el_agua_que_beberemos
Colombia

En Santander un nuevo movimiento comunero se levanta en la lucha por el agua.

el_agua_que_beberemosTatiana Roa Avendaño. Censat Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia.
No deja de asombrar la resistencia social que ha provocado el proyecto minero Angostura en el páramo de Santurbán en Santander. Medios de comunicación, editorialistas, blogs y las redes sociales virtuales no paran de hablar sobre este fenómeno social. No es para menos: el pasado 25 de febrero, 40 mil personas salieron a las calles de Bucaramanga para manifestar su descontento por el proyecto de gran minería a cielo abierto que amenaza con herir el corazón del páramo.

Unidos en la consigna “agua si, oro no” recorrieron la ciudad haciendo sentir su posición. No era la primera movilización; con ésta ya eran durante el último año cuatro las marchas realizadas para demandar que se archive el proyecto minero, desde que se constituyó el Comité en Defensa del Páramo de Santurbán1.

Sin duda, quienes nos oponemos a la locomotora minera y particularmente a la minería en alta montaña y en territorios esenciales para la producción alimentaria o de agua, consideramos que es necesario seguir su ejemplo. Pero, ¿por qué este movimiento? ¿Cuáles son sus antecedentes, sus motivaciones, su historia?

Un antecedente: La defensa del Páramo El Almorzadero

Un importante antecedente de la resistencia a la minería en alta montaña, es la lucha campesina contra un proyecto minero de carbón antracítico en el Páramo El Almorzadero. Desde hace dos décadas en la Provincia de García Rovira en Santander, organizaciones sociales, comunitarias, campesinas, ambientalistas y de mujeres, han mantenido un proceso para impedir que esta minería se establezca en las altas montañas del municipio de Cerrito. Aunque una empresa minera logró instalar sus campamentos y abrir 6 módulos a inicios de los noventa, ante las promesas incumplidas de la empresa y los impactos ambientales que ya empezaban a evidenciarse con la sola instalación de las bocaminas, la comunidad dijo “basta a la minería en el páramo” y decidió emprender una ardua defensa por el agua y por este complejo montañoso.

Su respuesta era fruto de un importante proceso ambiental, popular y social impulsado por organizaciones campesinas, ambientalistas y algunos sacerdotes de la región. De hecho, su gran interés por los páramos les hace organizar varias importantes actividades, entre ellas la IV Conferencia Internacional por los páramos y bosques de niebla realizada en Málaga en 1999, y la Misión Internacional por los páramos realizada en 2002.

En 2006, cuando creían que los mineros no volverían por estas tierras, se ven obligados a organizar un Cabildo Abierto para denunciar una licitación que preparaba el gobierno nacional para entregar 200 mil hectáreas del páramo para la explotación del carbón antracítico, amenazando incluso con atraer a empresas multinacionales. Ese mismo año constituyen la Comisión de Vigilancia y Seguimiento para la Protección del Páramo El Almorzadero, para enfrentar este nuevo momento de amenaza de la minería. Se trataba de defender los territorios de agua en sus altas montañas para garantizar su cultura y las actividades agrícolas y pecuarias base de su economía campesina.

Esta lucha por la justicia ambiental ha contado con un importante liderazgo colectivo, en cabeza de campesinos como Don Lelio Manosalva, Ismael Villamizar, Yebrail y Leonel Suárez, Martín Guerrero y David Villamizar, ambientalistas como Maria Stella Sandoval, Ceráfico Calderón y William Basto, el sacerdote Pedro Elías Joya y el expersonero de Cerrito Oscar Arley Gómez y la actual personera Rosa Elvira Florez, entre otras personas. Su trabajo ha sido constante, juicioso y creativo, ha logrado articular a todas las expresiones sociales del municipio y de la Provincia, incidiendo incluso en algunos municipios de Norte de Santander donde la minería también avanza. En marzo de 2007, declaran sagrado el páramo del Almorzadero, en el Encuentro de Promesa con el Páramo. Ese mismo año, consiguen que 9 alcaldes de la Provincia dirigieran una comunicación al presidente Uribe pidiendo archivar los proyectos mineros en el páramo. Numerosos jóvenes se vinculan al proceso.

Finalmente, el 27 de agosto de 2010, consiguen que el Concejo Municipal de Cerrito apoyara por unanimidad la Iniciativa Popular Normativa presentada por esta Comisión meses antes, con la cual se excluye la minería en los páramos, considerándolos como un “ecosistema frágil y esencial para el ciclo del agua (que) debe gozar de especial protección por parte del Estado y se destinará prioritariamente a garantizar el funcionamiento de dicho ciclo, sin vulnerar los derechos de las comunidades que tradicionalmente los habitan, procurando modelos de uso sustentable». Aún más, la iniciativa reconoce «el valor cultural del agua como elemento sagrado en la cosmovisión de los grupos étnicos». Ahora la minería parecería no tener futuro en el municipio de Cerrito y la resistencia antiminera, como las iniciativas para el buen vivir: recuperación de semillas, mercados locales, agricultura agroecológica y el páramo como un patrimonio ambiental y cultural se expande como fuego sobre la hierba hacia otros municipios de la región.

La lucha por el agua en Santander.

lucha por el aguaOtro importante antecedente del movimiento por la justicia ambiental y contra la minería en la alta montaña, es el movimiento social por el agua que se fortalece con el impulso del Referendo por el Agua. Sin duda, fue notorio el compromiso y la fuerza que demostró el Comité Regional en Defensa del Agua y de la Vida para apoyar la tarea nacional que permitió entregar más de dos millones de firmas a la Registraduría para continuar así el trámite ante el Congreso de la República2. No obstante sus diferencias, las y los santanderanos lograron articularse en un sólo Comité en el que trabajan ambientalistas, sindicalistas, animalistas, campesinos, defensores de los derechos humanos, organizaciones de mujeres, de jóvenes, de usuarios de servicios públicos, de jubilados, de acueductos comunitarios, educadores, estudiantes, entre muchos otros sectores. El Comité desarrolló una amplia campaña que permitió sensibilizar a la población santandereana sobre las amenazas que se ciernen sobre el agua.

Para visibilizar la situación se posicionaron algunos casos emblemáticos. De un lado, el conflicto ambiental por la agroindustria avícola que buscaba instalarse en la Provincia de Guanentá (Charalá y Curití). Este proceso, liderado por una coordinación de veedurías de los municipios de esa Provincia, levantó una fuerte campaña para impedir el establecimiento de galpones de pollos en sus territorios. Sus pobladores temían que las aguas que bañan estos municipios pudieran ser deterioradas y acumuladas por una industria altamente consumidora y contaminadora de las aguas. Tenían como referente lo sucedido en Lebrija, donde se han mermado los caudales de las principales fuentes hídricas y se han contaminado tanto por los insumos utilizados como por los desechos de las avícolas, mientras el proceso de desertificación avanza a pasos agigantados. En ese mismo municipio, la Asociación Municipal de Mujeres Campesinas – Ammucale, han estado luchando contra la contaminación y la desertificación con alternativas como la movilización social, defensa de los acueductos comunitarios, reservas campesinas de bosque, y cosecha de aguas lluvias.

Otro caso importante es el conflicto ambiental por la construcción de la hidroeléctrica del Río Sogamoso, que destruiría la dinámica natural del río y amenaza las formas de vida de comunidades campesinas y de pescadores que habitan la cuenca del mismo nombre.

Con carpas en las calles, foros, movilizaciones y campañas de difusión a través de videos, programas de radio, actividades culturales, las organizaciones sociales y ambientalistas lograron levantar el tema del agua y ponerlo en el centro de las preocupaciones de un pueblo que ha tenido una estrecha relación con sus ríos. La lucha por la justicia ambiental demanda que el agua esté en el centro de las preocupaciones del departamento. No hay que olvidar que los ríos Lebrija, Chicamocha, Servitá, Suárez, Fonce, Sogamoso y de Oro que bañan este territorio, así como los grandes complejos de ciénagas en el Magdalena Medio, o las lagunas sagradas de las altas montañas, han sido fundamentales en la construcción social de Santander. Alrededor de los ríos y humedales han convivido pueblos de pescadores, de campesinos sin tierra que derivan el sustento del río y sus aguas garantizan la producción campesina. También los ríos han sido importantes para la recreación de las y los santandereanos. No hay domingo en que los ríos no reciban las familias provenientes de las ciudades y los municipios que llevan su olla para disfrutar de un paseo dominical y familiar. Esta actividad recreativa y cultural se constituye en uno de los elementos de la cultura santandereana.

La defensa del páramo de Santurbán

Más allá de las falencias técnicas que permiten descalificar el proyecto minero Angostura de la empresa canadiense Greystar Resources, falencias que incluso el propio ministro de Minas y Energía Carlos Rodado reconoce que tiene este proyecto, y que han sido suficientemente argumentadas por importantes ecologistas y académicos santandereanos como Jairo Puente, y Leonardo Acevedo, o de personas de como el exministro de ambiente Manuel Rodriguez Becerra y el experto en minería el geólogo Julio Fierro, nos interesa continuar mostrando lo qué hace tan dinámico este movimiento social y ambiental.

Aunque la empresa minera y los alcaldes de California y Vetas han planteado que los ambientalistas nunca han caminado este páramo y menos aún se han preocupado por él, lo cierto es que desde hace muchos años el Páramo de Santurbán ha sido motivo de interés y preocupación de los ambientalistas. De hecho, desde hace más de 10 años se viene discutiendo la propuesta de creación de un Parque Natural Regional, PNR, en el Páramo de Santurbán. Entidades como el Ministerio de Ambiente, la Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, CDMB, la Corporación Autónoma de Norte de Santander, CORPONOR y la Corporación Autónoma de Santander, CAS, han realizado numerosos estudios con este propósito, algunos de ellos con el apoyo de entidades internacionales. De hecho, el Acuerdo No. 008 del 18 de Junio de 2008 de CORPONOR, declaró área natural protegida el sector denominado Sisavita en el Municipio de Cucutilla, bajo la categoría de Parque Natural Regional. El Páramo de Santurbán es considerado un territorio fundamental para garantizar el agua durante las próximas décadas de los municipios de Bucaramanga, Cúcuta y otros 21 municipios más del Gran Santander. Dada la belleza y riqueza natural que el Macizo de Santurbán entraña, algunas entidades y organizaciones, han visto allí una oportunidad para impulsar un ambicioso programa de ecoturismo. Aunque el reconocimiento del Páramo de Santurban como Parque Natural Regional podría salvar estos territorios de la amenaza de la gran minería a cielo abierto, no sobra advertir que esperamos que el PNR, no se convierta en una excusa para expulsar el campesinado de sus territorios. Tampoco creemos que sea suficiente excluir los páramos de la minería, mientras se explotan los bosques altoandinos determinantes para el ciclo hídrico.

Desde hace 15 años, cuando llegó la Greystar a Santander, en diferentes escenarios se ha debatido sobre las grandes amenazas que se cernían sobre el agua y las formas de vida tradicionales de la región, incluyendo la minería ancestral. Más aún, en el 2005, 300 ciudadanos de California (Santander) reaccionaron en contra de un editorial del periódico El Tiempo que defendía el proyecto minero de la canadiense, al considerar que, en lugar de “llevar el progreso”, este proyecto atentaba contra la cultura y la vida de la región. Aunque la empresa Greystar ha querido mostrar una posición unanime de los pobladores de Vetas y California a favor del proyecto minero, lo cierto es que sectores de esta población siguen preocupados por las consecuencias que pueda acarrear y lo rechazan, como lo dejó ver la exposición del personero de Vetas durante la audiencia pública del pasado 4 de marzo de 2011.

Ese día llegaron al Centro de Convenciones Cenfer más de 2 mil personas para escuchar los diversos argumentos en pro y en contra del proyecto minero. Sin duda, en el ambiente del auditorio era posible leer la inconformidad que el pueblo santandereano tiene sobre el proyecto minero. No es para menos, el trabajo de hormiguitas que ha realizado el Comité en Defensa del Páramo de Santurbán, con el acumulado del movimiento por el agua, ha logrado unir en una sola voz a instituciones como la Sociedad de Ingenieros de Santander, hecho de gran importancia considerando que ésta es una ciudad de ingenieros, la Sociedad de Mejoras Públicas compuesta mayoritariamente por gente de clase alta, gremios como Fenalco y la Cámara de Comercio, la gobernación de Santander y otras instituciones públicas, y que está logrando trascender hacia el departamento de Norte de Santander, donde ya emerge un movimiento de igual naturaleza.

Todo ello hace pensar que luego de 200 años, la herencia comunera sigue viva en Santander y que, como hace 2 siglos, podría irradiarse hacia todo el país, que ya comienza a cuestionar con fuerza la Locomotora Minera del gobierno Santos y su modelo de desarrollo que atenta contra el futuro del país.

El proyecto Angostura:

9 millones de onzas de oro y 15 millones de onzas de plata es lo que la empresa canadienese GreyStar Resources LTD. declara que es posible extraer con el proyecto Angostura en Santander, que está ubicado sobre el Páramo de Santurbán, lugar que es considerado por el IDEAM y el Instituto Alexander von Humboldt como estrella hídrica de la región. Y no es para menos, pues estas montañas son la fuente de agua para más de dos millones de habitantes en Bucaramanga, Cúcuta y 21 municipios más.

La minería a cielo abierto, según declara la misma GreyStar, implicaría el uso diario de 40 toneladas de cianuro y 230 de explosivos tipo anfo. Las pilas de lixiviación ciaunuro y las escombreras están ubicadas a 3.100 y 4.200 m.s.n.m., respectivamente.

Es evidente que el proyecto se encuentra sobre zona de páramo, ecosistemas protegidos por diversas normas nacionales e internacionales (y no solo la reforma de 2010 al Código de Minas), especialmente de la actividad minera. Pero además de las razones jurídicas, muchos argumentos técnicos han mostrado la inviabilidad de la minería a cielo abierto en alta montaña y el uso del cianuro, incluyendo estudios de académicos norteamericanos que solicitan que el gobierno de EE.UU. declare una moratoria en el otorgamiento de licencias mineras en montaña (Revista Science) y la Resolución del Parlamento Europeo en mayo de 2010 para impedir que se use cianuro en minería en todo el viejo continente.

Fuente: http://totumasymaracas.wordpress.com/2011/03/16/en-santander-un-nuevo-movimiento-comunero-se-levanta-en-la-lucha-por-el-agua/

1El comité está constituido por organizaciones sindicales, ambientalistas, defensoras de los derechos humanos, estudiantiles, de campesinos, de mujeres, de acueductos comunitarios, populares, barriales, entre otras.

2En 2010, el Referendo fue negado por el Congreso de la República, pero el movimiento del agua sigue a partir de diversas expresiones en el país.