Perú

Perú busca controlar minería informal en región fronteriza con Brasil

Han surgido campamentos informales, pequeñas aldeas, de madera, cartón, esteras y algunos con ladrillos, donde viven hombres dedicados a la búsqueda y extracción del oro que les permitirá mitigar la pobreza

Todos los días las autoridades peruanas intervienen maquinarias pesadas y medianas en las riberas del río Madre de Dios, una región fronteriza con Brasil, donde miles de mineros se han dedicado a la extracción de oro en una reedición de la «fiebre de oro» del siglo XIX en California, Estados Unidos.

Han surgido campamentos informales, pequeñas aldeas, de madera, cartón, esteras y algunos con ladrillos, donde viven estos hombres dedicados a la búsqueda del preciado metal dorado que les permitirá mitigar la pobreza.

 

Según el ministro de Energía y Minas, Jorge Merino, alrededor de 70.000 mineros artesanales, respondieron a un llamado del gobierno para su formalización, pero de éstos solamente califican alrededor de 30.000.

El resto de informales ha manifestado su preocupación ante esta situación porque sus familias dependen de este trabajo para ganar el sustento económico de todos los días, pese al daño ecológico que provoca esta actividad.

Las autoridades peruanas estiman que la devastación ecológica en Madre de Dios, en plena selva amazónica, ha sobrepasado una superficie de 50.000 hectáreas, producto de la utilización masiva de productos químicos, mercurio, plomo y arsénico.

Para dirigentes mineros como Mario Ayamamani, la convocatoria oficial es positiva, pero protestan porque el procedimiento burocrático y los requisitos exigidos para completar este trámite sobrepasan el plazo dado por las autoridades peruanas.

El plazo inicial impuesto por el ministerio del Ambiente para la legalización vencerá el 19 de abril del 2014 y quienes hasta esa fecha no hayan logrado formalizarse, pasarán a convertirse en «ilegales» y, por tanto, sujetos de duras sanciones.

Al respecto, el viceministro de Minas, Guillermo Shino, dijo que el principal obstáculo que enfrentan estos mineros artesanales es la falta de permisos de parte de los que tienen la concesión de la explotación minera.

Detalló que los requisitos adicionales comprenden un contrato de explotación, acreditar el título de la concesión minera o en todo caso presentar permiso del dueño del terreno y la licencia de uso de aguas, entre otros documentos.

El gobierno llamó previamente a los dirigentes mineros a una mesa de diálogo, donde con la participación multisectorial de varios ministerios -como els de Ambiente y el de Interior- entabló negociaciones con representantes de cuatro federaciones.

Los emporios auríferos, donde alrededor de 70.000 personas operan en condiciones precarias, se encuentran diseminados en todo el territorio peruano que comprende serranías, costa y la agreste Amazonía, de este extenso país que es cinco veces más grande que Francia o España.

El ministerio del Ambiente ha identificado cinco grandes zonas donde operan varias redes de mineros que con sus propios medios y bajo su propio riesgo, afrontando los peligros de esta actividad ilegal, se dedican a extraer oro y otros metales.

Una de las más grandes zonas se encuentra en la región suroriental del territorio peruano, la región de Madre de Dios, donde se estima que por más de tres décadas de explotación aurífera ha provocado la devastación de unas 50.000 hectáreas de bosques.

Según el ministro de Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, en esta zona paralelamente se han desarrollado actividades que lindan con el crimen organizado con la incursión de tratantes de mujeres, lavado de dinero y especuladores de bienes raíces, delincuencia, negocios de hospedaje, entre otros.

Con las mismas características sociales, otro de los centros de explotación minera ha sido detectada en la zona del Altiplano andino, a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, en la región Puno, fronteriza con Bolivia.

En ese lugar de han dado caso de bandas que roban y asesinan a los mineros informales, la especulación de los precios de alimentos y viviendas, contrabando de insumos químicos y delincuencia, aunque en menor proporción que en la región anterior.

Las regiones norteñas de La Libertad y Piura, son otros de los centros donde los peruanos en busca de oportunidades han encontrado el preciado oro, pero realizan arduos trabajos para extraer este preciado metal.

En las mismas condiciones operan las regiones de Ica, en la costa central de este país y en Arequipa, localidades relativamente más cercanas a la capital peruana, donde miles de peruanos se ganan la existencia en la minería informal.

Pulgar-Vidal expresó la voluntad del gobierno peruano de que el combate contra la minería ilegal continuará sin tregua y como parte de este proceso se desarrollan continuos operativos de interdicción en las mencionadas zonas mineras.

Asimismo, el ministró subrayó que el plazo otorgado a los mineros artesanales en este país andino no será ampliado hasta el 2016 como demandan los dirigentes de los diversas federaciones y gremios de este sector.

De acuerdo con las autoridades peruanas, la minería informal genera alrededor de US$3.000 millones todos los años y también promueve alrededor de 20 actividades económicas ilegales con vínculos al crimen organizado.

Las estadísticas de la Defensoría del Pueblo, estiman que en Perú alrededor de 100.000 personas se dedican a minería ilegal como un medio de subsistencia, entre los que existen diversos niveles, desde la actividad en pequeña escala, media y a gran escala con el uso de maquinarias industriales.