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Mexico

En Cuetzalan acuerdan pugnar por el imperio de los derechos de la tierra

p-pol4-05Martín Hernández Alcántara
Como acciones urgentes, los participantes acordaron hacer una defensa de los territorios socioambientales frente a mineras trasnacionales y nacionales, los grandes proyectos inmobiliarios, el turismo monopólico, amén de las compañías que dominan y mercantilizan las semillas, la energía y el agua…

Foto José Castañares

Organizaciones de productores, grupos ambientalistas, redes de resistencia, ciudadanos, académicos y estudiantes de diferentes instituciones que participaron en el Primer Foro por la Regeneración Socioambiental, celebrado en Cuetzalan del Progreso, dieron a conocer un manifiesto en el que se informa de la creación de una red de redes que pugne por que los derechos de la tierra imperen sobre los de los intereses económicos e incluso sobre los de las sociedades e individuos.

“Tenemos claro que lo que enfrentamos es una crisis de la moderna civilización industrial y que por lo tanto requerimos de ideas, métodos, acuerdos y esfuerzos capaces de lograr, en conjunto, un verdadero cambio civilizatorio. Por ello, no sólo buscamos remontar la tremenda crisis socioambiental del país, sino desactivar las fuerzas suicidas que amenazan a la especie humana y a su entorno planetario”, expresaron los asistentes al acto, a través de la voz de Armando Bartra, quien dio lectura ayer al documento titulado Manifiesto de Cuetzalan, presentado en una asamblea plenaria en el Centro de Formación Kaltaixpetaniloyan de la unión de sociedades cooperativas Tosepan Titaniske.

En el último día de actividades del foro, que inició la víspera, se desarrollaron mesas de análisis y redacción de conclusiones, propuestas y tareas.
Como acciones urgentes, los participantes acordaron hacer una defensa de los territorios socioambientales frente a mineras trasnacionales y nacionales, los grandes proyectos inmobiliarios, el turismo monopólico, amén de las compañías que dominan y mercantilizan las semillas, la energía y el agua.

Asimismo, impulsar el control social de los territorios, tanto rurales como urbanos, elevar a nivel constitucional el derecho a la alimentación y hacer efectiva la soberanía alimentaria, del agua y energética, además de renegociar el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio.

También propondrá una ley nacional de defensa del maíz y los otros cultivos mesoamericanos.
Se pronunciaron  contra la criminalización de las luchas y de los luchadores sociales y exigieron la cancelación de las causas penales y las órdenes de aprensión contra ellos.
Manifestaron su solidaridad con las luchas sostenidas contra la minera San Javier, la defensa del territorio sagrado de Viricuta, el despojo por la presa La Parota y en contra de la destrucción del Cerro de la Silla y del Parque de la Pastora para construir un estadio de futbol en Monterrey.
Plantearon desplegar una red de redes que organice foros regionales, coordine acciones generales y particulares “en el despliegue de un inmenso frente verde, donde quepan todas y todos”.

Cambio civilizatorio

En el manifiesto, los participantes del foro dan a conocer: “hemos constituido una confluencia de fuerzas autónomas, pero no neutrales, profundamente preocupadas por la situación que vive el mundo en una doble dimensión: social y ambiental. Lo anterior es el resultado de las acciones llevadas a cabo por el capital, convertido ya en una gigantesca fuerza global, que se nutre parasitariamente tanto del trabajo de los seres humanos como del trabajo de la naturaleza”.

Agregan que en ese contexto de calamidad, México no es una excepción, sino un ejemplo notorio de la doble destrucción, social y ambiental, provocada por la expansión y multiplicación del capital.
Hay en este momento, abundaron, cientos de proyectos mineros, hidráulicos, energéticos, turísticos, agrícolas, forestales y biotecnológicos, cultivos transgénicos, arrasan sin piedad innumerables territorios del país, a sus pueblos y a sus naturalezas.

“Enfrentando esta destrucción, los asistentes al foro, representados por una diversidad de redes, movimientos y organizaciones, hemos analizado en colectivo una serie de temas estratégicos e identificado tanto a las fuerzas y actores de la destrucción, como a las fuerzas y actores que la resisten.  De este análisis hemos derivado un conjunto de acuerdos y acciones que nos llevan a cerrar filas y a unir fuerzas en torno a los más acuciantes problemas socio ambientales del país. Tenemos claro que lo que enfrentamos es una crisis de la moderna civilización industrial y que por lo tanto requerimos de ideas, métodos, acuerdos y esfuerzos capaces de lograr en conjunto, un verdadero cambio civilizatorio. Por ello, no sólo buscamos remontar la tremenda crisis socioambiental del país, sino desactivar las fuerzas suicidas que amenazan a la especie humana y a su entorno planetario”, aseveraron.

Advirtieron que la crisis ambiental amenaza a toda la humanidad, pero tanto la responsabilidad como el daño se reparten de manera desigual. Así, apuntaron, las injusticias socioeconómicas se replican en forma de injusticias ambientales: los mayores responsables del calentamiento global son los países centrales y las clases privilegiadas, mientras que los países periféricos y los pobres son los más afectados.
Pusieron más ejemplos: la degradación ambiental afecta a ambos sexos pero cala más sobre las mujeres responsabilizadas de la alimentación, la salud y en el caso de las rurales, el aprovisionamiento de agua y combustible.

Las afectaciones a la salud resultantes de la contaminación y degradación del medio dañan más a los pobres rurales de pases periféricos, que a los ricos urbanos de los países centrales.
La responsabilidad mayor en el agotamiento de los combustibles fósiles es de los países desarrollados, pero la insoslayable conversión energética profundiza la desigualdad, pues mientras que los centrales se desarrollaron con energéticos baratos y sin asumir costos ambientales, los periféricos tienen que superar su rezago con energía cara y restricciones ambientales.

Además, las riquezas naturales de las que se apropian las trasnacionales se transfieren a las economías desarrolladas mientras que dejan destrucción en las periféricas. “Las ciudades desperdician el agua y los campos tienen sed”.

Sin embargo, dejaron claro que los pobres, las mujeres, los pueblos indios, los campesinos que son las mayores víctimas de la crisis civilizatoria y ambiental, son también la mayor reserva civilizatoria con la que contamos para enmendar el rumbo.

“Los paradigmas alternativos a la lógica predatoria del urbano capitalismo industrial están en el mundo del trabajo, en las actividades reproductivas asumidas por las mujeres, en la diversidad biocultural de los indígenas, en la pluralidad tecnológica de los campesinos y las prácticas solidarias de las comunidades rurales” indicaron.
Señalaron estar convencidos que existen solucione que están surgiendo de la suma de esfuerzos tanto regionales como sectoriales y que las problemáticas ambientales son inseparables de los problemas sociales, económicos, culturales y políticos, pues no es posible separar la explotación de la naturaleza de la explotación humana.
No es posible superar la crisis civilizatoria sin revalorar al mundo rural y en particular a las comunidades agrarias y a los campesinos. No es posible enmendar el rumbo sin modificar la injusta relación entre la gente de la ciudad y la gente del campo, externaron.

Los asistentes al Primer Foro por la Regeneración Socioambiental, convocaron a todas las fuerzas, organizaciones y ciudadanos honestos del país a sumarse a este proceso de resistencia y superación “del estado de emergencia en el que vivimos”, en el entendido que sólo un gran frente ciudadano, capaz de construir el poder social en territorios concretos, logrará generar un proyecto alternativo de nación.

http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2011/03/23/puebla/pol405.php