Interferencia 20/08/2025
Las reservas de 23 millones de toneladas del mineral, la mayoría en el salar de Uyuni en la región andina de Potosí, fueron apuntadas como ‘moneda de cambio’ durante las elecciones presidenciales llevadas a cabo el domingo pasado. En medio de una profunda crisis económica, el Congreso del país andino aprobó un contrato para una planta de explotación con una firma rusa que contempla una inversión de US$ 975 millones.
El domingo pasado, Bolivia definió a los dos candidatos que el próximo 19 de octubre se medirán en la segunda vuelta presidencial: el senador Rodrigo Paz (Partido Demócrata Cristiano) y el ex mandatario Jorge «Tuto» Quiroga (Alianza Libre). El trasfondo de estas elecciones era particularmente importante en este proceso electoral, pues estuvo marcado por la aguda crisis económica que atraviesa el país y por la fractura interna del oficialismo y en específico del MAS (Movimiento al Socialismo), el partido gobernante, que pondrá fin a una hegemonía de 20 años en el poder que inició con de Evo Morales en 2005 y finalizará con Luis Arce en 2025.
En ese contexto, una de las incógnitas es que sucederá con la explotación del litio y los contratos suscritos a ella, particularmente con Rusia y China.
Los salares de Bolivia albergan los mayores recursos mundiales del metal para baterías. El país posee un estimado de 21 millones de toneladas de litio, lo que representa aproximadamente el 38% del total mundial. Sin embargo, la nación ha luchado durante mucho tiempo para aumentar la producción o desarrollar reservas comercialmente viables. En 2022, Bolivia produjo solo alrededor de 600 toneladas de carbonato de litio, mientras que los vecinos Chile y Argentina produjeron aproximadamente el 45% del suministro mundial.
Empresas rusas y chinas se encuentran entre las pocas que han avanzado con propuestas de desarrollo, pero existe incertidumbre puesto que los acuerdos no han recibido la aprobación del poder legislativo, donde el partido gobernante está fracturado y Arce carece de una mayoría en el Congreso. Algunos inversores esperan que un cambio político pueda conducir a cambios en el entorno regulatorio del país y abrir el camino para acceder a los recursos de litio en gran parte sin explotar.
Hace unos días, la Comisión de Economía Plural, Producción e Industria de la Cámara de Diputados aprobó el contrato de asociación suscrito entre Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) y la empresa rusa Uranium One Group, que prevé la instalación de un proyecto industrial de producción de carbonato de litio en el salar de Uyuni, departamento de Potosí.
“Aprobado el Proyecto de Ley N° 172024 en sus dos estaciones, en grande y en detalle, remítase al pleno de la Cámara de Diputados para su consideración, conforme al reglamento”, afirmó Hernán Hinojosa, presidente de esa instancia legislativa, tras la votación.
El contrato incluye una inversión superior a los $US 975 millones, destinada a la construcción de una planta con tecnología de Extracción Directa de Litio (EDL), una técnica innovadora que permite obtener litio de forma más eficiente y sustentable, reduciendo el tiempo de producción y el impacto ambiental.
Propuestas para la segunda vuelta
En el caso de Rodrigo Paz, sus principales propuestas tienen que ver con el fortalecimiento de la autonomía. Es decir, plantea que el Estado central maneje solo el 50 % de los recursos económicos y que el restante 50 % lo entregue a las regiones a través de los gobiernos subnacionales y universidades. Con esos fondos hace planteamientos para mejorar la salud y la educación, de manera que se corte la dependencia con el Gobierno nacional en tales materias.
En el sector extractivo, Paz apuesta por un “capitalismo energético inteligente” que diversifique las fuentes de ingreso: estima que el litio podría generar hasta 600 millones de dólares anuales y el oro hasta 2.500 millones; propone, incluso, un banco especializado para cooperativistas auríferos.
Por su parte, el ex mandatario «Tuto» Quiroga admitió que analizaría la permanencia de Bolivia en el grupo de los BRICS, enfatizando el vínculo comercial con India y China. También criticó al Mercosur y adelantó que apostaría por un “triángulo sudamericano” para la explotación de litio junto a Argentina y Chile y que mantendría una “agresiva posición” para buscar tratados de libre comercio con varios países, incluído EE.UU..
Esta estrategia, según comentó, persigue un fin claro: atraer inversiones y consecuentemente divisas para estabilizar la economía boliviana, hoy en crisis. Para ello, explicó, buscaría el apoyo Organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Nuestra carta de presentación es abrir Bolivia a inversión en litio. Tenemos casi un tercio del litio del planeta. Yo creo firmemente que Argentina, Chile y Bolivia podemos hacer la OPEL, la Organización de Países Exportadores de Litio, exportarlo como materia prima, como alguna vez hicimos con el gas a precios de mercado. Pero también crear zonas francas donde, a un precio menor, podamos suministrar el litio para hacer aquí las baterías y hacer de nuestro triángulo sudamericano de Bolivia, Argentina y Chile una potencia mundial que haga la manufactura de baterías de litio durante las próximas décadas, dejemos atrás el extractivismo e ingresemos en la cadena de valor agregado», dijo en entrevista con CNN.
https://interferencia.cl/articulos/bolivia-y-el-litio-el-escenario-minero-tras-una-segunda-vuelta-sin-el-mas