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Perú

LA SEMANA DE LA TRANSPARENCIA

logo cooperaccionEntre el 23 y 24 de febrero se realizará en Lima la Conferencia Mundial de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI). ¿Qué es EITI? ¿En qué consiste esta iniciativa?

EITI es una norma internacional voluntaria para promover la transparencia en los pagos y los ingresos de las empresas extractivas que está conformada por gobiernos, empresas extractivas y sociedad civil. Cabe señalar que el Perú fue el primer país de América Latina en adherirse a la iniciativa que actualmente está conformada por 48 países.

En muchos países se cuestiona la legitimidad de los procesos que el EITI ha venido generando, no sólo por su carácter voluntario, sino también porque en algunos casos ha sido utilizada como una herramienta de promoción de actividades extractivas que son resistidas por las poblaciones.
¿Cómo nos sorprende esta conferencia internacional en el Perú? Lo primero que hay que señalar es que este nuevo evento internacional, nos sorprende en pleno fin del súper ciclo de los precios de los commodities, principalmente de los minerales que nos regresa a la realidad de una economía tremendamente vulnerable a los ciclos externos y los consiguientes cambios de los términos de intercambio.

 

Al margen de transparencias, de sumas y restas, son tres los aspectos centrales que muestran las limitaciones y el fracaso de las políticas implementadas que configuran una oportunidad perdida para el Perú precisamente en el período de bonanza: nunca se logró incrementar de manera sostenida la presión tributaria en el país y peor aún, el período post boom nos ha regresado a una peligrosa tendencia decreciente que nos aleja cada vez más del promedio de presión tributaria de los países latinoamericanos y sobre todo de las necesidades del país; nunca existió una real voluntad política -sobre todo en el pico del súper ciclo de precios de los metales- para poner en marcha una verdadera reforma tributaria para alcanzar una mayor equidad fiscal y por el contrario se optó por una política tributaria minera complaciente y finalmente, una autoridad tributaria que pese a las recomendaciones de organismos internacionales no logró reducir brechas de evasión e incumplimiento y tampoco realizó mayores esfuerzos en materia de control, fiscalización, cobranza, e innovación tecnológica.

Lo cierto es que terminada la década de bonanza, hemos regresado a un escenario muy similar al del período previo: presión tributaria en descenso y cada vez más alejada del estándar de América Latina, caída de la recaudación neta proveniente del sector minero y por consiguiente de los ingresos de Gobiernos Regionales y Locales y como consecuencia de las últimas medidas de contra reforma, mayor inequidad del sistema tributario, debilidad institucionalidad, etc.

La revisión del contexto general, la política fiscal, las cifras, el balance general y las medidas implementadas en la década del boom minero, nos muestra que el Perú -como lamentablemente ha ocurrido en otros momentos de su historia económica- nuevamente desperdició un período extraordinario para sentar las bases de un verdadero modelo alternativo con una matriz productiva más diversificada, que permita establecer relaciones de equilibrio entre actividades productivas como la minería, las expectativas y demandas de las poblaciones y la agenda de sostenibilidad ambiental.

A todas luces la actual agenda del EITI es tremendamente restrictiva y no ayuda a abordar el carácter multidimensional que tiene por ejemplo la agenda extractiva en países como el Perú. El reto es poder ampliarla, incorporando por ejemplo aspectos ambientales y sociales, sacándola del pernicioso y restrictivo esquema de las iniciativas voluntarias.

22 de febrero de 2016
CON EL RUEGO DE SU DIFUSIÓN

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