10 de diciembre de 2009
Informe: Rocío Ilama
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Fueron responsables de la ya quebrada Eternit, en Italia, en los ’70 y ’80. Sus productos contenían amianto, una sustancia cancerígena. Hoy empieza un juicio en el que están acusados de haber provocado dos mil muertes y enfermedades a ochocientas personas.
En uno de los mayores juicios realizados hasta ahora por el uso ilegal de amianto –una sustancia cancerígena–, los ex propietarios de la multinacional Eternit serán juzgados a partir de hoy en Italia, acusados de ser los responsables de la muerte de dos mil personas por la utilización de ese elemento en sus materiales de construcción. En la Argentina, el amianto, si bien está prohibido por causar distintas enfermedades respiratorias, entre ellas el cáncer de pulmón, “continúa utilizándose en distintos elementos de la vida cotidiana”, afirmó Lilian Capone, coordinadora de enfermedades ocupacionales de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Los responsables de la firma, el multimillonario suizo Stephan Schmidheiny, desde 1973 a 1986, y el ex directivo belga Jean-Louis Marie Ghislain de Cartier de Marchienne, en 1972, serán juzgados por un tribunal de Turín, región ubicada al norte de Italia, por haber causado “de modo intencional” una catástrofe y por haber violado las normas de seguridad en las fábricas. Están acusados de la muerte de dos mil personas y de haber provocado enfermedades a otras ochocientas, entre los que figuran trabajadores o habitantes de distintas ciudades italianas donde el grupo tenía sus fábricas: como en Casale Monferrato, Cavagnolo, Rubiera y Bagnoli.
“Mucha gente ha muerto esperando el juicio, inclusive personas que no trabajaban en Eternit”, resaltó Elisabetta Dorato, que vive en Casale Monferrato y a causa de esta situación perdió a su madre y a su tía. Como ella, muchos son los familiares que esperan desde hace años el juicio –de carácter retroactivo–, en el que los dos directivos podrían ser condenados a entre tres y doce años de cárcel y a pagar cifras millonarias en indenmización –se estima un millón y medio por víctima–.
El amianto es la sustancia que produjo la tragedia. Su inhalación produce fibrosis (endurecimiento) de pulmón, como también cáncer pulmonar y mesotelioma, un tipo de cáncer que afecta a la pleura, la membrana que recubre el pulmón. Si bien su uso está prohibido en la Argentina como en otros países del mundo, continúa en circulación debido a que “es una sustancia muy económica, más fuerte que el acero, de gran resistencia al fuego y funciona como aislante térmico y acústico”, explicó Capone. Este motivo hace que el amianto sea elegido para la construcción entre otros elementos más costosos y, por ello, “se lo encuentre en objetos de uso cotidiano, como por ejemplo en los caños de calefacción, en las calderas y los frenos de auto”, señaló.
Aunque este material conduce a un problema netamente laboral, ya que muchas personas lo utilizan en el trabajo en instrumentos como guantes y máscaras para protegerse del fuego, según la especialista en enfermedades ocupacionales, “también provoca una red de contaminación social –ambiental y doméstica–”. Es que el amianto, además, es una parte muy importante del fibrocemento, con el que se construyen por ejemplo los tanques de agua y los techos acanalados. Cuando este material con el tiempo se va deshilachando, se produce la inhalación de las partículas tóxicas, que conducen luego de varios años a diversas enfermedades.
La filial italiana quebró en 1986. Eternit dominó la producción de amianto en el mundo por cerca de cien años y tuvo su etapa de esplendor entre 1970 y 1980. Lejos quedaron esos años dorados para los dos ex directivos, quienes deberán afrontar un juicio sin precedentes.