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Chile

Chile después de la brutal hazaña de los mineros: lecciones de una industria que mata

rescate_minerosQuince mineros de los 33 atrapados hace 69 días a unos 700 metros de profundidad en el yacimiento San José en Chile ya han sido rescatados al momento de editar esta nota. Se siguen sin descanso las actividades en la mina hasta que los 18 restantes vean la luz. Chile vive un día de fiesta. El nuevo accidente en el sector pudo haber tenido un final horrible, como tantas veces.

A las 0:10 hora de Chile de este miércoles Florencio Ávalos, de 31 años, apareció en la superficie en la cápsula “Fénix2”, diseñada especialmente para el rescate, que está a cargo de la estatal minera Codelco. Ávalos fue el primer trabajador en salir y fue recibido por sus familiares, compañeros del sector, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, y el ministro de Minería, Laurence Golborne, entre otras autoridades.

En términos generales, todos los trabajadores rescatados han estado en buenas condiciones de salud. El último en salir, seguramente en la noche de este miércoles, será el jefe de turno al momento del derrumbe el 5 de agosto, Luis Urzúa, de 54 años, considerado el líder del grupo.

La mina San José, de cobre y oro y perteneciente a la empresa San Esteban, está situada cerca de la ciudad de Copiapó, en el desierto de Atacama, a unos 800 kilómetros al norte de la capital del país, Santiago. La compañía ya había recibido varias denuncias por las precarias condiciones de seguridad de sus trabajadores, inclusive en esa mina.

Por ejemplo, en 2007, obreros de la empresa junto a sindicatos de otras compañías que prestaban servicios a la minera, presentaron una denuncia ante la Corte de Apelaciones y el gubernamental Servicio Nacional de Geología y Minería por la muerte de tres trabajadores en el yacimiento San José y en el de San Antonio. Los obreros movilizados pidieron el cierre de San José. Desde el sindicato de la compañía se afirmó que en el yacimiento no habían vías de escape, ventilación ni la fortificación necesaria, y que las autoridades de la empresa conocían la situación.

En este sentido, el diario chileno La Nación informó en su edición del 22 de septiembre que “en 2007 la mina fue cerrada después de la muerte de un obrero, reabrió en 2008, sin haber sido equipada con todas las instalaciones necesarias”. “Todos los que descendían sabían que la mina de cobre y de oro, de más de un siglo, no era segura. Unos 80 accidentes fueron señalados en el transcurso de las décadas”, agregó La Nación.

Los empresarios propietarios de San Esteban, Alejandro Bohn y Marcelo Kemen, optaron por abandonar la zona de la mina el 22 de agosto, apenas unos días después que se supo que los trabajadores estaban vivos. No han pasado por el campamento “Esperanza”, donde los familiares de los mineros han esperado el rescate por más de dos meses.

San Esteban enfrenta varias investigaciones judiciales por el derrumbe de San José y anteriores accidentes. Tiene un pedido de indemnización de los familiares de casi 30 de los mineros que asciende a 12 millones de dólares. Es dable esperar que los empresarios declaren la quiebra de la empresa. El Estado chileno enfrentaría otro pedido de indemnización millonario por sus fallas en la fiscalización.

La historia de los 33 mineros atrapados en Chile tiene hasta el momento un final feliz. ¡Enhorabuena! Desgraciadamente, las historias con finales tristes son demasiadas en el sector en diversas partes del mundo, donde aparecen como muy frecuentes las malas condiciones de trabajo y seguridad. En Chile, datos del Servicio Nacional de Geología y Minería indican que en la última década murieron 373 trabajadores en accidentes mineros. En lo que va de 2010 ya van 31 fallecimientos.

A nivel mundial las muertes son miles al año. Según la Federación Internacional de Sindicatos de Trabajadores de Química, Energía, Minería y Afines, la industria minera termina con la vida de 12.000 trabajadores anualmente. Y esa cifra es la que se puede registrar, porque se denuncia que en muchos países los responsables de las empresas pagan el silencio de los familiares de los trabajadores fallecidos.

China es el país donde la minería es más peligrosa. Sólo el año pasado murieron allí 2.631 trabajadores. En tanto, este año los mayores accidentes en el sector se cobraron la vida de al menos 200 personas en Sierra Leona y de decenas en Colombia, Rusia y Estados Unidos.

Sólo 24 naciones han ratificado hasta ahora la Convención de Seguridad y Salud en Minas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), firmada en 1995. Chile, el mayor productor mundial de cobre, está entre los países en deuda.