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Minería a cielo abierto en Ávila: el nuevo gran juego por los recursos naturales

El feldespato potásico es un mineral industrial que otorga un nuevo papel a las sierras y valles abulenses en la economía global, y es el de proveedores de una materia prima cuyo primer destino es la industria del vidrio y la cerámica, concentrada en la Comunidad Valenciana, cuyos productos son mayoritariamente exportados a países como Francia, Arabia Saudí, Reino Unido, Estados Unidos y Argelia.

En el mercado mundial de la industria cerámica España ocupa un lugar importante en el ranking de los países productores, cuarto a nivel mundial, y de países exportadores, primero a nivel europeo y segundo a nivel mundial. La facturación media anual de la industria cerámica asciende a 3.500 millones de euros y proporciona empleo directo a 15.500 trabajadores e indirecto a 7.000.

Sin embargo, la participación de los territorios en esa cadena de valor global de la industria cerámica, en términos de creación de puestos de trabajo y las rentas del trabajo y del capital que generan, no es la misma en los territorios que están en el eslabón inicial de la cadena, que los que están al final. Tampoco los impactos ambientales, en la salud y en la economía local son los mismos en unos territorios que en otros.

De los datos que disponemos de la Estadística Minera de España y de los estudios del feldespato realizado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), del Ministerio de Industria y Energía, podemos anticipar la siguiente radiografía económica de este mineral industrial cuyo destino principal es la industria cerámica. Los datos nos hablan de un escaso impacto en la creación de empleo, 114 puestos de trabajo a nivel nacional.

Un mineral que ha registrado, en el periodo 2005-2014, una disminución paulatina tanto en el empleo generado como en su producción, con disminuciones del 35% y del 37% respectivamente, si bien es verdad que dicho periodo coincide con la crisis de la construcción. El feldespato presenta una alta concentración de la producción y del empleo generado en pocas explotaciones mineras, pues dos explotaciones segovianas, de las seis existentes a nivel nacional, concentran el 79% de la producción y un 69% del empleo generado. A lo anterior hay que añadir, que dichas explotaciones castellano-leonesas cuentan con importantes reservas de feldespato de gran calidad y de fácil extracción, pues lo hace a través del tratamiento de arenas eólicas feldespáticas, es decir, sin el empleo de explosivos.

El precio del feldespato se ha mantenido inalterado en el periodo 2011-2014, según los datos publicados por Industrial Minerals. Ambos factores, el bajo riesgo de oferta y la baja importancia económica, hace que el feldespato no sea considerado un mineral estratégico por la Unión Europea. Por último, añadir que buena parte del feldespato que necesita la industria cerámica española, lo importa de Italia y Turquía, a través del puerto de Castellón.

Alegaciones a las minas

Desde el punto de vista de los impactos en la salud, en el medioambiente y en la economía local, la actividad extractiva del feldespato, en el caso de los expedientes mineros Leito 1122, Riofrío 1146, Sonsoles 1138 y Villatoro 1143, han dado lugar a numerosas alegaciones y recursos de alzada presentados por la población local, que se encuentran a la espera de ser contestados. Los impactos recogidos en las alegaciones presentadas se refieren a la disponibilidad y contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, contaminación acústica resultado del empleo de explosivos en la extracción del minera, impacto en el paisaje y pérdida de biodiversidad en una zonas geográficas con importante presencia de Red Natura 2000, impacto en la salud por la emisión de gas radón e impactos en actividades económicas tradicionales como la ganadería y de nueva implantación, como el turismo rural, dentro de un sector estratégico a nivel nacional, como es el sector turístico, a lo que habría que añadir expropiaciones de tierras de uso agrícola y ganadero.

El efecto de acumulación de los impactos de los proyectos mineros, resultado de la cercanía geográfica de los mismos, pues se localizan todos en un radio de 40 km y afectan a un total de 6.000 has, debería dar lugar a una evaluación del impacto ambiental de carácter estratégico en la Zona Ávila Centro, que permitiría determinar el nivel de impacto de la minería a cielo abierto en sectores económicos con un importante peso en la generación de empleo, también determinar cómo afectaría al 20% del territorio que está dentro de la Red Natura 2000.
También evitaría un agravio comparativo de carácter territorial en la resolución de los expedientes mineros, pues uno de ellos, Leito 1122, ha sido denegado, en tanto que los otros tres expedientes, el de Riofrío 1146, Sonsoles 1138 y Villatoro 1143, se encuentran en tramitación. De no resolverse los expedientes en el mismo sentido, podría dar lugar a un recrudecimiento del conflicto socioambiental.

A modo de primera idea para el debate y la reflexión, si una de las características de la economía global es que los centros de extracción de las materias primas se encuentran alejados de los centros de transformación, producción y consumo, también ello genera un reparto desigual de los beneficios económicos y de los costes ambientales en los territorios implicados a lo largo de la cadena de valor, llevándose la peor parte los territorios situados en los eslabones iniciales de la actividad económica.

En este reparto de los costes y beneficios el medio rural vuelve a llevarse la peor parte, y es que al colapso de las economías locales rurales, resultado de una emigración pertinaz de la población en edad laboral por falta de oportunidades laborales, se le une el hecho de que el 60% de los conflictos socioambientales registrados en España por el Atlas de Justicia Ambiental, elaborado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona, tienen lugar en el medio rural, al igual que los expedientes mineros ubicados en las sierra y valles abulenses.

El expediente Leito 1122, se localizada en la Sierra de Ávila, el de Riofrío 1146, en el Valle del Ambles y el de Sonsoles 1138 y Villatoro 1143, en el Valle del Corneja. Los datos de población de las tres unidades geográficas son demoledores, en los últimos diez años han perdido un 10% de la población, el caso del Valle del Ambles, y un 20% en el caso de la Sierra de Ávila y el Valle del Corneja. Los datos que relacionan extensión territorial y población, sitúan estas Comarcas en la desertización poblacional con densidades de población entre cuatro y nueve habitantes por kilómetro cuadrado. La distribución de la población por tamaño de municipios nos habla de que una buena parte de la población, entre un 70% y un 60%, vive en municipios de menos de 100 habitantes y municipios de entre 100 y 500 habitantes, con escasas perspectivas de regeneración demográfica y alto riesgo de desaparición.

Territorio con problemas

Como resultado, una altas tasas de envejecimiento y sobre envejecimiento, que duplican y cuadruplican la media autonómica y estatal, que darían lugar a nuevas necesidades de prestación de servicios sociales y sanitarios que no se cubren de manera adecuada por la dificultad que entraña su prestación a una población escasa y dispersa. Un territorio con graves problemas de articulación territorial, en los que las vías de comunicación no representan ejes de desarrollo, sino vías de huida del territorio Por ejemplo, los municipios más poblados del Valle del Corneja, que podrían ejercer de municipios tractores a nivel comarcal, superan con creces la tasa de paro media de Castilla y León, llegándola incluso a duplicar como es el caso de Santa María del Berrocal. En tanto que la renta bruta per cápita de municipios de los que hay datos disponibles, como Piedrahíta o Barco de Ávila, es un 30% inferior a la renta media de España. Podemos asegurar, que los Valles y Sierras abulenses sufren una fuerte exclusión territorial, social, económica y política, que da lugar a un aislamiento y una invisibilidad de su población.

Sin embargo, esa población excluida, aislada e invisible, vive sobre territorios que son ricos en recursos naturales estratégicos para abastecer las necesidades de la población mundial del siglo XXI, que está experimentando un crecimiento exponencial. Nos referimos al recurso agua, conocido como el oro azul, a la rica biodiversidad que encierran sus montañas, a los recursos forestales y su importante papel en la mitigación del cambio climático, a sus extensas superficies agrarias y de dehesa claves para el reto inmediato de la seguridad y soberanía alimentaria de la población mundial. Algunos datos, el 21% de la población del Valle del Corneja vive en municipios de menos de 100 habitantes, municipios que ocupan casi el 50% del Valle del Corneja, es decir, 262 km2, un extenso territorio que cuenta tan solo con un 7% de su territorio con alguna figura de protección ambiental tipo Red Natura 2000.

Una segunda reflexión para el debate, es si estas zonas escasamente pobladas y con baja densidad de población, también denominadas zonas rurales remotas, frágiles o desfavorecidas, deben ser territorios sacrificados, en favor de la economía global, y sus recursos, considerados como materias primas de la cadena de valor global, o deben considerarse zonas estratégicas en las que se asegure una nivel de población local suficiente que garantice la preservación de los recursos naturales y los ecosistemas como bienes públicos.
Esta cuestión que acabamos de plantear, se encuentra en el ámbito de las decisiones políticas, sin embargo la población local, a través de las asociaciones y plataformas ciudadanas constituidas en el Valle del Ambles, Sierra de Ávila y Valle del Corneja, ha decidido tomar parte activa en esta decisión y no dejarlo en manos de políticos y economistas, pero eso es objeto de otro artículo.

Fuente:https://avilared.com/not/34744/mineria-a-cielo-abierto-en-avila-el-nuevo-gran-juego-por-los-recursos-naturales