Miles de participantes de la Cumbre de los Pueblos, cita alternativa a la Conferencia del Clima que se clausura en Lima este viernes, marcharon este miércoles en la capital peruana demandando cambios a gobiernos e industrias para hacer frente al cambio climático y a la deforestación y escasez de agua causada por la minería.
Los manifestantes pertenecían a organizaciones indígenas, agrarias y sindicales de América Latina y África. La delegación peruana más numerosa procedía de Cajamarca, el departamento de la Sierra Norte donde murieron cinco civiles por disparos de la policía durante las protestas de 2012 contra el proyecto minero Conga.
Los caminantes de Cajamarca salieron el 7 de diciembre de sus comunidades y portaban una bandera ecologista de 100 metros de largo. Un portador de la bandera relató a este diario que la policía los detuvo dos veces en el camino, y subrayó sus reclamos: «Donde vivo ya no tenemos de dónde tomar agua. Nos han fregado las mineras, por eso estamos sufriendo. Venimos aquí solo por reclamar el agua».
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Al concluir, la marcha llenó más de la mitad de la Plaza San Martín de Lima. La caminata transcurrió bajo el sol y ambientada por percusión afroperuana, cumbia y música de instrumentos de viento del sur andino (sikuris). «Kausachum pachamama, wañuchun contaminación» (viva la madre tierra, muera la contaminación), coreaba en quechua un grupo de indígenas y mestizos peruanos.
Entre las organizaciones internacionales, había representantes de Bangladesh, Nicaragua, Bolivia y Filipinas de la Alianza Global de Pueblos Indígenas sobre el cambio climático, los bosques y el desarrollo sustentable. «¡Basta! Demasiadas injusticias contra la madre tierra. Nos provee agua, nos provee alimento, pero las industrias y los gobiernos no respetan. Basta de muertes en nuestros países. Hoy es día de los derechos humanos, ¿pero acaso se cumplen?», reclamó Agnes Leina, representante de los pueblos indígenas de Kenia.
«Esperamos que en la Conferencia haya un verdadero acuerdo de reducción de emisiones y que el Fondo Verde permita el monitoreo de la deforestación en nuestros países: Bolivia, Perú, Brasil, porque al ritmo que vamos no es sostenible”, dijo la boliviana Patricia Molina.
Una hora después de la llegada de la cabecera de la marcha a la plaza San Martín, las delegaciones seguían sumándose a la muchedumbre, que escuchaba a los oradores criticar «la farsa del Pentagonito», es decir, la COP20, o Conferencia del Clima, que se realiza en el Cuartel General del Ejército.
El dirigente campesino peruano Antolín Huáscar, líder de la Cumbre de los Pueblos, cuestionó el gasto de 100 millones de dólares en la organización de la Cumbre del Clima. «Basta de este sistema que nos hace pelear entre todos. Esos millones hubieran servido para semilla sana. La madre tierra está enferma y entre todos la tenemos que salvar».
“La tierra nos alimenta, el dinero nos atormenta”, rezaba otro cartel, cerca de un grupo de jóvenes activistas que bailaba. Una mujer campesina de Perú que prefirió reservar su nombre dijo que marchaba porque ya no quiere más concesiones mineras. “Justo no hay lluvia hasta ahora, estamos preocupados”. Su zona, Apurímac, se convertirá en la principal área productora de cobre en Perú en los próximos años.