Argentina

Osisko, embarrancada en Famatina

La mañana del 2 de julio ve extenderse en La Rioja la noticia de que, en razón del “accionar de grupos antimineros”, la empresa Energía y Minerales Sociedad de Estado (EMSE) y Osisko Mining Corporation llegaron a un acuerdo y firmaron la rescisión del Convenio de Exploración con Opción a Producción, lo que marcó el final del proyecto Famatina. La cláusula novena del pacto, suscrito el 31 de agosto de 2011, preveía su cancelación en caso de que se produjeran actos de fuerza mayor que obstaculizaran la posibilidad de que el programa de exploración marchase con arreglo a los planes acordados. La minera con base en Quebec, Canadá, había comprometido un presupuesto que sumaba diez millones de dólares, los que debían gastarse durante el primero de los cuatro años en los cuales su subsidiaria, Minera El Portal SA (MEP), habría de explorar exhaustivamente una zona de cuarenta kilómetros cuadrados ubicada a unos 4000 metros de altitud y a unos cinco kilómetros al este del cerro General Belgrano. Dicho accidente geográfico —cuyo pico se yergue a 6097 metros sobre el nivel del mar— es el más prominente de la zona y el principal motivo emblemático presente en el escudo de armas de la provincia.

[Entrevista con Marcela Crabbe (43), miembro de Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Famatina y Chilecito].1

 

OP.—Fueron necesarios dieciocho meses de un férreo bloqueo —iniciado en el verano de 2012— sobre el único camino que lleva hacia al cerro General Belgrano, también conocido como nevado de Famatina, antes de que EMSE y Osisko se dieran cuenta de que la tarea que tenían que acometer resultaría algo prácticamente imposible de llevar a la práctica (see Primer año en Alto Carrizal). Eran las 08:06 del 2 de julio cuando, orgullosas de lo conseguido, las asambleas ciudadanas celebraron a través de un comunicado de prensa la caída del acuerdo: “Así como el pueblo pudo echar a Osisko, también podrá echar a todas las mineras de La Rioja”. Asimismo, señalaron que el gobernador, Luis Beder Herrera, “no tuvo más remedio” que tomar esa decisión de resultas de los “casi ocho años de lucha popular asimétrica”. De cualquier manera, en Famatina también dejaron claro que “el corte de Alto Carrizal no se levantará mientras no se prohíba la megaminería en la provincia y en todo el territorio nacional”.

CRABBE.—Hay una historia del no a la megaminería que viene desde 2007. Mágicamente, lo de Alto Carrizal logró una trascendencia nacional increíble, que nosotros jamás hubiéramos imaginado cuando, con un escaso número de personas, corrimos a Barrick Gold el 10 de marzo de 2007. Barrick estaba trabajando desde hacía tres años y la organización del pueblo en Famatina y Chilecito había comenzado recién hacía un año. Ese corte en Peña Negra fue mucho más asimétrico, mucho más desigual. El 8 de marzo de 2007, Beder Herrera era vicegobernador, tenía a toda la Cámara bajo su poder y sancionó la prohibición de la minería a cielo abierto con el uso de sustancias tóxicas, lo que, siendo ya gobernador, a los seis meses derogaría. Miren lo que son las cosas: aquel mismo día iniciábamos el corte en Peña Negra, y siguió casi por tres años. El Gobierno no nos marcó la agenda; al contrario, el pueblo les marcó la agenda a ellos. Esa es la diferencia; nunca le creímos al Gobierno. Ahora rompen el convenio y Osisko ni siquiera pudo ingresar a Famatina: en el corte se festejó porque no deja de ser un triunfo del pueblo. Pero ahora están haciendo un camino alternativo para entrar por Chilecito. Está bastante avanzado, pero nosotros lo venimos siguiendo para ver hasta dónde llega. Para cuando se torne peligroso, ya tenemos planificado otro corte más.

OP.—Ese mismo día, de visita por el departamento Independencia, Beder Herrera aseguró a la prensa que el contrato con Osisko fue rescindido “para que la gente se quede tranquila, a pesar de que no es bueno que no se exploten los recursos naturales”. La confirmación oficial de que el proyecto había sido abortado llegó de parte de Osisko recién tres días más tarde, el 5 por la mañana, a través de un mensaje publicado en su muro de Twitter: “Ha terminado el proyecto de exploración de conformidad con la voluntad de los ciudadanos de Famatina”.

CRABBE.—El día anterior, estábamos en la capital. A la noche, muy tarde, cuando volvíamos de La Rioja, nos mandaban mensajes que decían: “Rescindieron el contrato con Osisko”. Y al otro día, los medios empezaron a difundirlo. El gobernador está trabajando con mucha obsesión en conseguir la licencia social. ¿De qué manera? Ahogan a las instituciones más importantes de cada lugar: traen a su gente, la cual maneja muchísimo dinero, y salen a dar soluciones a lo que el municipio no puede resolver. Entonces, comienzan a generar municipios paralelos. Lo están haciendo de una forma perversa: entregan un montón de planes sociales a cambio de que estés a favor de la minería (see Persona non grata y Persona non grata II). Otra vez nos subestiman, otra vez nos toman por tontos con un engaño electoral. El pueblo tiene una conciencia que le permite no sólo cuidar el ambiente, sino madurar socialmente, recuperar la autoestima y responder como ciudadanos: “Si se pudo evitar la minería, también se pueden evitar un montón de cosas”. Es el principio de un pequeño cambio.

OP.—El 30 de enero de 2012, ya enfrentados al problema provocado por el bloqueo establecido el segundo día de enero en Alto Carrizal —un caserío situado a 245 kilómetros al norte de la capital riojana—, Osisko había señalado que de no contar con la licencia social no se daría ningún paso para llevar adelante las tareas de exploración. Así estaban las cosas cuando, al día siguiente, MEP anunció que se encontraba trabajando en un importante plan de comunicación con vistas a esclarecer ante la población local los mitos imperantes sobre el proyecto Famatina.

CRABBE.—Hay dos diarios en la provincia: El Independiente y Nueva Rioja. Los dos le responden en un ciento por ciento al Ejecutivo. Esos diarios sacaron un suplemento donde se decía qué es la minería, qué hacía Osisko, cuánta agua usaba. Y la gente se reía y lo rechazaba, o seguía preguntándose: “¿Creen que somos tontos?”. No pudieron seguir con eso y no hicieron más nada. No tienen manera de hacer entrar información que no sea verdadera a Famatina y Chilecito; no hay forma, porque las mentiras acá no entran. Con el tema de la licencia social vamos a parecer contradictorios, pero si tenemos que rescatar a alguien, es a las empresas multinacionales. Obviamente también presionaron al Gobierno, pero como no tenían la licencia social, se levantaron y se fueron. Nunca más volvió Barrick, nunca más volvió Shandong Gold, y Osisko ahora también se fue. Nosotros conocimos la existencia de la licencia social cuando, en su momento, los directivos de Barrick Gold nos dijeron: “Una de las políticas que respetan a rajatabla las empresas multinacionales es la de la licencia social”. Nosotros decíamos: “¿Y qué es la licencia social?”. Buscando, íbamos y volvíamos de la asamblea hasta que dijimos: “La licencia social no la tienen”. Y, de hecho, no la van a tener nunca.

OP.—Poco más de dos años atrás, una vez que Osisko hubo firmado el acuerdo con EMSE, el presidente de aquélla, Sean Roosen, expresó: “En Famatina se ha identificado un proyecto ideal con el cual podremos ingresar a una de las mejores jurisdicciones mineras de Sudamérica”. Con todo, una encuesta internacional realizada por una institución canadiense —entre octubre de 2012 y enero de este año— pudo comprobar que sus palabras ponían de manifiesto un excesivo optimismo: basada en las respuestas dadas por varios cientos de empresas mineras, acerca de si las condiciones políticas prevalecientes en una plaza fomentan o desalientan la exploración, concluyó que La Rioja es la provincia más negativamente ponderada —a pesar de su potencial minero— de entre las diez provincias argentinas que componen la Organización Federal de Estados Mineros (Ofemi).

CRABBE.—Tuvimos la posibilidad de estar con la gente de Catamarca, de escucharlos y de ver en qué condiciones la minería está dejando a la provincia (see El M-15F reemprende la lucha). También vimos lo que empezaba a sufrir San Juan… Por eso en 2007 salíamos con paraguas negros y formábamos la frase “El Famatina no se toca”. Abríamos el paraguas antes de que lloviera. Por la experiencia de nuestras provincias hermanas, tuvimos la suerte de concientizar, de saber de qué se trataba y de poder evitarlo. Ese trabajo incansable que se pudo hacer casa por casa, todos los días, no tiene precio. Es ilógico pensar que sólo cuatro o cinco personas podríamos haber llegado a toda una población. Con la ayuda de algunos medios objetivos y responsables, hoy La Rioja está en un lugar privilegiado: hasta organizaciones de Alemania vinieron a preguntarnos cuál era la fórmula. Nosotros les dijimos: “No hay fórmula, no hay estrategia, no hay un manual. Acá uno sigue el corazón día a día”. Por eso seremos los peores para las empresas mineras y, tal vez, un ejemplo para otras organizaciones.

OP.—En cuanto a la Ofemi, entre los días 2 y 3 de julio, las cuatro comisiones técnicas que la componen se reunieron para unificar criterios en torno al “proyecto nacional minero”. Durante la primera jornada, quizá haciéndose eco del desenlace que tuvo la apuesta de Osisko en la Argentina, el secretario de Minería, Jorge O. Mayoral, destacó que “si un proyecto se frustra, la principal perjudicada es la humanidad”. Al menos desde el año 2007, el Gobierno riojano considera de interés especial para la provincia determinar la factibilidad de una explotación económica de cobre, molibdeno, oro y plata en la zona. Lo cierto es que, en el caso de que la minera canadiense hubiera llevado a término con éxito la campaña de exploración, la puesta en marcha de una mina en Famatina habría hecho a EMSE acreedora de un 30 % de los beneficios conseguidos a través de la producción.

CRABBE.—Pero eso es una mentira, porque ese treinta por ciento tenía una trampita. La cuestión es que quedaba menos del tres por ciento: eso del treinta era una trampa, un porcentaje engañoso. Nunca se les creyó. Seguimos con la misma firmeza y con la misma convicción; un cambio de Gobierno terminaría de materializar el cambio social. En esto tenemos gran parte de la responsabilidad, porque ellos no vienen solos, los elegimos nosotros. Entonces, ese es el otro gran desafío: poder tomar conciencia de que con el voto uno puede cambiar este tipo de cosas. Y tenemos que empezar por ahí, porque es totalmente injusto que un pueblo tenga que estar toda la vida defendiendo el agua, peleando contra las mineras y la corrupción.