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El subsuelo ya no es de la Nación

MineraContradicciones: el jueves, durante un acto del Consejo Mundial  del Agua, el Presidente reconoció la emergencia nacional por la disminución de los recursos hidráulicos y ejemplificó que si en 1950 la disponibilidad per cápita era de 18 mil 035 metros cúbicos, en la actualidad llega a 3 mil 982. Sin embargo, dentro de la reforma energética se autoriza el “fracking” para obtener gas de lutitas, procedimiento que requiere la perforación del suelo hasta 5 mil metros inyectando en cada pozo entre 10 y 30 millones de litros de agua. Y se tienen proyectados 20 mil de estos pozos en cuatro estados del País.

Además, de acuerdo con la reforma energética que se discute en el Congreso, también se borra el apotegma zapatista: ahora se puede decir que “la tierra es de quien la perfora”.

Y es que se establece en las leyes secundarias, de acuerdo con la iniciativa del Ejecutivo, que las empresas interesadas en explorar el subsuelo pueden acordar, en el caso de un terreno que tenga propietario, ofrecer la compra o renta. Si el dueño no acepta ninguna de las ofertas, el terreno será expropiado “por considerarse de utilidad pública”.

Con estas garantías, aún no incorporadas a la ley que se discute, las empresas interesadas en obtener gas con el procedimiento de fractura hidráulica (fracking) ya se vinieron a México. Desde hace seis meses Halliburton y Schlumberger ya están operando en Nuevo León en nueve municipios del estado, principalmente en Los Ramones, General Terán y Anáhuac.

Algunos de los efectos ya conocidos por estos trabajos (se trata de perforaciones, a 5 mil metros de profundidad, con inyección a presión de agua combinada con químicos, a fin de perforar las piedras llamadas lutitas en cuyo interior se encuentra gas), han alarmado a las poblaciones vecinas: sismos que han cuarteado viviendas y pisos, como lo han reportado los vecinos de la comunidad Las Enramadas.

Pero esto no es todo. Juan Alberto Hernández, académico de la Universidad Autónoma de Nuevo León, señaló que para perforar un pozo se requieren entre 10 y 30 millones de litros de agua. Para los 4 mil pozos que se intentan perforar en la entidad se necesitarán 6 mil millones de litros, equivalente a cerrar la llave al área metropolitana por 60 días, además que el agua no se puede volver a utilizar.

La vida útil de uno de estos pozos no excede del año. Pero en ese tiempo contaminó los mantos freáticos y la superficie de la tierra que dejará de ser utilizable para los cultivos.

Raúl Rubio, activista contra el uso del fracking, planteó: “Quiero saber de dónde sacarán agua para perforar 20 mil pozos con los problemas de sequía que hay en las regiones donde se pretende este procedimiento, como son Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas y Veracruz”.

Organismos como la Red de Acción por el Agua, Green Peace y el Grupo de Estudios Ambientales, han alertado sobre los estragos que este método ha causado en Estados Unidos, Canadá, Argentina, China, Rumania y Argelia. Mientras que ya fue prohibido en Francia, Canadá, Bulgaria y España, así como en Vermont, Nueva Jersey y Nueva York.

Pero en México, donde se permite todo a cambio de una “mochada”, son bienvenidos. Ya tenemos como antecedente lo que están haciendo las mineras que están contaminando el agua con arsénico.