Colombia

Un presidente en la niebla espesa de la política

 El presidente Juan Manuel Santos solo evitó referirse de manera directa a los precandidatos presidenciales. Pero repasó sin prevenciones, y en detalle, los picos altos de los temas más polémicos, en particular los que vinculan su gestión con Antioquia.

En esta entrevista brotaron las contradicciones, las preguntas y las reflexiones que asaltan a un mandatario que se jugó su capital político por una causa, el proceso de paz, que no acaba de validar medio país, con los costos de popularidad que ello ha implicado.

También habla de las batallas de su gobierno, muchas protagonizadas con quien de ser su jefe político pasó a estar en la orilla de la oposición, el expresidente Álvaro Uribe, tan familiar y en la entraña de los antioqueños.

NOBEL

No le hablaba a El Colombiano desde el premio Nobel. ¿Descríbame esa emoción?

Pues al principio fue una sorpresa. Inclusive, en la primera llamada yo creía que era alguien tomando el pelo, después fui como asimilando. Pero el momento, digamos más emocionante, sí fue en la entrega propiamente del Nobel. Es un espectáculo muy especial. Esa es una ceremonia a la cual el gobierno noruego le da una tremenda importancia, porque ellos dicen que es la distinción más alta que existe para cualquier ciudadano del mundo. Entonces, me sentí muy honrado y, como lo he dicho tantas veces, es un premio que recibo a nombre de todos los colombianos, sobre todo las víctimas.

¿Cómo ha sido la celebración íntima?

Yo creo que ha sido permanente, con mi familia por supuesto, con mucha gente que me ha acompañado en este proceso, con mis negociadores. Con diferentes grupos he celebrado de forma más personal, porque es una celebración merecida para ellos. Como le digo, este es un premio que se lo ganó mucha gente.

Hay contraste entre la mirada al premio Nobel a nivel internacional y en el nacional. ¿Por qué siente usted que hay esa desigualdad frente al reconocimiento?

Infortunadamente, aquí en Colombia hay una niebla, que es la niebla de la política, que distorsiona todo. Desde afuera, esa niebla no se ve. Ven las cosas con más objetividad, con más profundidad y creo que tiene mucho que ver con eso. Aquí la propia paz ha sido sometida a todo tipo de críticas, de acusaciones falsas, de tergiversaciones y eso ha calado. Eso ha calado, porque la paz no convierte a Colombia en un paraíso de un día para otro, es un proceso, y ha sido más difícil de vender de lo que yo me imaginaba.

En consecuencia: ¿hay en Colombia menos presencia del Nobel y más del Presidente? ¿O logran convivir los dos títulos?

Pues no pienso mucho en lo del Nobel. Lo que pienso es en cerrar mi gobierno que ya comienza su último año de la mejor forma posible, que la gente se dé cuenta de que efectivamente hemos avanzado, somos conscientes que falta mucho y que hemos cometido errores, de que no todo lo que prometimos lo cumplimos, pero que en su conjunto podemos hacer una balance muy positivo porque estamos como nación, como país, mejor de lo que estábamos hace siete años y ese es el gran motivo de satisfacción de cualquier gobernante.

ECONOMÍA

Preocupan las señales de alerta actuales de firmas calificadoras sobre nuestra economía y la eventual pérdida del grado de inversión, lo cual sería funesto tanto en términos de acceso a financiamiento externo, como a su costo, debido a que habría más restricciones y tasas de interés elevadas. ¿Cuáles son las acciones que usted ha considerado tomar para proteger a Colombia de una baja en las calificaciones de las firmas?

Pues lo que hemos hecho en estos siete años es, precisamente, fortalecer la economía para que nos suban la calificación y nos la han subido en dos ocasiones y lo que hemos hecho en los últimos meses, en el último año, es tomar las medidas correctas para mantener la credibilidad en el futuro de la economía colombiana. Los ajustes que hemos hecho, cómo nos acoplamos a la baja del precio del petróleo, cómo superamos la subida de la inflación. Todo eso lo reconoce la comunidad internacional, lo han reconocido las calificadoras de riesgo. Tan es así, que hemos sido de los pocos países -casi el único- de toda América Latina al que no le han bajado la calificación. La preocupación mayor es el crecimiento. Vamos a crecer este año -la última medición estuvo en un 2%-, vamos a crecer en un 2% y estamos, como lo dijimos en el pasado, sembrando la semilla para un crecimiento mayor hacia el futuro. Estoy seguro que vamos a tener un mucho mejor segundo semestre, todas las señales son positivas en ese sentido y que con un mayor crecimiento en este semestre vamos a poder mantener la calificación.

Pero, el PIB del primer semestre fue 1.2, las expectativas del que está próximo a salir son similares, el sector de las grandes superficies se ha quejado de bajo volumen en ventas. ¿Cómo crear dinamismo de consumo y, por ende, reactivar la economía?

Pero en su conjunto los indicadores son bastante positivos: las exportaciones subieron en un 25%, la inversión extranjera directa subió 8% de la última medición, las tasas de interés han bajado, la inflación ha bajado y la confianza, según Fedesarrollo, comienza a repuntar. Entonces, es un proceso, no nos podemos olvidar de que venimos del choque externo más duro que Colombia ha tenido desde la época de la gran depresión en los años 30, similar al que sufrimos después de la guerra de los mil días, a comienzos del siglo pasado. Eso no lo dice el Gobierno, lo dice Fedesarrollo, y nos ajustamos, seguimos creciendo por encima del 2%. Eso es algo que la Comunidad Internacional, el Fondo Monetario, el Banco Mundial y las calificadoras reconocen. Usted va a ciertos sectores y nota que la dinámica comienza otra vez a coger ritmo, y eso es lo que esperamos que se mantenga. Ojalá podamos tener un poco más de optimismo. El país necesita tener más fe en el futuro, porque tenemos un gran futuro.

¿Pero reconoce que hay una desaceleración en la economía?

Sin duda alguna. Reconozco que hemos tenido problemas, que el golpe a la economía fue muy duro. Lo manejamos de la mejor forma posible, no sé si hubiéramos podido tomar decisiones diferentes. Tenemos unas limitaciones fiscales, si hubiéramos podido gastar más plata pues hubiéramos generado más actividad económica pero tenemos esa restricción. En su conjunto hemos tomado las medidas que creemos eran posibles y necesarias, pero sin duda alguna, soy el primero en reconocer que la economía sufrió un cimbronazo del cual estamos saliendo afortunadamente bien.

La paz tenía el compromiso de la creación de unas nuevas oportunidades económicas. ¿Cuándo va a cumplir ese objetivo?

Eso es un proceso que se demora. El 21 de julio estuve lanzando los planes de desarrollo de enfoque territorial que diseñamos para 170 municipios que son los más afectados por el conflicto. Van a ser consensuados por las comunidades y los aplicaremos el año entrante para la recuperación de lo agrario y lo rural.

Eso se demora, porque tenemos que construir carreteras, la infraestructura necesaria y sembrar en las áreas que están aptas para sembrar, pero antes tenemos que llevar a los campesinos y darles proyectos productivos. Se trata de una oportunidad maravillosa que tiene Colombia hacia el futuro. Es posible que yo no pueda cosechar esos frutos, esos van a presentarse en el próximo Gobierno, pero sin duda alguna lo que estamos es sembrando una buena cosecha.

Independiente de que haya unas políticas de ahorro y control del gasto tenemos un déficit fiscal y una economía compleja. ¿Cómo está el “excel” del proceso de paz?

Está establecido que la implementación de los acuerdos es un proceso que va a durar 15 años, el balance va a ser muy positivo porque los beneficios de poner a producir una parte importante del territorio que antes era improductiva a la larga entrega unos beneficios enormes. Además, la hoja de ruta que tenemos determinada para los próximos años en el marco fiscal contempla las inversiones necesarias para cumplir con los acuerdos, implementar el acuerdo de paz y, al mismo tiempo, cumplir con los compromisos fiscales. Eso está contenido en los planes.

¿Teme que la época preelectoral afecte la economía?

Sí. Siempre la época preelectoral y las elecciones afectan la economía porque muchas veces pospone decisiones económicas y de inversión. Eso creo que es inevitable. Ojalá podamos rápidamente establecer que cualquiera que llegue no va a deshacer lo que se ha hecho, que es mucho, y que de pronto pueda corregir errores que se han cometido, pero que la economía colombiana va con bases sólidas y en la dirección correcta, creo que eso es algo que reconoce el mundo entero.

POLÍTICA

Estamos en plena campaña política, en medio de una polarización fuerte. ¿Cómo va el gobierno a garantizar que no va a atizar la hoguera, que va a asegurar el respeto por las ideas de los rivales, a evitar confrontaciones innecesarias, a garantizar la transparencia, la imparcialidad, que va a trabajar por neutralizar el exceso de polarización existente?

Eso es lo que hemos tratado de hacer desde hace mucho tiempo. Hemos hecho todos los esfuerzos y llamados para evitar la polarización, para que todos podamos unirnos frente a denominadores y retos comunes que tenemos. Soy el más interesado en dejar un país lo más unido posible, y lo dije en mi discurso del 20 de julio, y lo he venido repitiendo hace mucho, mucho tiempo. Ojalá podamos retomar esa famosa frase: “El país por encima de los partidos”, por encima de los egos y las vanidades.

Difícil…

Pero no es imposible.

Un cambio de gabinete impone un freno en la gestión y una curva de aprendizaje. ¿Se justifica el cambio faltando un año para terminar?

Tenga la seguridad de que no voy a poner gente que tenga que ir a aprender. Nos queda un año, creo que en este año podemos ojalá cerrar con broche de oro. Es muy importante tener gente que pueda comunicar bien, comunicar mejor de lo que hemos venido comunicando, y pueda mostrar lo que realmente se ha hecho en estos siete años. Estoy buscando una combinación de personas con esa capacidad y con el conocimiento de cada cartera. Aquí no va haber solución de continuidad, aquí lo que habrá es un equipo comprometido para poder terminar este gobierno de la mejor forma posible.

El Partido de la U inició con usted, ¿va a terminar con usted?

El Partido de la U que lo iniciamos -mire la paradoja- con el doctor Oscar Iván Zuluaga, es un partido que no ha perdido una sola elección desde que se creó y debe encontrar su norte, hay divisiones como en todos los partidos, pero espero que la sensatez impere y puedan ponerse de acuerdo para tener un papel importante en las próximas elecciones.

El Frente Nacional trajo una pacificación a un conflicto pero dicen que destruyó la identidad de los partidos políticos. ¿Qué piensa de los partidos de candidatos?

Que no es sano. No es sano porque eso es caudillismo. Yo prefiero partidos que defiendan tesis, principios, posiciones ideológicas, esos partidos a la larga son más convenientes para el funcionamiento de una democracia.

¿Cree que hoy queda algún partido de posiciones ideológicas?

Pues sí hay tendencias. No se puede decir que el partido Conservador es igual que el partido Liberal en muchos temas o que el partido de la U es igual al Polo Democrático con otros temas. Hay diferencias, sin duda alguna, pero sí hay una perseverancia de las personalidades sobre las ideas.

¿Qué consejo le daría entonces a la gente joven que quiere hacer política?

La estimularía a hacer política siempre defendiendo unos principios. Cuando uno tiene principios sólidos y una visión de lo que debe ser el papel del Estado tiene una brújula que le guía en sus actuaciones. Así ha sido a través de la historia, no solamente en Colombia, en el mundo entero.

El debate entre el presidente Uribe y usted ha dejado un país polarizado. ¿Cómo evalúa usted esta herencia?

Para mí es muy triste. Hubiera querido que el presidente Uribe y yo hubiéramos tenido una relación mucho más cordial o menos agria, tenga la seguridad de que lo he intentado muchas veces y no he encontrado infortunadamente respuesta. Todavía -le confieso- no entiendo en el fondo por qué esta situación, si hay la oportunidad para poder reconciliarme con el presidente Uribe, sería el primero que estrecharía la mano y abrazaría esa oportunidad.

Gustavo Petro dijo a El Colombiano que el Gobierno estaba utilizando la paz en este proceso electoral y que el candidato de la paz era Vargas Lleras. ¿Usted qué piensa de eso?

Me voy a poner por encima del debate político, creo que es mi obligación y además lo que le conviene al país. Qué tal el Presidente de la República respondiendo a todos los 23 candidatos que hay, el país enloquecería. No le voy a responder a ninguna acusación de ningún candidato en ningún sentido.

En una entrevista con El Colombiano dijo que Juan Carlos Pinzón era “leal a morir”. ¿Qué cambió?

Es una pregunta que se la tiene que hacer a él. Porque de boca mía no va a salir ni una sola expresión negativa contra Juan Carlos Pinzón.

Pero ya salió en la radio…

No. Si usted lo mira bien, lo escucha bien, ¿qué dije? No me voy a referir a Juan Carlos Pinzón ni a ningún precandidato. Pero sí le quiero recordar que la lucha por el poder, que es la política, saca a relucir lo peor de la condición humana. Y también porque vamos a oír a todos los precandidatos atacando al gobierno como parte del juego político y yo estaba en ese momento cubriéndome con esa manta de todos los precandidatos.

Hizo el estatuto anticorrupcón. ¿En qué ha quedado esa lucha?

En una parte que se ha destapado ha sido producto de la lucha contra la corrupción. Lo que pasa es que antes no se veía y buena parte de los grandes escándalos ha sido o por información que ha dado el Gobierno o con la colaboración del Gobierno. En eso estamos trabajando de la mano de las entidades de control en forma bastante efectiva y coordinada, esa lucha tiene que seguir. Pienso que hemos avanzado mucho. La gente cree que la corrupción es de ahora, no, la corrupción viene de antes y estamos es destapando las ollas que es la forma de luchar contra ella.

Usted no manejaba las cuentas de su campaña, de acuerdo, pero el fiscal confirmó como hecho cierto el ingreso de dineros de Obrederech en su campaña. ¿Cuál es la responsabilidad política que usted considera debe asumir?

Estoy esperando a que esa investigación llegue a fondo porque esa aseveración o esa afirmación del Fiscal no concuerda con la evidencia que hay. Me voy a abstener de comentar esa parte hasta que la investigación no termine.

¿Por qué decidió no hacer la Reforma Pensional en su Gobierno?

Porque políticamente en este momento era casi imposible de pasarla. Si hacemos un inventario las reformas que hemos hecho son muy de fondo, muy importantes para el futuro del país, pero hoy para la Reforma Pensional simple y llanamente no tenemos el capital político y ni el tiempo para poderla hacer bien, de forma oportuna y correcta.

Presidente, ¿cómo espera cerrar este año?

Espero cerrar el año bien. El segundo semestre va a ser un semestre mejor en términos económicos, en los avances que a mi tanto me interesan que son la parte social. Yo pienso que en materia de inseguridad, vamos a continuar mejorando los indicadores. Usted no se imagina -haciendo un paréntesis- lo importante, lo trascendental para la imagen de Medellín y de Colombia que fue la visita del expresidente Clinton hace unas semanas en la Comuna 13. Eso le dio la vuelta al mundo en una forma que aquí no se han dado cuenta. Pero en el mundo entero se dieron cuenta y eso lo relacionan con el proceso de paz, eso lo relacionan con lo que Colombia está haciendo y lo comparan con lo que está pasando en otras partes del mundo. Dicen: mire, Colombia fue capaz, Colombia está saliendo, mire a Colombia esa transformación tan maravillosa, mire a Clinton que vino aquí a Colombia porque yo estuve presente, yo estaba de ministro de Hacienda, hace 17 años, al lanzar el Plan Colombia, porque Colombia estaba a punto de ser declarado un Estados Unidos y hoy somos líderes en América Latina en crecimiento, en democracia, en reducción de pobreza, en indicadores sociales. Eso es algo realmente extraordinario que infortunadamente, nosotros que somos muy autocríticos, pues a veces menospreciamos.

¿Cómo se imagina a Colombia en cinco y diez años?

De cinco a diez años, superando todas estas violencias que tanto nos han golpeado, miembros de las grandes instituciones internacionales y de la OCDE compitiendo por lo que debe competir cualquier democracia seria: mejorar la educación y la salud frente a los demás países. Sobre todo, imagino un país en paz que era algo que nosotros pensábamos que nunca iba a llegar.

El Financial Times dijo que usted había ido a Cuba, entre otras, con la misión de ser mediador para pedirle a Castro el respaldo en que Maduro abandonara el gobierno de Venezuela. ¿Qué hay de verdad en eso?

El Financial Times no dijo eso. Dijo que yo había ido a Cuba -que fui- que había hablado con Castro -que hablé-. Pero no. Fui a Cuba porque estaba en mora de ir a agradecerle su colaboración como anfitrión en el proceso de paz, y en una misión comercial, me fui con más de diez empresarios. ¿Qué si Venezuela fue motivo de discusión? Claro que sí, como es motivo de discusión en cualquier reunión, con cualquier funcionario, en cualquier parte del mundo, porque Venezuela es el problema más grave que tiene América Latina.

¿Qué significa para usted la visita del Papa Francisco?

Es importantísimo. El Papa ha sido para mí una persona muy especial que desde la primera vez que nos vimos me ofreció todo su apoyo. Y así ha sido, y lo que viene a hacer es lo que Colombia necesita. Él siempre viaja con un propósito y le puso el nombre de su visita a Colombia “El primer paso hacia la reconciliación”. Entonces, ojalá que la visita del Papa nos haga reflexionar a los colombianos sobre la necesidad y la importancia de reconciliarnos, de dejar los odios a un lado, de dejar esa polarización, de dejar esa sed de venganza. Si pudiéramos reconciliarnos, respetando las diferencias… este país es un país maravilloso, es un país lleno de riquezas.

TECNOLOGIA

¿Qué políticas está desarrollando el Ministerio Tic para que las normas que rigen la libertad de expresión en la Constitución se apliquen también a las nuevas tecnologías?

Soy un gran defensor de la libertad de expresión y lo he sido toda mi vida. Fui a defender la libertad de expresión ante Pinochet en Chile y ante los hermanos Ortega en Nicaragua en la época de las grandes dictaduras. Prefiero un exceso, como decía Belisario Betancur: “Una prensa desbordada que una prensa amordazada”, una libertad de expresión desbordada que una libertad de expresión amordazada. Entre menos intervenga el Estado en ese tipo de situaciones, mejor. Que sean los propios interesados, en caso de los medios, los que se autorregulen. Cuando uno comienza a intervenir, a decir qué es verdad y qué no es verdad, qué es odio y qué no es odio, generalmente eso sale mal. Entonces el Ministerio de las Tics tiene unas políticas generales. Coincidencialmente hace diez días estuve con los dueños de Facebook y Google discutiendo este tema y ellos decían: vamos a ver cómo nos autorregulamos, porque somos los más interesados en que no nos regulen los Estados.

Que los Estados regulen es a lo único que le tienen miedo…

Entonces, les dije: estoy de acuerdo con ustedes.

¿Pero usted nos ha dicho en varios discursos a los medios que tenemos una responsabilidad sobre el negativismo del país?

Sí.

¿En qué se basa esa afirmación?

Lo digo como periodista, porque fui periodista buena parte de mi vida, que la responsabilidad de los medios, entre muchas, está en que tienen que ser equilibrados en la presentación de las noticias. Uno siempre puede escoger las noticias que quiere publicar y si escoge siempre todas las negativas, genera una dinámica de pesimismo. Hay muchas noticias positivas y un buen equilibrio es lo más sano para el país. Lo digo como un gran defensor de la libertad de prensa, lo digo como periodista. Una dinámica de pesimismo no le conviene a nadie.

¿Piensa igual frente al sector privado? Caso Uber, Airbnb, etc.?

El gran desafío de cualquier gobierno, no solamente el colombiano, es acoplarse a los avances tecnológicos, a las nuevas condiciones. Estas nuevas realidades traen fricciones y es responsabilidad del gobierno tratar de dirimir esas fricciones. A veces la mejor solución es no intervenir, pero otras veces sí hay que hacerlo. Todo depende de cada situación, pero qué difícil es mantenerse al día en materia de regulación con una tecnología que cambia tan rápido, es un gran reto para el Estado.

ANTIOQUIA

¿Ha expresado que esperaría más reconocimiento de Antioquia?

Es cierto, he hecho mucho por Antioquia, tengo un gran amor por Antioquia y siento admiración por los antioqueños. La inversión que este gobierno ha hecho en Antioquia ha sido la más alta en la historia, tres veces más que el gobierno anterior, y eso se ha traducido en cosas tangibles muy importantes. Por ejemplo, hay cerca de 400 mil antioqueños que salieron de la pobreza, hay cerca de 165 mil que salieron de la pobreza extrema. En salud, cuando llegamos al gobierno había 790 mil antioqueños que no tenían derecho a enfermarse porque no estaban cubiertos por el sistema, hoy están cubiertos. En vivienda, hemos construido 27 mil viviendas equivalentes a todo el municipio de Rionegro, con dinero del Gobierno. En agua, el elemento básico, le hemos dado alcantarillado o acueductos a Turbo, San Vicente Ferrer, San Juan de Urabá, Caucasia, Puerto Berrío, Apartadó, Envigado, Cisneros, San Pedro de los Milagros. En educación, más del 10% de los “ser pilo paga” vienen de Antioquia, además la calidad de la educación ha aumentado sustancialmente. En tecnología, hoy ya tenemos todos los municipios de Antioquia conectados con fibra óptica y banda ancha, con excepción de Vigía del Fuerte, cuando llegamos había cero municipios con 4G, hoy hay 70 conectados, también encontramos que había 18 líneas por computador y hoy hay 4 líneas por computador. En infraestructura, de los 32 proyectos grandes de las 4G, 9 están en Antioquia, 3 hacia el Pacífico (Pacífico I, Pacífico II, Pacífico III), 3 hacia Urabá (Mar I, Mar II y el Túnel del Toyo), los túneles que se están construyendo uno hacia Caucasia y dos hacia el Eje Cafetero. Dos hacia Puerto Berrío. Eso suma 14 billones de pesos que comprometen al Estado en 20 billones con el sector financiero. Es algo realmente muy importante. Aparte de eso lo que estamos haciendo en el Aeropuerto de Rionegro, en el Olaya Herrera y Carepa. Y podría seguir… Eso demuestra mi amor por Antioquia.

¿Entonces qué pasa?

No sé. Pensaría que tengo que venir más a Antioquia a mostrar lo que hemos hecho. Realmente no entiendo y me duele mucho cuando veo esa desfavorabilidad que tengo en Antioquia, me pregunto por qué, tal vez por la polarización, tal vez porque mi contradictor ha sido el presidente Uribe y pues es de aquí. Pero no le encuentro la racionalidad a esa situación.

¿Están garantizadas las finanzas de las 4G?

Sin duda, sí.

El tranvía de La 80 es otro tema pendiente…

Ese lo está negociando el Ministro de Hacienda con el Alcalde y estamos viendo cómo podemos ayudar. Pero le confieso que el resto de los departamentos me están diciendo: mire, es que por qué tanto para Antioquia y no para nosotros, pues ahí hay un factor de equidad que tenemos que tener en cuenta, pero si se encontraran los recursos, y creo que se van a encontrar, vamos a ayudar en el tranvía.

¿El tema de Belén de Bajirá tuvo un manejo adecuado por parte del ministerio del Interior?

Hicimos lo que teníamos que hacer y es cumplir con la Constitución, la solución que se encontró es la solución que una democracia ofrece para ese tipo de diferencias, que es acudir a la instancia que debe decidir y que, en este caso, es el Consejo de Estado. Vamos a esperar lo que diga el Consejo de Estado.

Pero el Igac publicó ya un mapa…

Lo que hizo fue cumplir con la ley. No tomó ninguna decisión diferente a la que la ley le obligaba.

¿Conocía el Gobierno Nacional las conversaciones sobre un proyecto de sometimiento que se daban entre el secretario de Seguridad, Gustavo Villegas, la Fiscalía y abogados de La Oficina de Envigado?

No conocía las conversaciones de Gustavo Villegas con La Oficina de Envigado, lo que sí le puedo decir es que tanto el Alcalde como el Gobernador me habían informado que La Oficina de Envigado estaba lista a negociar y les dije: aquí negociación no puede haber porque es una banda criminal, que se tiene que someter a la justicia y eso tiene que ser con la Fiscalía.

Pero el punto 3.4.13 del Acuerdo de Paz obliga a la creación de proyectos de sometimiento de organizaciones ilegales. ¿Esto se va a hacer? ¿Bajo qué principios?

La Fiscalía en su buen saber y entender puede someter a la justicia y dar beneficios a una banda criminal, y eso es lo que se está buscando, que se sometan a la justicia. Depende de las condiciones del sometimiento, la Fiscalía da o no unos beneficios, pero eso es totalmente diferente a una negociación política, como la que hicimos con las Farc.

¿Tiene el alcalde Gutiérrez el apoyo que necesita en el tema de inseguridad en Medellín?

Lo ha tenido total, y él mismo me lo ha expresado, me ha dado todo el agradecimiento porque Medellín siempre han tenido un gran apoyo del Gobierno. Esta ciudad es para nosotros también un laboratorio de políticas efectivas para aplicar en otros lugares. Por ejemplo, trajimos al exalcalde de Nueva York a introducir un sistema de puntos rojos que fue la innovación, muy efectivo y que hoy estamos usando en otras partes. En fin, la respuesta es sí, tiene todo el respaldo.

MEDIO AMBIENTE

Varias comunidades han votado como sociedad en contra de la minería, pero finalmente el subsuelo le pertenece al Estado. ¿Cómo piensan resolver ese reto?

Este gobierno ha sido muy responsable ambientalmente, hemos protegido cerca de 24 millones de hectáreas y creo que vamos a terminar el gobierno con más de 26, estamos delimitando todos los páramos. La política ambiental, aparte de haber creado un Ministerio del Medio Ambiente, está siendo reconocida mundialmente. Fuimos los promotores de las soluciones de desarrollo sostenible. Fuimos muy activos en la discusión del cambio climático, eso es algo que a Colombia le conviene porque somos muy vulnerables frente al mismo. Pero también creo que no podemos excedernos en prohibir la minería cuando la minería es responsable, por eso vamos a presentar un proyecto de ley que limite muy bien y que cualquier proyecto minero que se haga con la responsabilidad necesaria continúe, pero no prohibir la minería, que es, ha sido y seguirá siendo una fuente importantísima para los logros sociales que hemos tenido.

Los cultivos de coca están creciendo. ¿Qué podemos esperar?

Los cultivos crecieron en los años 14, 15 y 16. Crecieron por una expectativa que se conoció desde el 14, inclusive desde antes, que iba a haber una retribución o algún tipo de beneficios para los cultivadores de coca en los Acuerdos de Paz, porque vamos a sustituir los cultivos ilícitos por cultivos lícitos y eso es una consecuencia perversa del acuerdo. Pero lo importante ahora es que por primera vez tenemos la oportunidad de encontrar una solución estructural y definitiva, porque podemos llegar a esos sitios para hacer una sustitución real, antes no y eso es lo que estamos haciendo. Tenemos convenios con 86 mil familias que representan cerca de 51 hectáreas. Estamos erradicando otras 50 mil forzosamente, ya llevamos 23 mil, y eso nos va a permitir reducir en 100 mil hectáreas, y al mismo tiempo se han incrementado las incautaciones de cocaína y la destrucción de laboratorios, en un porcentaje muchísimo mayor al aumento de los cultivos de coca. Se va a comenzar a ver una solución estructural por primera vez en 40 años.

PAZ

¿Se adelantó el Gobierno a hacer la ceremonia de la firma de Cartagena? ¿A ésta la afectó la votación del plebiscito?

No le sabría responder esa pregunta, de pronto es cierto. Quizás fuimos muy triunfalistas, pude haber pecado en ser demasiado optimista. Nunca pensé -le confieso- que el NO fuera, por una mínima expresión, a ganar. No estaba en mi radar, y cuando uno mira para atrás por supuesto que dice “nos equivocamos aquí o allá”. Pudo haber sido que nos equivocamos en lo de Cartagena. Pero creo que a la larga fue hasta mejor, porque nos permitió mejorar los acuerdos, incorporar muchas de las preocupaciones de los que votaron por el NO, aclarar muchas de las cosas que no estaban y decían que sí estaban, luego tenemos un mejor acuerdo del que teníamos antes.

Otro momento histórico que vivió con preocupación fueron esas últimas dos semanas, en las cuales incluso le pregunté a Sergio Jaramillo y a Humberto de la Calle, porque el proceso de paz venía con mucho rigor, como con una disciplina metodológica muy evidente y en las últimas dos semanas aparecieron políticos allá, selfies… Veía uno imágenes en las que incluso los negociadores que tenían toda la tradición no aparecían en las fotos, no estaban en las reuniones y ellos lo reconocieron así, me atrevo a unirlos a los dos: como que el espíritu del acuerdo estuvo, pero que sí hubo unos ruidos ahí. ¿Qué pasó en estas dos últimas semanas?

El cierre de un proceso de esta naturaleza es lo más difícil, porque hay que superar una palabra que es clave que es la desconfianza, eso lo asemejan al paracaidista que se va a lanzar por primera vez, el que entra en pánico, y ahí se requiere un ambiente especial para poder cerrar. Entonces continuar con el mismo rigor que traíamos iba a prolongar eso muchísimo tiempo. En cierta forma se introdujo sangre nueva, un ambiente nuevo para poder cerrar. Ese fue un consejo que a mí me dieron muchos de los que participaron en situaciones similares en otros países que a lo último usted va a tener que hacer algunos cambios en la forma de negociar y en el ambiente, para poder realmente cerrar, eso fue lo que sucedió.

¿Se cedió en esas dos semanas más de la cuenta?

No, todo lo contrario, creo que este acuerdo es muy favorable para el Estado colombiano. Se debe comparar lo que las Farc estaban pidiendo hace seis años y lo que se logró en el acuerdo. Ellos entregaron las armas, se sometieron a nuestra Constitución, que estaban combatiendo, a nuestras leyes, que estaban combatiendo, a que los cuidaran los soldados que estaban combatiendo y que el costo para la sociedad colombiana es un costo mínimo cuando mide uno lo que le ha significado esta guerra a Colombia.

Iván Márquez dice que dejemos de preguntar por los menores de edad que las Farc no han devuelto. ¿A usted le parece que ese es un tema menor y que se debe abandonar?

No. No es un tema menor, no se debe abandonar. A ellos lo que les han dicho es que cada menor que entreguen es una autoincriminación, entonces prefieren entregarlos por otros caminos, pero por supuesto que no es un tema menor.

Presidente su paloma. El día siguiente de entregar la presidencia ¿dónde va a estar esa paloma?

Esa paloma estará en mi mesa de noche… de pronto. El 7 de agosto, en un año, pues ya no tiene ningún sentido mantenerla.

“No tiene ningún sentido”. ¿Está seguro?

Porque ya no estaré en la Presidencia. Estaré con otra responsabilidad y le corresponderá a mi sucesor continuar con las políticas. Lo que espero es que lo haga bien, que acierte, y cualquier granito de arena que pueda poner para que acierte y que lo haga bien, contará conmigo.

¿Qué partes del acuerdo de paz siente que pueden estar en riesgo en manos de un sucesor?

Me parece que a mi sucesor si quiere echar para atrás el acuerdo, le va a quedar difícil porque en un año ya estará funcionando la justicia transicional, estarán funcionando los programas de desarrollo con enfoque territorial y se estarán viendo las obras. Entonces, creo que a nadie se le puede ocurrir echarse para atrás, eso no tiene ningún sentido. ¿Qué tal volver a armar a las Farc para que se vayan al monte? Eso a quién le puede caber en la cabeza. Esperaría que el sucesor lo que haga es construir sobre lo construido. Lo construido es ni más ni menos que terminamos un conflicto armado, tenemos un país para construir la paz. La paz se construye poco a poco y lo que mi sucesor puede hacer es construir sobre esto que le dejamos en lugar de destruirlo, que sería bastante irracional, y que, además, no va ser posible hacerlo.

Hay “dos colombias”, la rural y la urbana. ¿La urbana está entendiendo la dimensión de lo que ocurre en lo rural con el Proceso de Paz?

Le doy dos ejemplos: estuve en Morelia, Caquetá. Usted no se imagina la gente tan entusiasmada en todo Caquetá que es el departamento con mayor número de víctimas proporcionalmente hablando. Estuve hace tres días en Rosas, en el departamento del Cauca. Hice un recorrido para un campesino que está firmando el acuerdo para sustituir cultivos de coca, un recorrido que el Ejército, me lo dijo el propio comandante, no hacía hace un año por falta de seguridad, pero la felicidad de la gente, de lo que está pasando es impresionante. Eso no lo perciben aquí en Medellín o en Bogotá, ni en las grandes ciudades. Lo que aspiro es que eso poco a poco cuando se disipe esa neblina de la que hablaba al principio, cuando se den cuenta de que efectivamente la paz sí es real y tuvo mucho impacto, aunque no lo suficiente, espero que eso nuevamente se pueda prolongar en el tiempo. La entrega de la última arma de las Farc, la gente nunca pensó que eso fuera posible. Esto es un proceso y creo que la gente en las ciudades, poco a poco, se está dando cuenta de que efectivamente este era el camino correcto y aspiro que eso se consolide para siempre.

Colombia tiene un potencial agraria importante, ¿por qué no ha sido un tema esencial de las políticas de los presidentes de los últimos años?

Entre otras, por la presencia del conflicto. El conflicto impedía que el Estado realmente llegara a donde nadie quería construir una carretera, ni quería hacer una inversión, porque decía “esto está dominado por las Farc y la guerrilla”, esa es la gran oportunidad que el fin del conflicto nos da. Este es un país con un potencial enorme para producir más alimentos en un mundo que cada vez está más preocupado por saber de dónde van a salir esos alimentos, por ejemplo la China, la India e Indonesia. Eso es algo que si somos conscientes, la gente empieza a ver el potencial de la agroindustria. Entre otras, el turismo se está disparando y se va a disparar muchísimo más.

Pero el futuro de la agroindustria es masivo, no de pequeñas parcelas…

Pero mire la cosa tan increíble, las propias Farc están aceptando el principio de la asociación productiva de los grandes empresarios con los pequeños, y eso es lo que están buscando y promoviendo, porque ellos se dieron cuenta de que la pequeña unidad por sí sola es inviable. Lo que tenemos que hacer es esa gran sociedad entre los campesinos y los grandes empresarios, y por fortuna tenemos campo para todos. Lo que tenemos es tierra aquí en Colombia.

¿Vamos a tener buenas noticias con el Eln?

Entré al proceso de paz con las Farc con un altísimo grado de escepticismo y me fui convenciendo de lo contrario. Entré al proceso de paz con el Eln también con un altísimo grado de escepticismo, pero todavía no me han convencido de lo contrario, espero que me convenzan pronto.

PERSONAL

Una vez terminada la presidencia, ¿qué sigue para el Presidente?

Voy a tomar la vida con calma. No voy a continuar en la política.

¿Nada, cero?

Uno nunca debe decir nunca, pero mi intención no es continuar en la política, no me quiero prolongar en el poder, no quiero interferir, no quiero ser palo en la rueda de mi sucesor, si puedo ayudar en alguna forma lo ayudo, pero sin intervenir en la política. Posiblemente me dedique a lo que siempre he querido: a dar conferencias y a enseñar, a ser profesor.

Sus hijos han empezado a acompañarlo en sus actividades. ¿Los ve haciendo política en el futuro?

Espero que no. Hacer política es muy satisfactorio en cierta forma, pero también muy ingrato en otras. No es fácil, el solo hecho de ser hijo del Presidente es un handicap muy alto para hacer política pero por supuesto cada cual tiene su forma de decidir, no los voy a vetar pero espero que no se metan a la política.

¿Qué sigue para el Nobel?

Ayudar en la medida que pueda a la solución de conflictos en otras partes del mundo. Ya me lo han pedido, y si puedo en alguna forma compartir la experiencia que tuvimos en Colombia con otros países para que solucionen sus conflictos, lo haría con gusto.

Qué sigue para el hombre?

Gozar mi familia, que es uno de los grandes sacrificios en la vida pública.

¿Ser abuelo?

Espero ser abuelo pronto. Mi hija se casó y mis hijos están en la edad, pronto se podrán casar, y me dicen que el “abuelazgo” es de las cosas más maravillosas, lo espero con ansiedad.

En época de hashtags, ¿con cuál quiere ser recordado?

Que simplemente recuerden que por aquí pasó un presidente que hizo lo mejor que pudo, que logró entregar un país mejor del que encontró, con eso me voy a mi tumba muy tranquilo.

Tiene un año, ¿lo veremos más en Antioquia?

Por supuesto, y a ver si puedo, en alguna forma, reconquistar el corazón de los antioqueños.

Fuente:http://www.elcolombiano.com/colombia/entrevista-con-juan-manuel-santos-sobre-su-ultimo-ano-de-gobierno-FX7055447