolores de cabeza heredados por Ferreira de su antecesor. Un empleado de Beny Steinmetz fue detenido por el FBI en Florida y acusado de reunirse con la viuda del dictador Lansana Conté para destruir evidencia comprometedora sobre el proyecto Simandou. A la fecha Vale ha pago solo la quinta parte de los US$2.500 millones comprometidos con BSGR. Steinmetz ha exigido el pago total, lo que confirma la naturaleza especulativa de su participación. Pero Ferreira sigue firme en su plan: en un comunicado Vale señaló que pagará cuando haya resultados.