La violencia policial desproporcionada, los crímenes cometidos por policías que detienen arbitrariamente, golpean, torturan, hieren y hasta matan en Cajamarca no es un hecho aislado. El reciente asesinato de Ivan Flores por resistirse a un desalojo que contaba con orden judicial sólo es la muestra de una política y leyes que permiten que los policías que cometen actos criminales queden en la impunidad.
Estamos ante una situación en la que el estado de derecho se identifica peligrosamente con la comisión de violaciones de derechos humanos y abusos que ahora pueden cometerse «legalmente». Si la sociedad no se moviliza para defender un estado de derecho que garantice la seguridad de todos y no sólo de los más poderosos, que sancione con justicia para que no haya impunidad de cualquiera que cometa abusos puede ser que permitamos «legalmente» que impere no la justicia y el derecho sino el abuso y la barbarie. Frente a esa situación las organizaciones de derechos humanos, los ciudadanos que queremos vivir en paz, con justicia y seguridad decimos: ¡NO! ¡Podemos cambiar, estamos aún a tiempo!