Litio, Mexico

Más allá del Litio

David Montaudon
14/04/2021
Durante los dos últimos años, el tema sobre el Litio en México se ha abordado de diferentes ángulos, tanto como planes para su nacionalización, hasta la desestimación de su importancia en el país y su potencial peligro como un elemento geoestratégico que podría provocar un “golpe de Estado”.

Mientras esto sucede en México, otros países se apresuran a crear políticas públicas, generar conocimiento e impulsar proyectos y mecanismos de incentivos que les permitan a sus gobiernos y empresas participar en la nueva gran industria del almacenamiento.

Ya no es un secreto que esta será la industria encargada de acelerar la Transición Energética renovable, la movilidad eléctrica y las metas de descarbonización establecidas en el Acuerdo de París en los siguientes años.

La delantera en esta carrera la lleva la batería de Ion de Litio, principalmente por el rápido descenso en sus precios —90 por ciento en la última década al pasar de los 1,100 dólares /kWh en 2010 a los 137 dólares /kWh en 2020— y al progreso tecnológico que ha aumentado su capacidad de almacenamiento de energía.

Con ello, esta tecnología de almacenamiento está pasando de ser la batería por excelencia para dispositivos celulares y computadoras, a la pieza central de los automóviles eléctricos y el sistema de almacenamiento de las grandes centrales de energía fotovoltaica y eólica.

A pesar de que solo un puñado de países como Australia, Chile, Bolivia y Argentina tienen acceso al Litio, materia prima que extraen de minas de roca dura o de depósitos de salmuera, ninguno de ellos es el verdadero ganador de la industria del almacenamiento.

Los ganadores de esta industria, y de cualquier otra, son aquellos que invierten en conocimiento para dotar de valor agregado a las materias primas. En este caso, China se coloca ahora como el gran ganador de la industria del almacenamiento, pues es el único país que cuenta con toda la cadena de distribución para elaborar las baterías de Ion de Litio; a nivel privado, Tesla ya elabora sus propias baterías para eliminar su dependencia.

No por nada, Bacanora Lithium Plc, la empresa británica que tiene la concesión del yacimiento de Litio más grande del mundo en Sonora anunció en estos días que estableció una alianza con Ganfeng Lithium Co Ltd, el mayor productor de compuestos de Litio de China, para construir una planta de baterías de Ion de Litio en el país.

Según Global Market Insights, el valor de mercado de la industria del Litio superará los 76 mil millones de dólares para 2026. No obstante, apostar todo a esta tecnología de almacenamiento sería riesgoso y poco estratégico.

De acuerdo con un estudio del Banco Mundial, minerales concentrados como el Litio, el grafito y el cobalto estarán sujetos a una mayor incertidumbre en su demanda futura a partir del 2030. Esto se debe a que son una materia prima utilizada para configurar sólo una tecnología de almacenamiento, lo que abre la posibilidad a que puedan ser desplazados como insumos primarios ante la disrupción de nuevas tecnologías.

Más allá de las baterías de Ion de Litio, existen otras tecnologías de almacenamiento que se están abriendo paso en diferentes partes del mundo.

Una de ellas es el hidrógeno verde, un combustible renovable que puede ser utilizado por autos y fábricas altamente contaminantes, o como un sistema de almacenamiento para grandes centrales de energía fotovoltaica o eólica.

Al respecto, países como Australia, Alemania, China, Arabia Saudita, Chile y Países Bajos ya construyen los mayores proyectos de producción de hidrógeno verde en el mundo.

Otro ejemplo de la disrupción tecnológica que podría desplazar o competir con las baterías de Ion de Litio son las baterías de Níquel-Hierro, una tecnología de almacenamiento que existe desde hace 120 años, pero que fue recientemente mejorada por investigadores de la Universidad Tecnológica de Delft en los Países Bajos.

La batería de Níquel-Hierro, que en su versión mejorada se bautizó como “Battolyser”, une lo mejor de ambos mundos de las tecnologías de almacenamiento que ofrece el Ion-Litio y el hidrógeno verde.

Por un lado, el “Battolyser” capta y almacena los excedentes de energía renovable; también produce hidrógeno una vez que la batería está completamente cargada; y finalmente, puede utilizar la electricidad almacenada en la batería para seguir produciendo hidrógeno.

Tan exitosa ha sido esta tecnología, que el gobierno de los “tulipanes” instalará la primera “Battolyser” de 15kW/15kWh para el almacenamiento de electricidad y producción de hidrógeno en la central eléctrica Magnum en Eemshaven este año.

Para poder participar y aprovechar esta nueva industria, será necesario apostar por la creación de conocimiento para toda la cadena de la industria del almacenamiento.

Pero, sobre todo, alejarnos de las tradicionales políticas públicas enfocadas en actividades como la extracción y venta de las materias primas que solo fomentan la dependencia.

Con esto en mente, Solar Power México, la feria líder para la industria fotovoltaica en México y América Latina, a celebrarse del 9 al 11 de noviembre en el Centro Citibanamex de la CDMX, ofrecerá el primer pabellón dedicado a las tecnologías de almacenamiento en la región.

Columna publicada en PV Magazine México.

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