José Jorge Aldecoa DaviesSan Isidro, 1º de septiembre de 2009
Después de muchos años de lidiar con estos nefastos personajes, aprendí a conocerlos muy bien y hoy puedo decir que “les adivino el juego sin que me muestren las cartas”. Pero veamos el porqué de esta afirmación.
Todo comienza en el último cuarto del siglo pasado (en los años 70), cuando una de las principales entidades financieras internacionales de crédito, en un informe confidencial, les informa a sus inversores, que debido a una creciente presión social en los países del primer mundo, los gobiernos estaban cambiando las leyes de protección del medio ambiente, de tal modo que en muy poco tiempo, aquellas actividades que fueran contaminantes iban a tener que cerrar sus operaciones. Por lo tanto su recomendación fue: trasladar las operaciones contaminantes a países del tercer mundo, Sigue leyendo