LA IGLESIA NO SE DEJA COMPRAR
Carta abierta de Iglesias y Minería sobre la seducción de las empresas mineras
Iglesias y Minería es una red latinoamericana de comunidades cristianas, religiosas y religiosos que, con el apoyo de diversos obispos, de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), del departamento de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) y del Consejo Latino Americano de Iglesias (CLAI), se articula desde hace dos años para hacer frente a los impactos de la minería.
Conocemos de cerca el sufrimiento de muchas comunidades y pueblos tradicionales, asícomo las violaciones a los derechos ambientales y de las futuras generaciones provocadas por los grandes emprendimientos mineros en expansión en nuestro continente. Trata-se deoperaciones empresariales contra derechos en violación de la Convención Americanade Derechos Humanos y de los principios de laONU sobre empresas multinacionalesyderechos humanos.



“Les diría a las instituciones y empresas que tengan conciencia del gran daño que hacen al suelo, a la flora, al ambiente, que respeten la decisión de la gente. Están llevando a cabo un atentado contra la salud y la vida”, clamó el indígena mexicano Taurino Rincón.
Eduardo Gudynas* hace una descripción del extractivismo y la matriz productiva de los llamados gobiernos progresistas de Sudamérica. El intelectual, catedrático y ambientalista propone, a la par a la crítica al modelo desarrollista, alternativas para salir del extractivismo debido a los impactos sociales, culturales, políticos y económicos que tiene para nuestras naciones.
Con la adhesión de mujeres de diferentes rincones del mundo, el 8 de Marzo Dia de la Mujer se construyó un muro colorido, solidario y fortalecido, para hacerle frente a los impactos del Extractivismo minero en las Mujeres, acción impulsada por la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de los Derechos Sociales y Ambientales.
Los bosques tropicales de Sudamérica se enfrentan a muchas amenazas. La deforestación que se está produciendo en el continente se estima entre las mayores del mundo y provoca pérdidas de hábitat, biodiversidad y cantidades enormes de carbón aislado. Aunque los culpables habituales como la agricultura, ganadería, explotación forestal se conocen de sobra, la minería de oro está expandiendo rápidamente su alcance destructivo a algunos de los paisajes más puros del mundo, según la investigación publicada esta semana en la revista Environmental Research Letters.

La labor de incidencia de Base en Centroamérica generalmente no es un trabajo que produzca muchas historias asombrosas de éxito. A menudo, más bien se compara tristemente con el esfuerzo desesperado de un debilucho de noveno grado de unos 5 pies 2 pulgadas y 100 libras que incesantemente practica su tiro en suspensión en un día de invierno, mientras sueña con jugar algún día en la NBA y que con tristeza se da cuenta de que su sueño probablemente nunca se volverá realidad. Esa metáfora podría o no ser auto-biográfica.
En un primer dictamen de una investigación que concluirá en 2016, el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) concluyó que cinco empresas mineras de Canadá y el gobierno de ese país son responsables de violar los derechos humanos en América Latina.
Investigadores de la Universidad de Puerto Rico demostraron que entre 2001 y 2013 América del Sur perdió alrededor de 1.680 kilómetros cuadrados de bosque tropical como consecuencia de la extracción de oro.