El 27 y 28 de septiembre la provincia de Islay paralizó por completo sus actividades. ¿Cuál era la exigencia? Pedir al gobierno que concrete la licitación de la represa de Paltuture, una obra postergada casi dos décadas y que debería convertirse en el primer paso para superar los graves problemas de escasez y estrés hídrico en una provincia cuya actividad principal es la agricultura.
Desde que se inició el conflicto en torno al proyecto minero Tía María, la preocupación central siempre fue el tema del agua. En la primera versión del proyecto se planteaba el uso del agua de la cuenca lo que fue rechazado por la población. Posteriormente, la empresa planteó la desalinización, sin embargo para entonces el rechazo al proyecto era total.