Internacional, Perú

GUERRA, PODER Y ECOLOGÍA: LOS OTROS IMPACTOS DEL CONFLICTO GLOBAL

30/06/2025
La reciente escalada del conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos ha reavivado las tensiones geopolíticas en Medio Oriente y ha puesto al mundo frente a un nuevo episodio de militarización global. Pero más allá del impacto político y económico, estas guerras también generan consecuencias profundas sobre el ambiente: uso intensivo de combustibles fósiles, destrucción de ecosistemas, acumulación de residuos tóxicos y una industria armamentista altamente contaminante. ¿Cómo se relacionan los conflictos armados con la crisis climática? ¿Qué papel juega el extractivismo en esta cadena de violencia?.

En su edición del 27 de junio, el programa La Hora Verde, producido por CooperAcción, reunió al periodista internacional Ramiro Escobar y al investigador catalán Tomàs Gisbert, del Centre d’Estudis per la Pau J.M. Delàs. A lo largo de la conversación, ambos analistas coincidieron en que los conflictos actuales deben ser entendidos no solo como crisis políticas, sino como motores de devastación ambiental, concentración de poder y profundización de la desigualdad global.

Ramiro Escobar ofreció un repaso histórico del conflicto entre Irán e Israel, señalando que sus raíces se remontan a 1979, con la revolución islámica en Irán, y que el enfrentamiento ha sido alimentado por una lógica de enemistad perpetua, con episodios de violencia, represalias y un uso político del miedo a la amenaza nuclear. Escobar denunció que, en este contexto, el derecho internacional ha sido dejado de lado, tanto por el Estado de Israel como por sus aliados, y advirtió que el conflicto se ha convertido en una herramienta para cohesionar gobiernos cuestionados, como el de Netanyahu, y mantener alianzas estratégicas a costa de vidas humanas y devastación.

Por su parte, Tomàs Gisbert propuso mirar el conflicto desde una lógica más amplia, en la que el armamentismo, el extractivismo y la militarización de la seguridad global forman parte de una misma dinámica destructiva. “El extractivismo ya es un acto violento; pero si se usa además para fabricar armas, es doblemente grave”, sostuvo. Gisbert subrayó que los conflictos armados están profundamente vinculados al cambio climático, no solo por el uso intensivo de combustibles fósiles, sino por los daños ambientales colaterales: contaminación de suelos y aguas, destrucción de ecosistemas y acumulación de residuos tóxicos y explosivos.

Ambos invitados destacaron que la industria militar es una de las principales consumidoras de energía fósil en el mundo y que, si los ejércitos fueran un país, estarían entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero. “Las guerras no solo matan personas, matan ecosistemas. Y sin ecosistemas, también mueren las personas”, enfatizó Escobar. Añadió que este vínculo ha sido ignorado por los tomadores de decisiones y los organismos internacionales, y llamó a incluir el factor ambiental en las agendas de seguridad global.

En sus reflexiones finales, tanto Gisbert como Escobar coincidieron en que la única salida posible es construir una nueva concepción de seguridad centrada en las personas y en la vida, no en los intereses de las grandes potencias o corporaciones. “Necesitamos una seguridad humana, colectiva, compartida y ecológica. El planeta no soporta más guerras ni más militarismo”, sentenció Gisbert.

La Hora Verde dejó en claro que el conflicto en Medio Oriente no es un asunto lejano: está profundamente conectado con los precios del petróleo, los intereses mineros, la crisis ambiental y los modelos de seguridad que se imponen en el mundo.

Si deseas ver el programa completo, ingresa aquí: https://bit.ly/4laBfP9

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