Honduras

La lucha por la defensa de sus territorios: mujeres defensoras del Bajo Aguán y Atlántida, Honduras

Desde el Centro de Promoción en Salud y Asistencia Familiar (CEPROSAF) con el apoyo del Fondo de Acción Urgente para América Latina y El Caribe FAU- AL se llevó a cabo un proceso de investigación social participativa con el objetivo de gestionar conocimientos sobre la situación de las mujeres defensoras en el Bajo Aguán y en el departamento de Atlántida, Honduras para fortalecer las capacidades en defensa de sus derechos e incidencia política.

Se desarrollaron una serie de actividades como ser recopilación, lectura y análisis de documentos como informes, estudios, investigaciones sobre la temática producidos por organizaciones no gubernamentales, se llevaron a cabo 16 entrevistas a profundidad con 8 mujeres defensoras y 8 actores representantes de instituciones gubernamentales (6) y de organizaciones de sociedad civil (2), y la realización de dos talleres de investigación-acción-participativa con 32 defensoras.

Se informa sobre la contextualización de la problemática en América Latina, la problemática en Honduras enfocada en el Bajo Aguán y Atlántida, la situación general de defensores y defensoras y la situación de las defensoras.

Se presentan los principales hallazgos y recomendaciones que se espera sean consideradas en la definición de estrategias y políticas públicas que puedan ser promovidas e implementadas por las instituciones gubernamentales y organizaciones de sociedad civil que trabajan con las mujeres defensoras de los territorios.

Mexico

Hacen negocio con fondo para remediar ecocidio en Sonora

El Fideicomiso Río Sonora (FRS), creado como único medio de pago para resarcir los daños ocasionados por el derrame de químicos a los ríos Sonora y Bacánuchi en agosto de 2014, gastó más de 184 millones de pesos en la compra de tinacos, y uno de los tres beneficiarios fue la empresa Rotoplas, propiedad de Carlos Rojas Mota Velasco, primo hermano de Germán Larrea Mota Velasco, dueño de Grupo México, denunciaron los comités de cuenca del río.

Explicaron que el FRS destinó 184 millones 954 mil pesos a la compra de 3 mil contenedores de agua, mientras la suma entregada directamente a los afectados en su salud a causa de la contaminación por el derrame fue de apenas 7 millones 805 mil pesos.

Los comités de cuenca del río Sonora, asesorados por la asociación no gubernamental Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (Poder), detallaron que el FRS pagó por los tinacos 150 millones de pesos al Colegio de Ingenieros Civiles de Sonora, AC. El Colegio de Ingenieros Ambientales de México, AC, fundado poco después del derrame por Rodolfo Lacy Tamayo, presidente del comité técnico del FRS, recibió a su vez 28 millones 614 mil pesos. En tanto, Rotoplas obtuvo 5 millones 502 mil pesos.

Más de un centenar de afectados se reunieron fuera de lo que debió ser la Unidad de Vigilancia Ecológica y Ambiental (Uveas) de Ures para exigir a Grupo México que se responsabilice por los daños provocados por la contaminación del agua desde hace cuatro años.

Para afectados por derrame, apenas 10% de lo erogado

Pobladores de los municipios de Arizpe, Banámichi, Huépac, Aconchi, San Felipe, Baviácora, Ures y Hermosillo afectados por un derrame de aproximadamente 40 mil metros cúbicos de solución de sulfato de cobre acidulado en ambos ríos, reclamaron al consorcio minero el pago de daños ambientales y a la salud.

‘‘Estas empresas voraces acaban con nuestra vida y naturaleza a cambio millones, pero éstos no valen más que la vida de los 25 mil sonorenses afectados por el ácido sulfúrico’’, manifestó Roberto Gallegos, habitante de Huépac.

Cifras publicadas por el FRS refieren que en el rubro ‘‘Acciones de atención y seguimiento médico’’ se otorgó a los afectados en su salud 7 millones 805 mil pesos, es decir, 10 por ciento de ese rubro.

Mientras, el 90 por ciento restante se gastó en la construcción de la Uveas ubicada a la entrada de Ures, la cual debió inaugurarse en 2015, un año después del derrame, pero sigue en obra negra.

Benjamín Cokelet, director de Poder, calificó la compra de tinacos de ‘‘muestra de cinismo más allá de lo imaginable’’; además, señaló que ya se ha gastado 61 por ciento del FRS, es decir, mil 231 millones 367 mil 946 pesos de un total de 2 mil millones. El resto quedó congelado sin resarcir daños sanitarios, ambientales ni económicos.

En febrero de 2017 quedó clausurado, en total opacidad, sin cumplir su cometido y con el aval de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a cargo de Rafael Pacchiano.

En junio de 2016 Grupo México cerró la Uveas y dejó sin atención médica a los pobladores perjudicados. Además, incumplió el compromiso de vigilar la calidad de las fuentes de agua en la región.

Datos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios mencionan que el derrame tóxico provocó daños en la salud de al menos 360 habitantes de la ribera, quienes presentan altas concentraciones de metales pesados en sus organismos.

El 6 de agosto de 2014, una falla en una represa de la mina Buenavista del Cobre causó el mayor desastre ambiental en la historia de México. El agua de los ríos Sonora y Bacánuchi ya no sirve para consumo humano ni para actividades.

Fuente:http://www.remamx.org/2018/07/hacen-negocio-con-fondo-para-remediar-ecocidio-en-sonora/

Perú

Anuncian inicio de Quellaveco

Pocos días antes del 28 de julio, el presidente Martín Vizcarra anunció el inicio del proyecto Quellaveco en la región Moquegua.

Según versiones del Ministerio de Energía y Minas, Quellaveco representa una inversión de algo más de US$ 5 mil millones y se proyecta una producción de cobre (en la primera década de producción) de 300 mil toneladas por año.

 

Como se sabe, el proyecto es de propiedad de la empresa anglo sudafricana Anglo American (60%) y la japonesa Mitsubishi (40%). Esta última aumentó recientemente su participación en el proyecto (del 18% al 40%), a cambio de un aporte de US$ 600 millones.

Este proyecto se ha mantenido postergado durante varios años, desde el 2013, debido a las dificultades financieras por las que atravesaba la empresa y a sus altos niveles de sobreendeudamiento. El aumento de la participación de la japonesa Mitsubishi (de 18% a 40%), precisamente, es lo que le da soporte financiero a Anglo American y permitirá el impulso inicial del proyecto. Dicho sea de paso, Anglo American prefirió una mayor participación de Mitsubishi que la entrada de un nuevo socio estratégico como Southern, que también estaba interesada en el proyecto.

Un tema importante a recordar es que el año 2012, luego de un largo proceso de negociación, se logró firmar el acuerdo entre la empresa propietaria de Quellaveco, las organizaciones sociales de Moquegua y el entonces gobernador regional, Martín Vizcarra. De manera resumida, el acuerdo consistió en un aporte de la empresa de mil millones de soles (850 millones de aporte económico y la diferencia para la construcción de represas).

La larga negociación tuvo a la base una serie de objeciones al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto, ya que la mina pretendía utilizar 700 litros de agua por segundo, que se extraerían de una cuenca con estrés hídrico permanente como es la del río Tambo, que además de Moquegua abastece al valle arequipeño del Tambo (en Islay, precisamente donde busca implantarse el proyecto Tía María).

Ya han pasado 5 años de la firma del acuerdo sobre Quellaveco en Moquegua y habrá que confirmar si los compromisos logrados siguen vigentes en la actualidad para todos los actores comprometidos: la población, la empresa y sus autoridades.

Fuente:http://cooperaccion.org.pe/noticias-boletin-amp-229-julio-2018/

Venezuela

La minería sin control pone en riesgo la cuenca del río Orinoco

La tercera cuenca de América del Sur, la del río Orinoco, históricamente degradada por actividades agropecuarias y extractivas, es ahora devastada por la búsqueda informal pero masiva de oro, según denunciaron científicos de Venezuela durante una reunión regional en Trinidad y Tobago.

El potencial impacto de esta actividad en el sudeste del Caribe se robó la atención del primer Congreso de la sección de América Latina y del Caribe de la Sociedad Biológica de Conservación, que reunió a más 200 biólogos y estudiantes de distintos  países de la región en Saint Agustine, a las afueras de Puerto España.

En el cierre del Congreso, la noche del 27 de julio, se aprobó por unanimidad una declaración que llamó “la atención de la comunidad internacional”, sobre una cuestión que, según se denunció, genera no solamente impactos sociales y ambientales sino también violaciones a los derechos humanos.

“La magnitud de los impactos de esta actividad minera es difícil de evaluar”, se lee en el texto, que indicó la cuestión concierne no solo a Venezuela sino a todo el sudeste del Caribe y el noroeste de América del Sur, que es a su vez el sureste de Venezuela.

La Sociedad de Biología de la Conservación es una organización formada por más de 4.000 expertos de todo el mundo, con el fin de impulsar la protección de la biodiversidad.

Su sección de América Latina y el Caribe se creó en 2003 pero solo este mes se reunió por primera vez y eligió para hacerlo la pequeña nación de Trinidad y Tobago, formada por dos islas ubicadas frente a la costa venezolana, en un intento de conectar las culturas de los países insulares del mar Caribe con los continentales de América Latina.

La preocupación por la actividad minera en la cuenca del Orinoco se justificó en el documento final en que está causando deforestación, erosión del suelo y contaminación de las aguas, lo que tiene consecuencias directas sobre la biodiversidad y los servicios del ecosistema.

“Empresas mineras, el gobierno, los militares y distintos grupos armados se benefician de esta situación, que es controlada por bandas criminales, pero nadie se hace responsable de los daños sociales y ambientales, que son enormes”, dijo a IPS José Rafael Ferrer, biólogo integrante de la Sociedad Venezolana de Ecología.

“El uso de mercurio, cianuro y otras sustancias fuertemente contaminantes está afectando cursos de agua en la cuenca del río Orinoco y a través de él es una potencial fuente de contaminación para el Mar Caribe”, agregó.

En febrero 2016 el presidente venezolano, Nicolás Maduro, creó por decreto la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional-Arco Minero del Orinoco (ZDEN-AMO), sobre una superficie de 111.843 kilómetros cuadrados en el sur del país, en los estados de Bolívar y Amazonas.

La cuenca cubre 990.000 kilómetros cuadrados, atraviesa horizontalmente el sur de Venezuela y llega hasta Colombia, donde nace el río con una longitud de 2.140 kilómetros y el tercero por su caudal, detrás del Amazonas y el Congo. Eso la convierte en la tercera cuenca sudamericana detrás del Amazonas y La Plata.

En medio de la crisis causada en Venezuela por la caída de los precios internacionales del petróleo, Maduro celebró entonces la posibilidad de que el oro y otros minerales “vayan sustituyendo al petróleo como única fuente de divisas internacionales” para el país.

“La zona habilitada para la minería es cerca del 12 por ciento de la superficie nacional y la cuarta parte de la Amazonía venezolana. Es un territorio muy complejo, debido a que hay áreas naturales protegidas y 24 pueblos indígenas. El decreto generó una gran incertidumbre”, comentó a IPS el biólogo Juan Carlo Amilibia, de la fundación Provita.

Vilisa Morón Zambrano, presidenta de la Sociedad de Ecología de Venezuela, explicó que la minería en esa zona había comenzado a crecer, de manera ilegal, en los últimos 10 o 15 años.

“Debido a la crisis económica, el gobierno le dio el marco legal en 2016, aunque la situación no cambió demasiado en los hechos. Estimamos que en la última década la minería de oro generó la deforestación de aproximadamente el 9 por ciento del área y eso está creciendo”, agregó.

Uno de los que expuso sobre la cuestión fue Bram Ebus, un antropólogo, periodista y criminólogo holandés que recorrió la zona durante 2016 y asegura haber sido detenido por la policía durante 24 horas.

“Maduro dijo en 2016 que había 150 compañías mineras de35 países interesadas en invertir en la zona, pero la realidad es que no hay capitales internacionales de empresas formales en el arco minero del Orinoco”, explicó.

Ebus agregó: “Lo que hay en cambio es un negocio tomado por el crimen organizado, en el que participan ex guerrilleros colombianos que en connivencia con la Policía y el Ejército venezolanos, está extrayendo a cielo abierto oro y otros minerales, cuyo destino final es el contrabando”.

En la zona del Arco Minero del Orinoco está la localidad de El Callao, que ha sido señalada recientemente como la más violenta de Venezuela, con una tasa de homicidios que en 2017 creció más de 800 por ciento con respecto al año anterior.

“Estimo que hay unas 250.000 personas trabajando en la zona. Muchos son profesionales venezolanos de otros lugares del país que han perdido sus trabajos por la crisis y llegaron hasta el estado de Bolívar”, dijo Ebus.

“Es una actividad minera ilegal, desarrollada sin controles, sin estudios de impacto ambiental, sin consulta a las comunidades indígenas, impulsada por el gobierno venezolano”, concluyó el investigador holandés.

En la declaración aprobada en el final del Congreso regional de la Sociedad de Biología de la Conservación se indicó que el uso descontrolado de metales pesados está ya teniendo consecuencias en la salud de los habitantes de la zona.

En ese sentido, se afirmó que se han hallado altos niveles de mercurio en sangre en integrantes de al menos dos comunidades indígenas que viven cerca de las explotaciones mineras.

También, que esos metales son la causa del hallazgo de toxinas en peces y moluscos de agua dulce a miles de kilómetros.

Y se señaló que se han expandido entre las personas enfermedades infecciosas como la malaria.

Los científicos reclamaron que se realicen de manera urgente estudios referidos al impacto ecológico y ambiental de la actividad, se tomen decisiones basadas en información científica y se contemplen alternativas de desarrollo sustentable.

“Los biólogos conservacionistas podemos jugar un importante rol en este proceso, aportando información científica y monitoreando los cambios en importantes variables biológicas”, escribieron.

“Esta declaración abierta es una carta abierta para denunciar un escenario muy grave que nos incumbe a nosotros como biólogos especializados en conservación, porque más allá de una situación horrorosa de derechos humanos, existe un impacto ambiental que va a llevar mucho tiempo revertir”, dijo a IPS el estadounidense Anthony Giordano.

El especialista es presidente de la sección de América Latina y el Caribe de la Sociedad de Biología de la Conservación y director de la organización Species, que se dedica al estudio de mamíferos carnívoros en toda la región.

Fuente:http://www.ipsnoticias.net/2018/07/la-mineria-sin-control-pone-riesgo-la-cuenca-del-rio-orinoco/