Internacional

Las profecías del Litio

Profecía A: dentro de diez años, Cáceres será una de las capitales europeas del oro blanco, su economía se habrá desarrollado gracias a las minas de litio de Valdeflores, 300 operarios tendrán en ellas trabajo fijo, se instalarán industrias auxiliares y gracias a la mina crecerán las empresas de transporte y obras públicas y las nuevas industrias auxiliares de la minería con todo lo que ello conllevará para la hostelería, el comercio, etcétera.

Profecía B: dentro de diez años, se habrá agotado el filón de litio de Valdeflores, la empresa que explotaba la mina se habrá marchado dejando a 100 obreros en el paro y un valle verde y natural convertido en un desierto blanco y yermo, el santuario de la Montaña habrá sido apuntalado y correrá peligro de derrumbe, el agua de la ciudad no será de fiar y podría estar contaminada y la presa que sostendrá la balsa de residuos altamente contaminantes tendrá grietas y amenazará con desmoronarse provocando una tragedia incalculable. Esta situación habrá espantado al turismo y la ciudad languidecerá agonizante.

¿Con cuál de las dos profecías se quedan? Lo normal es que crean más en la B porque la historia de esta tierra nos ha curado de espanto, nos ha enseñado a creernos lo peor y, en el caso de la mina de litio, no se nos va de la cabeza la reedición en la Montaña de la catástrofe de Aznalcóllar, ni la imagen de la patrona quedándose sin santuario por culpa de la mina.

Pero ni la mina nos convertirá en el Texas español ni la búsqueda del litio acabará necesariamente con nuestra agua ni con nuestra patrona. Así que dejemos el catastrofismo y los cantos de sirena a un lado e intentemos separar el grano de la paja. Lo primero es asumir que la fiebre del litio está revolucionando la minería mundial. Con el petróleo agotándose, este mineral se convertirá en el nuevo combustible por su utilidad en las baterías de los coches eléctricos. Actualmente, con la empresa Tesla decidiendo dónde instala su megafactoría de coches eléctricos en Europa, las minas de litio son un reclamo fundamental para traer a los americanos a España.

La explotación de litio más importante de la Península se encuentra en la Raya, en Morgade, municipio de Montalegre (Tras-os-Montes), limítrofe con Ourense. Allí, la empresa berciana Spidrill (la de Cáceres también es del Bierzo) lleva un año realizando sondeos y aún no hacen valoraciones sobre el valor económico del yacimiento. Si son positivos, entonces pedirán los permisos necesarios para abrir la mina.

Diferencia fundamental

Viendo imágenes de otras minas de litio, el paisaje que dejan al cerrarse es desolador: un desierto blanco donde nada vuelve a crecer y suelen ser minas en salares, salinas o salitrales o en desiertos o páramos como el de Morgade.

Lo de Cáceres es distinto. Dejando a un lado el catastrofismo, es inevitable que esa mina de litio a cielo abierto destroce la umbría de la Montaña, que no es un paraje alejado, perdido ni desértico, sino un valle precioso y natural situado a un paso de un residencial y a un par de kilómetros o menos en línea recta del centro histórico. ¿Le conviene a una ciudad en la que el turismo lo es todo una agresión medioambiental de ese calibre?

Profecía C: dentro de diez años, Cáceres seguirá económicamente como ahora. Unos pocos cacereños habrán tenido trabajo unos años en la mina y la empresa australiana se habrá marchado algo más enriquecida, pero el antes ameno Valle de Valhondo será el Desierto del Litio y la calidad medioambiental del entorno será mucho peor.

Fuente: http://www.hoy.es/extremadura/profecias-litio-20170904000702-ntvo.html