Mexico

Siempre igual: oro por espejitos

28 de Enero 2012
Luis Javier Valero
Puestos de “moda” los rarámuris y su asiento, La Tarahumara, gracias a una desgraciada circunstancia, fruto no solamente de las cambiantes condiciones climáticas, sino de la ancestral explotación sufrida por esta etnia y la, quizá, más famosa de las sierras mexicanas debiera dar lugar a una profunda discusión sobre las reformas, esas sí estructurales, que se deben aplicar para iniciar el difícil camino del mejoramiento real de las condiciones de vida de los habitantes de La Tarahumara, en la que se ubican varios de los municipios más pobres del país y el continente.

La primera conclusión es la enorme insensatez de la forma como los gobiernos –estatal y federal– han impulsado la minería en esta zona del país. Pregonada como una de las actividades más dinámicas de la economía chihuahuense, ha sido entregada a las empresas extranjeras, especialmente las minas de oro, mayoritariamente concesionadas a consorcios canadienses.

Si la riqueza áurea ahí está ¿Por qué no crear e impulsar empresas sociales, de los propietarios de las tierras, para la explotación de los metales preciosos? ¿Por qué entregar, en bandeja de plata (y oro) nuestra riqueza?

En aras de abrir la economía mexicana al “libre comercio”, al influjo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se desreguló la explotación minera; en adelante se les considera como nacionales a las empresas norteamericanas y ya no pagan impuestos por la explotación minera, sólo un pago semestral, por la concesión, de entre $5.80 y 111 pesos por hectárea cada semestre por la explotación minera… y una renta a los propietarios de la tierra, y ya. Pagan IVA y el ISR, pero no es una novedad asentar que, como la mayoría de los gigantes empresariales establecidos en el país, eluden por todas las formas posibles el pago de impuestos.

Ahí está el gran negocio.

De las once minas más importantes del país, tres de ellas se encuentran en territorio de La Tarahumara: La de Dolores, en el pueblo de Huizopa, municipio de Madera, operada por Minefinders, con una reserva de 5 mil 219 millones de dólares; la Ocampo, ubicada en el municipio del mismo nombre, operada por Gammon Gold, con una reserva calculada en 2 mil 826 millones de dólares; y El Sauzal, en el municipio de Urique, operada por Goldcorp, con una reserva de 730 millones de dólares. (Nota de emeequis, 13/VI/11).

En el mercado nacional la onza de oro tiene un precio, a la compra, de 21 mil 300 pesos y a la venta de 23 mil 100 pesos.

¿Y los chihuahuenses con cuánto de esa riqueza nos quedaremos?

El estado de Chihuahua es el segundo productor nacional de oro (16 por ciento del total) y plata (18 por ciento). En el periodo 2006-2010 el volumen de su producción minera se incrementó cerca de 60 por ciento y el valor de la misma en alrededor de 75 por ciento, de acuerdo con la estadística de la Secretaría de Economía. “En dicho periodo, alrededor de 84 mil millones de pesos redituó la producción minera estatal, y de ese monto 66 por ciento correspondió a oro y plata.

Las cifras oficiales indican que en el periodo citado la producción de oro se incrementó casi mil 600 por ciento y la de plata 120 por ciento…

¿Dónde quedaron esos 84 mil millones de pesos de producción minera en Chihuahua? Simple: en las alforjas de empresas privadas nacionales y extranjeras como en el caso de Grupo México de Germán Larrea (consentido de los gobiernos panistas), Mine Finders, Agnico Eagle Mines, Coeur d’Alene Mines, Gold Corp., Gammon Lake, Glamis Gold, Agnico Eagle Mines, Panamerican Goldfields, Gammon Gold y Jinchuan Group (de capital chino). A la estadounidense Coeur d’Alene Mines le cuesta 6.5 pesos, aproximadamente, producir una onza de plata, que en el mercado se vende a 130 pesos”. (México S.A., Carlos Fernández Vega, La Jornada, 19/I/12)

Después de un larguísimo conflicto, los ejidatarios de Huizopa obtuvieron que la empresa se comprometiera a aportar 30 millones de pesos para la creación de un fideicomiso que apoyará proyectos de desarrollo social y productivos; a la aportación de otros 12 millones de pesos para el camino que comunica a Ciudad Madera con los poblados de Dolores y Arroyo Amplio; además, ocho millones de pesos para la relocalización de los caseríos de Dolores y El Chabacán, e indemnizaciones personales a algunos de los ejidatarios.

Además de 85 millones de pesos para un proyecto de programas ambientales y de remediación.

Y la estrella de los compromisos: La empresa se comprometió a aportar 15 mil dólares anuales durante la vigencia del proyecto, es decir, 195 mil pesos al año, para entregar becas, desde el nivel preescolar y hasta universitario, para hijas e hijos de los ejidatarios, así como para sus familiares directos y 25 mil dólares anuales aportados a la carrera de Ingeniería en Minas Geología y Metalurgia de la Uach. (Nota de Manuel Quezada, El Diario, 01/IV/09).

Según los canadienses, la empresa ha invertido 195 millones de dólares, con los que se han generado 350 empleos directos y 700 indirectos. Todo ello sin reparar en los daños que dejará como consecuencia del método de producción, lixiviación con cianuro de sodio.

Chihuahua se ufana de ser el segundo productor de oro en el país. En el curso de la última década las inversiones extranjeras en la entidad se han multiplicado y han llevado a que la producción local sea la más alta de la historia.

El Secretario de Gobierno del Estado del sexenio anterior, Sergio Granados, se ufanó, en la inauguración de los trabajos en Dolores, de haber obtenido que la industria minera hubiese hecho inversiones por más de 800 millones de dólares, “en adicionamiento y arranque de distintos proyectos de desarrollo, principalmente en la Sierra Tarahumara” que generaron 10 mil empleos e importantes obras de infraestructura.

Feliz, el vicepresidente de Operaciones de Minefinders, Gregg Bush, además de congratularse de la generación de mil empleos directos e indirectos.

De manera semejante, en esa concepción del subdesarrollo, la entonces Secretaria de Desarrollo Industrial, Marta Lara, en un recorrido por las principales instalaciones mineras de la entidad, en el que insistió en la bondad de la política seguida por el gobierno de Reyes Baeza, afirmó que “lo más importante de la industria minera, es el empleo, que para el estado, la verdadera riqueza está en el empleo, y los metales que extraen las minas, es algo secundario…”. (Nota de Lourdes Díaz, El Diario, 2/VII/10). 

Bueno, pues ahora sabemos que no es tan secundario. Si tomamos en cuenta las reservas de oro calculadas por la empresa minera para la mina Dolores –5 mil 219 millones de dólares– las inversiones efectuadas hasta ahora, sumadas a las erogaciones convenidas con los ejidatarios, significa que esa mina es uno de los mejores negocios existentes en el país, pues le dejará a los propietarios de Minefinders más de 3 mil millones de dólares de ganancias; si tomáramos en cuenta que pagaran, como se debe, el 29% del ISR, de todos modos se alzarían con una utilidad neta de 2 mil 100 millones de dólares ¡27 mil 300 millones de pesos

La importancia de la producción minera se puede calcular basándonos en que la empresa Minefinders informó a la Bolsa de Valores de ¡Nueva York que su producción de oro aumentó 65 por ciento durante el segundo trimestre del año (2009), debido al inicio de actividades de su mina Dolores, en Chihuahua, en la cual obtuvo 23 mil 366 onzas, con un valor de 514 millones 52 mil pesos, equivalentes a 39 millones 542 mil dólares ¡Sólo en el primer trimestre de producción y a precios de hoy (Nota de Excélsior, 7/VII/09).

En todos los casos, como si fuera un patrón seguido por las empresas canadienses, buscan ser catalogadas como empresas socialmente responsables y entonces apoyan con magras cantidades diversas actividades de los lugares en donde se asientan.

De ello se ufanó el nuevo dirigente ejidal de Dolores, Sergio Romero Torres, quien sostiene que el 80% de los ejidatarios de Huizopa están empleados por la minera “con sueldos bien remunerados” pues los comuneros “son ahora los proveedores de personal de la mina, además de que formaron tres empresas, que le venden diversos servicios a la minera”. (Nota de Lourdes Díaz, El Diario, 2/VII/10).

Nadie objeta tales beneficios, pero puede ser que el monto de ellos no tenga relación con las utilidades obtenidas por las empresas mineras en el territorio estatal.

Lo dicho, espejitos por oro.