El despojo de los territorios en México tiene ya una larga historia; el agua, los bosques, la tierra, el paso para el traslado de mercancías y personas, son aspectos que nunca han pasado desapercibidos en los intereses de quienes manejan el capital y de quienes los solapan.
Raquel Gutiérrez documenta en su investigación (2013) que antes de la época prehispánica existía El Señorío de Iztacquimaxtitlan (en la actualidad Ixtacamaxtitlan), aliados militares de los mexicas. Este Señorío -Hueytlatocáyotl- formaba parte de la Alianza de los Señoríos de Tlalxocoapan, Tepeyahualco (lo que hoy sería Libres) y Tlatlauhquitepeque, además de otras comunidades como Tzaoctlán, Chichiquillan, Quimixtlan y Tuxtehuec. Al parecer el Señorío de Iztacquimaxtitlan no pagaba su tributo en especie sino en «sangre», lo que implica el dar materiales para los combates y apoyo militar. Iztacquimaxtitlan era, posiblemente, un pueblo guerrero (Fig. 1).



La trasnacional de capital canadiense Almaden Minerals irrumpió en terrenos ejidales de Ixtacamaxtitlán, provocando destrozos a un camino y afectaciones severas a árboles y otros elementos naturales, denunciaron ayer representantes del núcleo ejidal, quienes fueron apoyados por el Consejo Tiyat Tlali, que se opone a la actividad minera en la Sierra Norte de Puebla.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) lanzó una advertencia a las mineras que ocultan información a las poblaciones donde desempeñan sus actividades de exploración y explotación.