La Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema) pidió al Papa Francisco instruir a los jerarcas de la Iglesia católica mexicana a que dejen de presionar a los sacerdotes que apoyan a los pueblos y comunidades perjudicados por esa actividad y, por el contrario, los respeten, protejan y animen en su labor pastoral.
Asimismo, la organización solicitó que el Pontificio Consejo Justicia y Paz y el mismo Papa se conviertan en voceros de las luchas y resistencias de los pueblos que ya sufren o sufrirán las consecuencias del modelo extractivo minero y que se sumen a la creciente demanda y establecimiento de territorios libres de minería.
A través de una carta entregada en el marco de la reciente “Reunión de Representantes de Comunidades Afectadas por la Industria Minera”, celebrada en el Vaticano con el Pontificio Consejo Justicia y Paz, la Rema planteó que todo el potencial de la Iglesia Católica se despliegue a favor de las luchas, resistencias y pueblos afectados por la minería.




La extensión territorial de la Costa Chica y Montaña es de 700 mil hectáreas, y la tercera parte de esta extensión está concesionada a distintas mineras en el estado de Guerrero, México. Hoy en este país existen 70 mega proyectos de este tipo; de los cuales 25 operan a cielo abierto.
Parece ser que la estrategia del discurso presidencial del 28 de julio, fue refugiarse en lo que el presidente considera son algunas de las pocas fortalezas que puede exhibir: los programas sociales y la marcha del sector educación, bajo la gestión del ministro con mayor aceptación.