Las declaraciones de la ministra de salud sobre el problema de metales pesados detectados en Espinar, han generado interrogantes y preocupaciones entre los varios hombres, mujeres y niños afectados.
Según dio a entender la ministra durante la reunión, los planes y compromisos en materia ambiental elaborados por los funcionarios de gobierno durante la Mesa de Diálogo de Espinar del 2013 (Plan de acción sanitario, Plan de salud y metales pesados del MINSA además de otros 4 planes de la Diresa – Cusco) no fueron, ni son actualmente posibles. La ministra señaló que era necesario “transparentar la situación y sincerar las cosas del sector gestionado por el gobierno nacional anterior”. Según señaló la Ministra “no existen centros y tecnología especializada y que ella era franca en señalar dicha verdad a estar mintiendo como sus antecesores en esta materia”[2].
Las declaraciones de la nueva ministra ponen en jaque los acuerdos del proceso de diálogo en torno al tema de salud ambiental en la provincia. Nuevamente, frente a las evidencias de afectación por metales pesados y los graves riesgos a su salud, la población permanece en total incertidumbre. Dirigentes de ADEPAMI, una asociación de afectados por la minería de la provincia (perteneciente a Pacpacco, una de las localidades donde residen la mayoría de personas que presentaron arsénico, plomo, mercurio y cadmio muy por encima de los estándares permitidos), le exige al sector salud que aclare finalmente qué es lo que se hará con ellos, y cómo.
Institucionalidad ambiental: varios pasos atrás
La Mesa de diálogo de Espinar del 2013 se constituyó como una salida institucional a un conflicto social en crisis. Durante el proceso, participaron por primera vez diversos sectores del ejecutivo, liderados por el Ministro del Ambiente, reafirmando la necesidad de fortalecer la institucionalidad ambiental de la provincia como una de las prioridades del nuevo espacio de diálogo. El papel de la Municipalidad provincial de Espinar fue clave durante el proceso, a través de una gerencia de medio ambiente innovadora en materia de gestión ambiental. Los resultados, como la realización de un Monitoreo ambiental sanitario integral sobre el agua, aire y suelos de la provincia, en el que participaron todas las entidades competentes (ANA, OEFA, DIGESA, INGEMMET); así como la apertura de una oficina de la OEFA en la capital de la provincia y la creación de un Comité de Seguimiento Ambiental para vigilar el avance de los acuerdos; apuntaban a ello.
No obstante, a pesar de los esfuerzos en Espinar, luego de 30 años de actividad minera, no se ha logrado aún revertir la debilidad de las instituciones, ni mejorar la gobernanza ambiental local. Con el cambio de gobierno local y luego nacional, la ausencia del gobierno regional y la descoordinación entre los sectores competentes; los resultados, acuerdos y compromisos han quedado como documentos archivados, sin convertirse en respuestas efectivas para la población[3]. Las declaraciones de la ministra de salud, señalando la necesidad de “transparentar” la realidad de las promesas y la viabilidad de los acuerdos del diálogo, además de la ausencia del sector ambiente hace unos días en Espinar, así lo confirman.
El balance, más allá de la grave situación sanitaria ambiental local, está en la pérdida de confianza y legitimidad del diálogo como una salida institucional a los conflictos sociales. Con ello, son varios pasos atrás en intentar construir, a través del diálogo y la negociación, una mejor gobernanza ambiental, indispensable en los distritos con presencia minera – y conflicto- en Perú. Esta situación es crítica, durante un contexto de gobierno que viene priorizando el diálogo como una de sus principales estrategias frente a los conflictos sociales; y más crítica aún en un contexto tan complejo el del corredor minero del sur andino.
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