casacada junin contaminada
Ecuador

¿Minería responsable? Enami-Codelco contamina las cascadas de Junín

casacada junin contaminadaUn informe de campo sobre los impactos de las actividades mineras en la Reserva Comunitaria de Junín, iniciativa de varios pueblos de la zona de Intag en la provincia de Imbarura, que es uno de estos territorios preciosos de nuestro Ecuador. Fuente de agua y vida, sus cascadas, fauna y flora son partes de la zona de amortiguamiento de la Reserva Cotacachi-Cayapas, uno de los parques naturales más importantes del mundo. En la actualidad, estas riquezas y los territorios de Intag en general están amenazadas por las actividades de exploración minera del consorcio formado por la Enami (Empresa Nacional Minera) y la estatal chilena Codelco con su megaproyecto minero de cobre Llurimagua, como lo revela nuestra última visita en la zona.

Según la revista estadounidense Nature, a la cual difícilmente podemos tachar de nido de ecologistas infantiles, esta zona es hogar de numerosas especies endémicas y/o en peligro de extinción y una de las 25 zonas más megabiodiversas del mundo (2). En 2013, otra revista científica de renombre, Science, mostró que la Reserva Cotacachi-Cayapas es potencialmente más importante que el parque Yasuní en términos de biodiversidad y presencia de especies en peligro (3).

La foto 3 muestra como sale el agua debajo de la cascada contaminada.

Emana un fuerte olor sulfuroso (a «huevo podrido») y el agua ha manchado totalmente las rocas y la vegetación aledaña. La contaminación de este contribuyente principal del río Junín implica una contaminación de todo el río, fuente de agua de la comunidad de Junín y otras comunidades aguas abajo. Las consecuencias de este tipo de contaminación pueden ser catastróficas para los ecosistemas acuáticos, los comuneros que se bañan en esta agua y el ganado que la bebe.

Las mediciones realizadas durante nuestro monitoreo de agua mostraron resultados que podrían llevarnos a concluir que hay contaminación por materiales en suspensión (medimos un valor de conductividad 20 veces mayor a los valores usualmente encontrados en la zona).

Contradiciendo estos datos -según testimonios de varios moradores-, la dirección de relaciones comunitarias de la Enami-Codelco ha afirmado en varias circunstancias que realiza sus trabajos con los mejores estándares, para no interferir con el turismo en la zona…

Destrucción y contaminación de la cuenca del Velo de La Novia

Horrores constatados en las últimas visitas a la Reserva. En la parte alta de la microcuenca de otra cascada famosa de la Reserva, la del Velo de la Novia, la Enami-Codelco no cuidó la estabilidad de las vertientes en las cuales intervino y provocó un derrumbe -probablemente de cientos de toneladas de roca y suelos- que destruyó totalmente el lecho en esta parte de la microcuenca. La foto 4 muestra el derrumbe en cuestión.
Adicionalmente, el derrumbe tuvo lugar en un sitio donde se encontraba un antiguo pozo de perforación de la empresa japonesa Bishimetals, que realizó trabajos de exploración en la zona en los años 1990s. La fuerza del derrumbe muy probablemente destapó este antiguo pozo, de tal modo que ahora está brotando agua contaminada, la cual se mezcla continuamente con los sedimentos orgánicos desplazados.
El resultado es un paisaje de desolación en el corazón de la Reserva Comunitaria de Junín,
Se puede ver una serie de colores vivos, desde el amarrillo hasta el marrón, probablemente provocados por la contaminación con sedimentos y aguas contaminadas del antiguo pozo reabierto. En varios charcos contaminados, pudimos constatar la presencia de burbujas, probablemente debidos a emanaciones de vapor de azúfre, lo que explicaría el fuerte olor que permanece en el sitio.

Estas fotos evidencian como la exploración minera (antes de la fase de explotación) sí es una actividad contaminante, a pesar de lo afirmado a menudo por las empresas mineras (y los gobiernos que las apoyan). Con este derrumbe, las diversas formas de contaminación que éste ha provocado, la tala de árboles y la apertura de caminos en la Reserva (como lo evidencia el diaporama «Dragones en el Eden» (4), tenemos una suerte de modelo a escala reducida de lo que le espera la Reserva Comunitaria de Junín y a todos los sitios ecológicamente sensibles del Ecuador (como la Cordillera del Cóndor), si se logra a poner en marcha la explotación megaminera.

La Reserva Comunitaria de Junín: una alternativa viable Con estas destrucciones, la Enami-Codelco impide a la comunidad de Junín y a otras comunidades aledañas seguir con su proyecto ecoturistico, una alternativa económica viable en un sitio que goza de tantas riquezas ecológicas.

La Reserva Comunitaria de Junín es una iniciativa local que surgió en las dos últimas décadas, por de esta comunidad de la parroquia de Garcia Moreno, cantón Cotacachi, en la provincia de Imbabura, apoyado por comuneros y organizaciones de la cuenca del río Intag.

Para estas comunidades campesinas y su territorio, la Reserva representa una propuesta de actividad productiva alternativa a la megaminería y las amenazas sociales y ambientales que representa. La Reserva cubre una superficie de alrededor de 1.500 Ha y se encuentra a alrededor de 2.000 m.s.n.m en la fuente del río Junín que abastece en agua a numerosas comunidades.

La puesta en marcha de una mina a gran escala en esta zona significaría la destrucción de ecosistemas únicos y del modo de vida de los campesinos de las comunidades aledañas: Junín, Chagualyacu Alto, Chagualyacu Bajo y más indirectamente destrucciones culturales y sociales de muchos poblados del valle del río Intag. El valle de Intag y Chagualyacu tienen una larga historia de resistencia exitosa a la megaminería. En los años 1990 y luego en los años 2000 se sucedieron primero la japonesa Bishimetals y luego la canadiense Ascendant Copper.

Ninguna de estas transnacionales logró convencer a las poblaciones de la zona de la viabilidad de la megaminería. Al contrario, muchos moradores de Junín y de la zona de Intag apuntan a modelos productivos alternativos como el cultivo agroecológico y el ecoturismo comunitario. Sus iniciativas de actividades productivas alternativas al horror de la megaminería son un ejemplo, un referente, para muchos movimientos sociales, organizaciones, militantes y académicos de América Latina. La Reserva y el ecoturismo comunitario que la comunidad construyó alrededor de la misma, es el orgullo de numerosos moradores de Junín y las comunidades aledañas. Turistas de todas partes del mundo vienen a admirar la belleza de sus cascadas y disfrutar de ecosistemas y paisajes únicos.

Enami-Codelco: un abismo entre el discurso y la práctica…

Como podemos constatar, esta belleza y las oportunidades que ella representa para las generaciones futuras se encuentran cruelmente amenazadas en la actualidad.

Desde noviembre del año 2011, el megaproyecto minero Llurimagua pasó a manos de un consorcio formado por la Enami y la chilena Codelco. Desde abril del año 2015, estas dos empresas reanudaron trabajos de exploración en la Reserva Comunitaria de Junín. Se trata de perforaciones de 1.000 a 1.500 m de profundidad. Hasta la fecha, las empresas han realizado alrededor de una docena de estas perforaciones, y tienen previsto un total de 90 nuevas perforaciones en la Reserva.

La destrucción de las cascadas, los ecosistemas acuáticos y la contaminación no cuadran con el discurso de las empresas a cargo del proyecto. Tanto Enami como Codelco declaran oficialmente practicar políticas de manejo ambiental de cuidado de los ecosistemas de los territorios en donde intervienen. En su sitio internet, por ejemplo, la Enami pretende operar con “los más altos parámetros de calidad y criterios empresariales, económicos, sociales y ambientales” (5) y desarrollar una “estrategia de sustentabilidad la cual se enfoca principalmente en controlar los impactos en las operaciones” (6). Con esta “estrategia de sustentabilidad”, la Enami pretende reducir los “impactos negativos”, y mantener “la funcionalidad de los ecosistemas” (7).

En su sitio internet, la Codelco, por su parte, afirma que quiere “una transformación virtuosa de los territorios”, “generar un mejor país” al ser “líder en sustentabilidad y cuidado medioambiental” (8), apuntar a una “producción limpia” (9) y una “gestion sustentable del recurso hidrico actual y futuro” (10).

En Junín, la realidad, la cruda realidad del terreno está en total contradicción con estas pretensiones. Además de las diversas formas de contaminación evidenciadas por las fotos del presente texto, recaudamos testimonios de varios empleados que se quejan de condiciones de trabajo muy exigentes y precarias. Todo ello muestra una vez más, cómo los discursos alrededor de la “sustentabilidad” y la “responsabilidad social empresarial” son grandes cortinas de humo para esconder lo indecible: el horror de la devastación de los territorios, las alternativas vivas, las especies y ecosistemas únicos en el mundo.

Pensemos un poco: ¿es realmente lo que queremos para el Ecuador?

A nivel mundial, el carácter destructor de la megaminería está ampliamente documentado por numerosas publicaciones académicas, informes de parlamentos, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, prensa nacional e internacional, libros, documentales, testimonios, etc. La historia reciente muestra que no es una cuestión de manejo de tecnología o de aplicación diferenciada de estándares: tanto Brasil como Canadá han enfrentado desastres ecológicos con rupturas de embalses conteniendo millones de metros cúbicos de contaminantes.

En el Ecuador, 40 años de explotación petrolera en la Amazonía nos deberían servir de lección. Además, la megaminería se quiere instalar en las partes altas de las cuencas hidrográficas, lo cual pone en serio riesgo las fuentes de agua de las poblaciones de la sierra. La falta de institucionalidad y de independencia del Estado frente a los capitales mineros transnacionales presentes en el país, la ausencia de datos hidrometeorológicos y sísmicos en las zonas de megaproyectos mineros y el carácter frágil de los territorios donde se asientan estos megaproyectos, lleva irremediablemente a una contaminación a gran escala de nuestos recursos hídricos y la destrucción de nuestro patrimonio ecológico. Por otra parte, la megaminería conlleva un grave riesgo de destrucción del patrimonio cultural de nuestras nacionalidades y pueblos y sus respectivas formas de economía. La contaminación que deploramos hoy en Junín es solo una pequeña -y aterradoraidea de lo que sucedería con megaminas en nuestras cordilleras.

Si tomamos en cuenta que:

– la instalación de la megaminería también implica situaciones dramáticas como los despojos recientemente
perpetrados en la Cordillera del Cóndor (Tundayme y Nankintz), en contra de decenas de familias de campesinos e indígenas, con el apoyo incondicional del Estado ecuatoriano.
– que además, a nivel económico, pocas son las ventajas de profundizar la dependencia de la economía del país hacia las materias primas en un modelo que asegura ganancias para el capital transnacional y migajas para los pueblos. . . ¡¿Por qué seguir dudando?!

Simplemente no es lo que queremos para el Ecuador.
Fuente:http://www.noalamina.org/latinoamerica/ecuador/item/16189-mineria-responsable-enami-codelco-contamina-las-cascadas-de-junin