Durante más de 20 años, Chile y su minería han sido envidiados por muchos países del continente, debido principalmente a un modelo económico que funcionaba con reglas claras para el inversionista y una política tributaria e institucionalidad que aseguraban y resguardaban la Inversión. Esto logró llevar a Chile a los primeros lugares como mejor plaza para invertir.
En el conocido ranking Fraser, ocupó el cuarto lugar en el mundo en el 2013, entre los países más atractivos para la inversión minera en el mundo, pero una estrepitosa caída de 28 puestos registró a Chile en el puesto número 39 de entre 104 zonas analizadas el 2016. Perú, en tanto, avanzó ocho lugares, ocupando la posición 28, superando a Chile por primera vez, transformándose en el mejor destino de la inversión minera en Latinoamérica.
Estas malas noticias se justifican por el inmovilismo de nuestras autoridades que no han sabido poner a la minería como prioridad, siendo la principal industria que Chile tiene de clase mundial.
En la última semana, el mundo de la industria minera miró con estupor el rechazo del proyecto Dominga. La decisión de rechazar este proyecto generó efectos negativos para la Región de Coquimbo, perdiendo aproximadamente una inversión local de US$2.500 millones, además de aproximadamente diez mil empleos, en una zona con una tasa de desocupación que ya bordea el 7,8 %.
Lo grave del rechazo a Dominga, es que se hace al final del proceso, después de 5 años, habiendo cumplido con lo que exige la institucionalidad, peor aún, es que una decisión política se superpuso por sobre una decisión técnica, que ya lo había aprobado.
Diversos candidatos a la presidencia se han referido a este rechazo como una aberración o un escándalo, entonces, conviene preguntarse qué paso en realidad. El país exige transparencia y mayor confianza, no se puede sacrificar el futuro de los habitantes de la Higuera y la región de Coquimbo por intereses mezquinos, con un gran proyecto bien concebido, y sobre el cual, la empresa presentó soluciones ambientales para las observaciones planteadas.
A través de una decisión política y no técnica, se sacrificó crecimiento y la posibilidad de más y mejores empleos, pues está demostrado que la minería, es la que mejores salarios de calidad paga. Esto fue un balde de agua fría para una alicaída minería chilena, que se encuentra estancada, habiendo perdido más del 48% de la inversión extranjera y descendiendo en el ranking mundial. Peor aún, existiendo una inercia inexcusable para un mayor crecimiento.
Esta decisión, es una pésima señal para los inversionistas, que ven a Chile y su minería caminar por el rumbo equivocado, nuestro país necesita de su minería para crecer, necesita nuevos proyectos mineros en regiones para descentralizar la riqueza.
Como lo dije hace un tiempo atrás, la política (esa con minúscula) y la minería, son mutuamente excluyentes.
“Uno de los grandes errores que comete la gente es tratar de forzar su interés. Tú no eliges tus pasiones; tus pasiones te eligen a ti”. Jeff Bezos. Presidente y CEO de Amazon.