Hay en México muchos ejemplos de personas que enfrentan poderes fácticos y económicos para defender su dignidad, territorios, bienes y sus derechos humanos. Entre ellos se cuenta la lucha y resistencia del líder nahua-otomí del poblado Potros, Félix Monroy Rutilo, quien desde el pasado 5 de enero ha visto intensificados los ataques en su contra por una de las dos minas de hierro más grandes del país: el Consorcio Minero Benito Juárez Peña Colorada SA de CV, filial de la multinacional minera italo-argentina Ternium, de negro historial en el ámbito de los derechos humanos. Su resistencia y lucha se enmarcan en el conflicto histórico y jurídico, del que ya tiene conocimiento la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre los gobiernos de Jalisco y Colima, por el control del territorio limítrofe, del que ya he dado cuenta en otras ocasiones (La Jornada, 18/1/14).
