Por: Paola Circa Yarce
Comunicadora Social
Esta historia empieza con 14 personas que viajaban desde diferentes sitios del departamento de Cundinamarca hasta la vereda Caño Bonito, la cual limita entre los municipios de Vélez y Landázuri del departamento de Santander. Su objetivo, ayudar y apoyar a una comunidad que padece de la indiferencia de la sociedad, el silencio del Estado y el abandono de los medios de comunicación nacional.
En medio del nublado amanecer sonaba de fondo uno de los buenos clásicos que tiene Jorge Velosa, “El rey pobre” ““En mi tierra yo me siento como un rey, un rey pobre pero al fin y al cabo rey, mi castillo es un ranchito de embarrar y mi reino todo lo que alcanzo a ver, por corona tengo la cara de el sol y por capa una ruana sin carbar, es mi cetro el cabo de mi azadón es mi trono una piedra de amolar” el cual se mezclaba con miradas y sensaciones al observar, paulatinamente, las ricas y envidiables tierras santandereanas, entremezclados con fragmentos de intervención antropogénica que causaban un impacto a la vista del paisaje y sugerían el por qué los campesinos deben luchar por su territorio.