Poco a poco está quedando en evidencia que los actuales extractivismos avanzan en un contexto de creciente violencia. Esto no es una exageración: se apela a distintas formas de violencia para imponerlos y protegerlos, y es cada vez más frecuente que la movilización ciudadana quede también atrapada en ella.
Esta deriva no puede resultar sorpresiva. Tengamos presente que el avance de los extractivismos por medio de emprendimientos tales como la megaminería a cielo abierto, la explotación petrolera en la Amazonia, o los monocultivos, tienen enormes impactos sociales, económicos, territoriales y ambientales.



La minería es el megaproyecto de mayor impacto en todos los sentidos
¡FUERA DE NUESTROS PAISES MEGA MINERIA¡
No es novedad que el extractivismo en América Latina ha ido imponiendo un modelo de extracción y exportación, cada vez más profundo. La competencia por ser destino de inversiones mineras, petroleras, forestales o pesqueras es una característica de la mayoría de los países de la región. Sin embargo, el extractivismo recibe cada vez más críticas de amplios sectores de la sociedad incluida la academia y los movimientos sociales.
El Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible (
TESTIMONIOS DE LA RED NACIONAL DE MUJERES EN DEFENSA DE LA MADRE TIERRA – BOLIVIA
Compartimos una serie de informes sobre la normatividad minera en diversos países de América Latina.
Hemos recibido y compartimos un video en que dirigentes indígenas y especialistas de Bolivia, Colombia y Ecuador comparten sus miradas y experiencias sobre el Agua, la Minería y la Madre Tierra.
Hace un par de meses la Iglesia católica latinoamericana presentó, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un amplio panorama de la expansión minera y la violación a los derechos humanos en América Latina: un conflicto que no cede.
La resistencia al extractivismo está barriendo el continente latinoamericano, de norte a sur, del Atlántico al Pacífico, involucrando a todos los países, forzando a los gobiernos a sacar a sus uniformados a las calles y decretar estados de emergencia para atemorizar a poblaciones que ya no se dejan, porque están sufriendo las consecuencias del modelo.