Colombia

Arrepentíos del pecado de la minería

La Semana Santa es una época propicia para reflexionar sobre el daño que le hace al ser humano y a todos los seres vivos la minería, tanto aquella de los hidrocarburos, el petróleo y el carbón, como de los metales. Lo que nos deja el derrame de petróleo crudo a través de un afloramiento en Barrancabermeja, no es otra cosa que un dolor inmenso por la muerte y la destrucción que se han provocado. Las imágenes que nos muestran los medios de comunicación son desgarradoras: peces, aves, reptiles, mamíferos, convertidos en estatuas vivientes saturadas de petróleo, negros como el azabache, o como el color con que pintan al diablo.

Y este es apenas el último derramamiento que ha habido en Colombia, porque son muchos, originados en descuidos de la empresa Ecopetrol y de otras explotadoras del crudo, pero también víctimas de atentados de los grupos al margen de la ley. Más de 2.400 animales han muerto por este acontecimiento infortunado en Barrancabermeja.

Las imágenes tristes del derramamiento de petróleo en el Golfo de México hace 8 años, con 11 personas muertas y un número incalculable de animales marinos y aves también muertas, no se nos borran aún de la retina. Ese desastre debió de dejar una lección a las compañías explotadoras de este material, pero parece que no se aprende. Y volvemos sobre lo mismo, el horror que deja la explotación de hidrocarburos, carbón y minerales en general.

Los daños ambientales son tenaces. Y con ellos, los daños colaterales en la vida, en la sociedad y en la propia economía de las regiones, los territorios donde se hacen dichas explotaciones. En Colombia, las zonas con mayor pobreza y con los más grandes problemas sociales y de seguridad, están, sorprendentemente, en las mismas áreas donde hay explotaciones mineras.

Debieran, esta semana, aquellos que provocan estos daños y este horror en la vida de hombres y animales, arrepentirse de este tipo de explotación, como un pecado capital que se comete contra los seres vivos y el planeta. Si la Tierra fue hecha por Dios y en ella puestos los seres vivos, aquellos quienes los matan o los dañan, deben de arrepentirse frente al Supremo.

Lo que pasa en Barrancabermeja hoy, y lo que sucede en otros muchos lugares del mundo con la explotación minera, debe de servirle al Quindío para seguir su lucha contra la megaminería. Este no puede ser un territorio para la explotación minera a gran escala. Hay que protegerlo. Ya lo hizo Pijao en una consulta popular, estamos esperando que se realice la consulta de Córdoba, a la que le ha metido toda la zancadilla del mundo el propio gobierno nacional; y seguiremos con Salento y Calarcá, porque este territorio del Quindío es sagrado, verde por naturaleza y no resiste actividad económica como la megaminería.

Por eso, también es el momento de escoger un candidato presidencial que defienda el medio ambiente, que piense en el verde del país, en un mejor aire, en una mejor tierra, y no en aquellos que nos están proponiendo más minería, incluso el dañino fracking, quebrar la roca con presión de agua. Semana para reflexionar.

Fuente:http://www.elquindiano.com/noticia/4711/arrepentios-del-pecado-de-la-mineria