“Nos guardamos el coraje y los dejamos ir para que lleven el mensaje a quien corresponda que es mejor que no vuelvan a Zongozotla, porque si regresan será otra cosa”, dicen orgullosos algunos jóvenes totonacos de este pueblo ubicado al pie de la cumbre del Cozol que echaron a un grupo de mineros el 18 de marzo pasado.
En el pueblo, continúan, quedó un resentimiento porque algunos querían que a los mineros mejor los metieran a la cárcel, pero el presidente Honorio Lima Manzano los convenció que era mejor que se fueran. Así es que “los dejamos ir, sin insultos ni agravios a pesar de que ellos llegaron y se metieron sin pedirle permiso a nadie” para explotar una mina de barita y “toda sustancia disponible” en 300 hectáreas del predio La Unión, según la concesión 225397 otorgada a Maribell Valverde Islas y socios.