Colombia

Protegiendo las reservas de agua dulce y la biodiversidad a gran altura en Colombia

Por encima de los 3,000 metros sobre el nivel del mar, las nubes parecen haber alcanzado el suelo. A esa altitud, entornos cuyo proceso de creación inició hace cinco millones de años albergan habitantes únicos. Uno de ellos, el frailejón, se abre paso en la cortina de niebla. Sus hojas alargadas se reúnen en forma de rosa al final del tallo, mientras sus flores brotan erguidas.

La descripción anterior corresponde a los ecosistemas de páramo, presentes sólo en seis países del continente: Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Panamá y Costa Rica. Son ricos en biodiversidad y juegan un rol clave para la humanidad. Los páramos colombianos, por ejemplo, son hogar de unas 4,700 especies de plantas, 70 de mamíferos y otras tantas de anfibios, serpientes, aves y mariposas. Capturan además el carbono de la atmósfera ayudando a combatir el cambio climático. Recolectan y almacenan el agua que alimenta los principales ríos de Colombia, mismos que a su vez proporcionan gran parte del agua potable en ese país.

Los páramos encierran también otro tesoro, uno que pone al frágil entorno en riesgo de deterioro: metales preciosos.

 

AIDA ha estado trabajando por más de cinco años para evitar la minería en estos ecosistemas, enfocándose en cómo detener a la que podría ser una de las minas de oro y plata más grandes del mundo. Eco Oro Minerals, una empresa canadiense, busca desarrollar la mina Angostura en el corazón del páramo de Santurbán, en Colombia, una parte del cual fue declarado Parque Natural Regional por el Ministerio del Ambiente.

AIDA ha econtrado discrepancias legales y técnicas en el proyecto, lo que llevó a que las autoridades colombianas le negaran la licencia ambiental. Pero Eco Oro aún tiene los derechos mineros y busca alternativas para ejecutar el proyecto, el cual estaría respaldado por la inversión de la Corporación Financiera Internacional (CFI), brazo financiero del Grupo del Banco Mundial para el sector privado.

Frailejón is the most representative plant of the Colombian páramos. | El frailejón es la planta más representativa de los páramos en Colombia.
Credit/Crédito: Celeste Kauffman
Dicha inversión es el último epicentro de la batalla. En junio de 2012, AIDA y sus socios elaboraron una queja dirigida a la Oficina del Asesor en Cumplimiento (CAO, por sus siglas en inglés), auditor independiente para proyectos respaldados por organismos del Grupo del Banco Mundial como la CFI.

El pasado mes, la CAO reconoció la importancia ecológica del páramo de Santurbán y decidió auditar la inversión de la CFI en Eco Oro. La investigación buscará identificar si el financiamiento prestó la debida atención a los impactos sociales y ambientales de Angostura.

La decisión resultante puede determinar si la CFI continúa o no con su inversión en Angostura y si puede o no financiar proyectos similiares. Podría sentar además un precedente para evitar el deterioro de Santurbán y del resto de los páramos de la región pese a que el ordenamiento jurídico nacional e internacional ya prohíbe la minería en estos ecosistemas.

El caso Angostura es sólo una parte de la lucha. Otra es la delimitación de los páramos o asignación de fronteras. Sin límites definidos, las compañías mineras pueden argumentar que sus proyectos no están dentro de estas áreas protegidas.

Para llenar ese vacío, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt desarrolló un mapa de los páramos colombianos, entregado al Ministerio del Ambiente el año pasado. El uso de esa cartografía daría continuidad a decisiones ministeriales previas como la negación de la licencia ambiental para Angostura y la declaratoria del Parque Natural Regional Santurbán.

Todavía queda mucho por hacer para defender a estos frágiles ecosistemas y a sus habitantes.

Uno de ellos camina con soltura entre los arbustos. Lo frío, alto, húmedo y nublado del ambiente le sienta bien. Manchas blancas o amarillentas en el pecho y alrededor de los ojos contrastan con su negro pelaje. De cuerpo robusto y cola poco visible, el oso de anteojos es una de las especies en peligro que habita en los páramos andinos.

¡Por él y por el resto de la biodiversidad que cobijan, ayúdanos a cuidar los páramos, una rica fuente de agua dulce, de actividades nocivas como la minería!

¡Gracias!